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lunes, 7 de noviembre de 2011

Democracia sólo en nombre

American Curios
David Brooks
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En Estados Unidos el dinero se concentra en manos de poca gente y esa distribución de ingreso y riqueza amenaza con hacernos una democracia sólo de nombre, advierte el economista premio Nobel Paul Krugman. En la imagen, manifestantes de Ocupa Wall StreetFoto Mike Fleshman

Nuestros políticos son poco más que lavadores de dinero en el tráfico de poder y político; poco menos de seis grados de separación del espíritu y tácticas de Tony Soprano, afirma el gran periodista veterano Bill Moyers. Agrega que “no hay misterio en el porqué el Parque Zuccotti (Plaza Libertad) está lleno de gente. Los reporteros siguen rascándose la cabeza y preguntando ‘¿por qué están aquí?’ Pero está claro que están ocupando Wall Street porque Wall Street ha ocupado el país”.

Moyers, en un discurso sobre el tema, comenta que muchos se preguntan por qué los manifestantes no canalizan su energía al ámbito partidista electoral y señala que la democracia no está funcionando en este país, con líderes de ambos partidos a la defensa de los más ricos, o como el presidente Barack Obama, que acepta sus donaciones mientras sólo en retórica denuncia a Wall Street y la cúpula económica.

Llevamos a cabo elecciones sabiendo que es poco probable que producirán las políticas que la mayoría de estadunidenses favorece. Nos expresamos, escribimos, abogamos, pero aquellos en el poder se mantienen sordos y ciegos a nuestras aspiraciones más profundas. Solicitamos, instamos y hasta oramos; aun así el mundo, que es nuestra tierra común, que debería ser entregado en buenas condiciones a las próximas generaciones, continúa siendo saqueado, declara Moyers.

Los hechos lo comprueban

Más de 14 millones están desempleados, otros 10 millones no encuentran empleo pleno, uno de cada 6 estadunidenses está en la pobreza, más de 6 millones han perdido sus viviendas por la crisis hipotecaria y más, mientras que el 1 por ciento más rico multiplica sus ingresos y controla cada vez más la riqueza nacional (ya controla el 40 por ciento), sobre todo los vinculados al sector financiero.

Los bancos más grandes son aún más enormes hoy día que cuando Obama asumió la presidencia y están recuperando los niveles de utilidades que gozaban antes de la recesión de 2008, mientras las casas financieras de Wall Street han logrado generar más utilidades en los primeros dos años y medio de Obama de las que ganaron durante los ocho años de la presidencia de George W. Bush, reportó el Washington Post este fin de semana.

La industria financiera –Wall Street– logró esto después de ser rescatada del colapso con miles de millones en fondos públicos y políticas del gobierno que permitieron que recuperara su posición prominente en la economía. Pero en lugar de utilizar toda esta asistencia pública para regenerar el crecimiento económico, las empresas financieras regresaron al mismo juego del casino que provocó la peor crisis desde la gran depresión. El gobierno no fue tan generoso en su apoyo de los millones de trabajadores que están pagando los costos de la crisis.

Con todo esto no se necesita mucho más para explicar por qué el movimiento Ocupa sigue creciendo.

Todo un elenco de figuras –tanto liberales como conservadores– intentan una y otra vez reducir o descartar la relevancia del movimiento. El columnista conservador David Brooks (ninguna relación con este reportero) del New York Times intenta desde su trono de observación, empapado de arrogancia intelectual, reducir el movimiento a algo sin brújula, poco serio, y hasta poco radical. Otros lo comparan con otros movimientos en India y otros lugares, para señalar que aunque son válidas sus motivaciones, no saben ser serios en promover cambios. Otros más indican que mientras no entiendan que tienen que trabajar dentro de los esquemas político-electorales de este país no podrán hacer mucho. Y otros insisten en que sin formular demandas concretas no lograrán ser más que una expresión de protesta.

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