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miércoles, 1 de septiembre de 2010

Intromisiones inauditas de Estados Unidos en Cuba

Luís Carreras Martorell

Las operaciones de la CIA contra la Revolución Cubana siempre estuvieron presentes en las políticas de Estados Unidos para derrotar el proceso de liberación de la isla
Resumen Latinoamericano/Prensa Latina - Investigaciones recientes confirman que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos infructuosamente trató de espiar a los soviéticos en Cuba en 1960. También se ha comprobado que los tres estadounidenses detenidos ese año en el edificio habanero del Retiro Médico, cuando intentaban espiar a la agencia de prensa china (XINHUA), eran en realidad importantes oficiales de la CIA. En efecto Daniel Lester Carswell, uno de los convictos de la Causa 474/1960, por delitos contra la integridad y estabilidad de la nación, ingresó a Cuba como turista en 1960 portando documentos de identificación falsos, cuando era en realidad David Lemar Christ, un especialista técnico de alto nivel, fundador de la Rama de Física Aplicada en la División de Servicios Técnicos de la CIA.

Se le consideraba entonces un innovador, promotor de la fabricación de dispositivos electrónicos de última generación para la CIA, con la que tenía desde 1956, un amplio historial de servicios con sensibles misiones cumplidas en Japón, Formosa, Corea, Berlín, Uruguay, Argentina, Chile y Panamá.
Christ, que en 1957 era ya el jefe de la Rama de Operaciones de Audio de la División de Servicios Técnicos, fue secundado en la operación contra la XINHUA por otros dos especialistas técnicos a los que también les fueron asignadas identidades ficticias y fachada de turistas, solo reveladas por la CIA pasados más de 10 años. Se trataba de Thortón J. Anderson, que ingresó a Cuba haciéndose pasar por Eustace H Danbrunt, y Walter Szumisnky, quien respondía por el falso nombre de Edmund Konrad Taransky.

Bajo la dirección del oficial CIA Robert L. Neet, llegado a Cuba el 14 de agosto de 1960 y acreditado en la embajada estadounidense como funcionario en tránsito, y con el apoyo de otros oficiales de la CIA con inmunidad diplomática, para el 30 de agosto ya habían instalado los micrófonos y transmisores en los locales de la XINHUA después de taladrar clandestinamente orificios desde un apartamento superior colindante.


Según testimoniara el Coronel (R) Ramón José Oroza Naverán, participante directo en estos hechos por parte de los órganos de la seguridad del estado: “Ya tenían empotrado en la pared el botiquín donde estaba instalado el transmisor. Con eso concluían su trabajo y se marchaban de allí. Los detuvimos y ocupamos la técnica. El Presidente estuvo allí. El micrófono era del tamaño de un alfiler. Los chinos no tenían ninguna posibilidad de descubrir algo así instalado en el techo de su oficina.

Cuando pusimos la grabadora se escuchaba un ruido atronador en aquel local por la alta sensibilidad del micrófono”.
Esta no sería la primera instalación clandestina en Cuba de dispositivos de transmisión y escucha por parte de la CIA. En mayo de 1960, con la inmunidad e impunidad conferida por su designación oficial como diplomático, la CIA radicó en Cuba a Melvin Beck, jefe del Staff de América Latina en la División de la Unión Soviética del Directorio de Planes de la CIA, principalmente para espiar contra los soviéticos. En la práctica, la actividad de Beck estuvo dirigida a verificar en el terreno las informaciones que poseía la CIA, relativas a la presencia en Cuba de funcionarios y especialistas de la Unión Soviética, fundamentalmente los vinculados con la actividad diplomática, militar y de seguridad. Entre julio y agosto Beck organizó la instalación clandestina de micrófonos en el penthouse del entonces Hotel “Rosita”.

La CIA presumía que en el “Rosita” serían emplazadas las oficinas de la embajada soviética en Cuba, y que en el penthouse podía ser ubicado el despacho del embajador, o al menos una sala de reuniones. En esta misión, lo asistió de manera activa el oficial CIA acreditado como diplomático en nuestro país, Robert D. Wiecha, quien le facilitó a uno de sus principales espías reclutados en Cuba: el contrarrevolucionario Alfredo Izaguirre de la Riva, sobrino nieto del ex propietario del Hotel Rosita.

Para la instalación de los micrófonos y los transmisores necesarios, vinieron dos especialistas de la División de Servicios Técnicos de la CIA: “Se encontraban alojados en el hotel, se me presentaron como Claude y Ralph, el primero como de unos 35 años, seis pies, pronunciadas entradas en el pelo (castaño) sin bigote (...) después de una inspección previa del lugar instalaron dos micrófonos con dos transmisores en el techo de celotex del despacho del segundo piso del penthouse, según se me dijo en sistema binaural, o sea de frecuencias distintas los transmisores, pero en la misma habitación...”, testimonió Izaguirre durante los interrogatorios cuando fue detenido por otras actividades contrarrevolucionarias un año después.

Al final la operación fue un fracaso, pues la embajada de la URSS nunca fue ubicada en el Hotel “Rosita”. Paradójicamente en el mes de agosto del propio año 1960 el embajador soviético en Cuba establecería su residencia en el Country Club, a escasos metros de la casa donde Beck vivió su último mes en Cuba. Si bien las fechorías de Beck no fueron detectadas, no ocurrió lo mismo con la operación ejecutada por la CIA contra la XINHUA.

El 15 de septiembre después de ser sorprendidos in fraganti Carswell/Christ, Danbrunt/Anderson y Taransky/Szumisnky, fueron arrestados de conjunto con Marjorie Lennox, de la estación local de la CIA, que estaba cumpliendo misiones de apoyo. Neet y Mario Nordio, otro agente de la estación local de la CIA reclutado expresamente para esta operación, fueron interceptados y arrestados en los alrededores del lugar de los hechos. Neet y Lennox fueron liberados a escasas horas de su detención, tomando en cuenta su condición de diplomáticos acreditados. Luego abandonaron el país junto a Carolyn Stacy el día 16 de septiembre. Poco después los seguirían Wiecha y Beck.

Los técnicos Carswell/Christ, Danbrunt/Anderson y Taransky/Szumisnky, sin inmunidad diplomática, fueron juzgados ante un tribunal militar. Antes de la celebración del juicio, la CIA temía que los detenidos confesaran la verdad a los órganos de la seguridad del estado, sobretodo porque Christ desde 1957 hasta el momento de su detención, conocía en detalle todas las investigaciones desarrolladas en relación con medios de escucha secreta así como la existencia de determinados equipos y operaciones clandestinas en terceros países. Ese agente estaba también al tanto de la ubicación a nivel mundial de todos los técnicos de audio de la CIA. El juicio comenzó el 18 de diciembre de 1960 en la fortaleza de La Cabaña donde los implicados fueron acusados por un fiscal militar de delitos contra la integridad y estabilidad de la nación.

El 11 de enero de 1961, Christ y sus dos colegas técnicos fueron encontrados culpables de los cargos imputados y condenados a 10 años de privación de libertad. Mario Nordio fue expulsado del país. La Operación XINHUA, fue otro estruendoso fracaso de la CIA en Cuba. Al final, la Revolución fue magnánima con los principales implicados, ya que a pesar de la gravedad de los delitos cometidos, fueron liberados cuando solo habían extinguido dos años y cinco meses de la condena. *El autor es profesor universitario y especialista del Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado (CIHSE).

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