El Salvador
Introducción
Hace unas semanas, la prensa salvadoreña reportó una manifestación en
la cual participaron -conjuntamente- ex soldados del ejército y ex
guerrilleros del FMLN. Siendo así como, los enemigos a muerte durante
la guerra civil, ahora unidos en una especie de frente común, hacen
presión para que una ley llamada la ley del veterano sea sancionada. El
caso a señalar es que hoy como ayer, el saldo de la manifestación fue
de varios heridos y decenas de detenidos.
En este ensayo nos
cuestionamos sobre las causas que pudieron motivar a la ex guerrilla,
en un gobierno dirigido por sus ex aliados del FMLN, a activar -de
nuevo- la acción directa para reivindicar sus derechos. Y para ello,
tres temas serán explorados: 1) el encuentro entre el movimiento
popular y el FMLN histórico (FMLNH); 2) la ruptura entre el FMLN
electoral (FMLNE) y el FMLNH; y 3) el FMLNE versus el FMLNH.
El FMLN histórico: el encuentro
Contaba el poeta salvadoreño Roque Dalton que viviendo en un país
europeo, cuando se refería a El Salvador, él no dejaba de sentirse como
si de un fantasma hablaba; puesto que ahí, nadie sabía que ese país
existía. El caso a anotar es que a principios de los años 70 del siglo
pasado, El Salvador iba a conocer una doble crisis: 1) la crisis de la
vía electoral para acceder al poder y 2) la crisis estructural del
régimen militar dominante. Doble crisis que, al combinarse, pondría en
el centro de las discusiones del movimiento popular, una temática
central: la toma del poder. Tema crucial que, a su vez, iba a abrir una
nueva coyuntura histórica para El Salvador; puesto que, ante el
desgaste de la vía electoral para reformar el sistema en plaza, una
parte del movimiento popular pasaría a desafiar, a través de la lucha
armada, a la dictadura militar. Iniciando con ello lo que sus
partidarios llamarían: la guerra justa.
Guerra justa en la
cual los y las salvadoreños(as) escribirían, en la historia de los
movimientos populares del siglo XX, una de las páginas más bellas de
heroísmo y generosidad revolucionaria. Lo cual hizo que muchos pueblos
alrededor del mundo, ante la determinación popular, se solidarizaran
con su lucha. El Salvador, en plena guerra fría, pasaba así de país
ignorado a ocupar una plaza central en la geopolítica mundial de ese
momento histórico.
En cuanto a la izquierda, que, con el
tiempo, forjaría el proyecto histórico del FMLN, es necesario anotar
que la vemos como la depositaria de toda una larga tradición de lucha.
Tenemos así que, desde una perspectiva histórica, el año 1832 fue
marcado por una gran rebelión indígena dirigida por Anastasio Aquino.
1932 fue el año de la última gran insurrección indígena inspirada por
el dirigente de orientación comunista Agustín Farabundo Martí.
1972-1977 marcan un hito en la historia politica de El Salvador. Pues
fue en esas fechas que la dictadura militar (fundada en 1932 por el
general Maximiliano Hernández Martínez) pierde su fachada democrática y
opta abiertamente, con el fin de mantenerse en el poder, por violar
sistemáticamente los derechos humanos de los salvadoreños.
La
importancia de los últimos años mencionados -o sea 1972-1977- reside en
el hecho que, en esas fechas, en dos elecciones presidenciales
sucesivas, la Unión Nacional Opositora (UNO) -un partido político de
orientación reformista- fundada en una amplia alianza popular, gana
esas dos contiendas. Pero como siempre había sido el caso, fueron los
militares que impusieron a sus candidatos. Sólo que esta vez el
movimiento popular no se desmoviliza sino que, al contrario, ante el
fraude y la represión, opta por radicalizar sus luchas.
Y fue
así como, en El Salvador, los hechos históricos de carácter traumático
se acumulaban más y más. Hasta el punto que el mismo régimen militar,
ante una situación incontrolable, entraba en franca agonía. Y fue
precisamente, en ese momento, que en El Salvador surgían las primeras
células de la guerrilla urbana, integrada por hombres y mujeres que
hicieron gala de audacia revolucionaria, puesto que, más bien, armados
solamente con sus utopías, un día decidieron ir, al asalto del cielo.
Consiguiendo, paso a paso, con férrea voluntad, forjar un amplio
movimiento popular que, en función de la lucha revolucionaria, sería
unificado alrededor de 3 objetivos fundamentales: 1) hacer de la lucha
armada, el método principal de la lucha politica; 2) terminar con el
Estado pro-oligárquico y 3) reorganizar, en función de los intereses de
las grandes mayorías de El Salvador, la forma de producción y de
redistribución de la riqueza.
Y para llevar a buen termino
esa misión, los sectores populares con sus líderes fundan el FMLN.
Surgiendo de esta forma, otro proyecto de sociedad. Siendo así como en
El Salvador, dos proyectos de sociedad iban a enfrentarse en una larga
y sangrienta guerra civil total.
El FMLN electoral: la ruptura
El 16 de enero de 1992, las élites dirigentes de la Alianza Republicana
Nacionalista (ARENA) y del FMLN, “con la cooperación de la Organización
de las Naciones Unidas (ONU), en uno de sus mejores trabajos por la paz
en el mundo” (1), ponían fin a la guerra civil de El Salvador.
Considerando que, en ese país, la guerra civil alcanzó niveles
inauditos de terror y muerte, inevitablemente, una pregunta se nos
plantea: ¿En cuanto a la ARENA y el FMLN, cuál pudo haber sido el punto
de inflexión que las llevo a des radicalizar sus posiciones y ya así,
convergentes y tolerantes, lograr abrir el espacio político que les
permitió, a través de un pacto político, pacificar el país?
Para nosotros el punto de inflexión se habría producido cuando la élite
dirigente de la ARENA logra, en el contexto de los tratados de paz, que
la cúpula dirigente del FMLN no cuestione más la forma de producción y
de redistribución de la riqueza (2) (3). Siendo de esta forma cómo las
élites areneras habrían promovido una dinámica que, en términos
gramscianos, la podríamos definir como aquella en donde “la forma de la
dominación cambia, pero no su contenido”.
Formulación
gramsciana que creemos constituye una noción clave para entender una
hábil maniobra politica que hizo que unos cambios de carácter
-profundamente- reaccionarios fueran presentados, ante los
salvadoreños, como la panacea del “cambio social”. Puesto que, en
realidad, en El Salvador, la paz pactada, dado el punto de inflexión
señalado, sería sin reformas económicas ni justicia social. Siendo así,
como el contenido económico de la dominación oligárquica se mantenía
inalterable. Pero mientras tanto esto ocurría, en la forma politica
cambios importantes se operaban: puesto que El Salvador, en la dinámica
misma de los tratados de paz, pasaba de la dictadura militar a una
democracia de tipo representativa, cuyos actores principales serían las
élites de los partidos políticos. O sea de la ARENA y el FMLN.
Con respecto al FMLN, notamos que fue precisamente al interior de esas
dinámicas que pierde su carácter de organización
revolucionaria-progresista para pasar a constituirse en un partido más
del panorama político de El Salvador. Siendo así como esa organización
pasa de una democracia de tipo participativa a una democracia de tipo
representativa. Lo que significó todo un giro estratégico
teórico-práctico: puesto que su dirección, sin transición alguna,
pasaría de promover la lucha armada como la forma superior de la lucha
politica, a magnificar las elecciones. Siendo de esta forma como aquel
FMLN incubado y fortalecido por las amplias masas populares es
desmantelado para reconvertido en lo que llamamos, el FMLNE.
Un FMLNE que, con el tiempo, jugando -con entusiasmo- las reglas del
juego democrático, se convertiría en una potente e exitosa maquinaria
electorera que, de victoria en victoria, lograría hacer de la ex cúpula
guerrillera la Nueva Clase Politica de El Salvador (NCPES). NCPES que,
en la actualidad, es la que domina el panorama político y, por lo
tanto, es la que, de una forma u otra, impone su ritmo al resto de la
clase politica salvadoreña.
Íntimamente ligado a lo anterior
notamos entonces que el giro estratégico de la ex comandancia del FMLN
tendría dos impactos inmediatos: 1) la lucha de clases mutaría a una
“guerra” de las élites por el poder y 2) los ex combatientes, que, como
vanguardia revolucionaria eran el pivote principal de la lucha de
clases, es claro que, en el nuevo contexto de la lucha política, para
la ex comandancia, ellos ya no eran más las fuerzas motrices del
cambio. Puesto que, en lo sucesivo, como es el caso en una democracia
de tipo representativa, su esfuerzo principal giraría en torno a
colectar la mayor cantidad de dinero y de bien escoger a los
fabricadores de imágenes políticas. Y, con ellos (en un espacio
político funcionando a la imagen del mercado y que, por lo tanto, son
los más “fuertes”, los más astutamente rápidos en la maniobra los que
vencen), librar sus duras “guerras” electorales, el objetivo: ganar,
esta vez, el mayor número de electores.
Y sería en ese
contexto que aquellos militantes forjados al calor de la dura y
sangrienta guerra popular revolucionaria, serían ignorados, abandonados
a su suerte. Lo que les lleva a entrar en ruptura con el FMLNE,
decidiendo, en el mismo impulso, reivindicar a aquel FMLN que, con
tantos esfuerzos, ellos habían contribuido a edificar, es decir: el
FMLNH.
El FMLNE versus el FMLNH
Tenemos así, en la actualidad, con respecto al FMLN, dos lógicas
opuestas. En donde observamos que el FMLNE, en ruptura con su pasado,
centraliza -pragmáticamente- su acción en el presente; mientras que el
FMLNH, a su manera, se aferra al pasado para criticar en el presente
las promesas olvidadas y otros extravíos de la NCPES. En línea con lo
planteado, Héctor Dada -ex miembro del Frente Democrático
Revolucionario (FDR) y ex ministro de economía bajo el gobierno del
FMLNE-Mauricio Funes-, desde su perspectiva de análisis, en un estudio
realizado en 1994, anota que:
“El FMLN, al celebrar los
Acuerdos de Paz, afirmó que su decisión de tomar las armas, y la
prolongada acción político militar, había concluido al forzar a las
fuerzas tradicionales de poder a abrir espacios de participación, por
lo que la paz era un triunfo de las fuerzas populares que ellos
representaban. Ese razonamiento desapareció en la campaña [presidencial
de 1994], y más bien se rechazó como contraria a la reconciliación
nacional toda mención al «pasado»… Por ello, muchas veces no era
trasnochada la interpretación de que la Coalición tenía como objetivo
primordial de su esfuerzo el tornarse agradable a los ojos de la cúpula
empresarial para que le permitiera gobernar”(4).
Dada, en un
primer momento, nos muestra a una ex comandancia todavía olorosa a
pólvora que, en 1992, sabiendo que los ojos del mundo estaban puestos
en El Salvador, quería todavía mostrarse como la gloriosa comandancia
de una fuerza insurreccional que, en ese país, con sus combates, había
abierto un nuevo espacio político. En el cual, en un segundo momento, o
sea, en las elecciones de 1994, esa misma comandancia, como nos lo
comenta Dada, en ruptura con su pasado guerrillero y con el fin de
gobernar, buscaba “tornarse agradable a los ojos de la cúpula
empresarial”.
Es en ese “tornarse agradable a los ojos de la cúpula empresarial”
que detectamos, concretamente, a una ex comandancia guerrillera
profundamente pragmática y, por lo tanto, sin estorbos ideológicos de
ningún tipo. Y ya así, ideológicamente liberada, la vemos haciendo todo
tipo de maniobra para alcanzar su fin supremo, es decir: El poder.
Vemos así, con una mezcla de asombro y contrariedad, a una ex
comandancia que dio un giro profundo y, por lo tanto, la notamos lejos
pero muy lejos de aquellos hombres y mujeres que, un día, aparecieron
-tan audaces, tan espontáneos, tan utópicos- en el panorama político
salvadoreño enarbolando la bandera de la guerra justa. Con la cual
lograron entusiasmar a toda una generación de jóvenes revolucionarios
que creyeron -profundamente- que El Salvador, gracias a sus luchas,
tendría un futuro con dignidad y justicia social.
Pero es de
constatar que, en la “guerra” por el poder, todas las utopías fueron,
una a una, sacrificadas. Y que al final de un proceso lo que realmente
imperó -e impera- es el anhelo de situarse de manera ventajosa para
conquistarlo. Sin embargo, llegados hasta aquí, tratemos, por un
momento, de situarnos lejos de los estruendos de la vida política y de
sus esforzados artífices. Y, desde ahí, vayamos al encuentro de
los ex combatientes para dejarlos que, brevemente, con sus palabras,
nos relaten la suerte que les fue reservada en lo que podríamos llamar:
la etapa de la post guerra civil de El Salvador.
Testimonio #1
El FMLN se desorganizó (5) (sección opinión de los lectores)
“Bueno la paz no se conquisto, testimonia René Figueroa Ayala, lo que
se logro fue el desmontaje de la guerra que sirvió para quebrar la
estructura organizativa de los combatientes que era el objetivo
fundamental de los acuerdos. Al desmovilizar a los combatientes se les
quebró su fuerza moral. Se quedaron abandonados, desmoralizados, sin
que nadie respondiera por ellos, prácticamente los combatientes que
habían tenido una vida organizada se quedaron desamparados sin su
familia politica con la cual se sentían fuertes y capaz de vencer
cualquier adversidad.
Los combatientes no se han recuperado
del dolor que les produjo el abandono político, se sienten marginados,
despreciados y resentidos con el FMLN, hoy que esta en el poder le van
ha reivindicar todos los beneficios pendientes que tienen con ellos, se
convertirán en el sector mas exigente de la sociedad que puede
dificultar el proceso democrático del país”.
Testimonio #2
Dejé mi juventud en el monte (6)
“Los diputados que llevamos al poder, comenta Adela, se han olvidado
del cambio. Nosotros les exigimos porque somos quienes les anduvimos
cuidando las espaldas. Muchos murieron por cuidarlos a ellos, que hoy
están como diputados y ahora que están ahí se han olvidado de
nosotros”, expresó con firmeza la mujer, que ahora es madre de seis
hijos. Asegura que después de la guerra armada “muchos de los que
combatieron se fueron a sus casas a librar otra guerra, la de la
sobrevivencia sin una estabilidad económica”.
Testimonio #3
Carta de lisiados del FMLN Histórico al presidente venezolano Hugo Chávez (7)
“Comandante Hugo Chávez, le pedimos que ponga los ojos en El Salvador y
fiscalice el envió del petróleo venezolano a las alcaldías del partido
político FMLN, pues el 40% de las ganancias resultadas de la venta del
combustible irían a parar originalmente a los proyectos sociales, pero
eso no está llegando a los sectores que tendrían que llegar y solo se
están favoreciendo unos pocos dirigentes de la cúpula del partido FMLN.
Se les olvida a los actuales funcionarios de gobierno y a la Dirección
Nacional del Partido FMLN, que fueron miles y miles de mujeres y
hombres los que quedaron regados en la campiña salvadoreña y que esos
dólares que reciben son dólares que llevan impregnados el dolor y el
color de la sangre de miles de mártires y héroes revolucionarios.
Se les olvidan también esas miles de madres que recibían una migaja de
pensión porque perdieron a sus hijos en las serranías, en el llano o en
la ciudad y no saben si se los comieron los perros, las aves de carroña
o si fueron desechos por una bomba de quinientas libras, y que minuto a
minuto siente el dolor de sus hijos porque los vieron partir pero no
los vieron regresar ni vivos ni muertos. Sobre ese dolor de esas madres
y padres, es que esta dirección y estos funcionarios están gozando de
la opulencia. Los combatientes que dejaron su adolescencia y juventud y
los padres que perdieron a sus hijos en combate por la justicia social,
hoy están en total abandono y no tienen tan siquiera para un desayuno
digno. A esos hombres y mujeres que murieron en la lucha
revolucionaria, solo los traen a su memoria en momentos de campaña
política para pedir el voto.
Compañero Hugo Chávez, le
exhortamos que le pida a la dirección del partido político FMLN, que
combine lo que dicen con lo que hacen, porque del pueblo se han
olvidado totalmente. Con la derecha se ponen de acuerdo para lo que
desean pero cuando el pueblo y en particular los lisiados de guerra,
padres y madres de tercera edad les buscamos, irónicamente nos mandan a
cabildear con ellos…”
Testimonio #4
La amnistía fue la primera violación de los Acuerdos de Paz (8)
“Entonces ellos no se dan cuenta que estaban adoptando un estilo de
vida totalmente contrario a su estilo de vida anterior. Antes el
comandante vivía con su tropa, comía con su tropa, había una relación
muy directa con su tropa… Viene la paz y dónde va a vivir el
comandante, ya no puede vivir en el campamento, va a vivir en una casa
donde pueda recibir, porque ya va a ser diputado, tiene que ir a
recepciones, tiene que ponerse traje, sus hijos no van a una escuela
pública en Soyapango, van al Externado, el comandante tiene que vivir
con seguridad, en su camioneta…
Cuando yo fui candidato de
ellos [quien testimonia aquí es Rubén Ignacio Zamora, ex dirigente del
FDR, ex candidato presidencial del FMLN en las elecciones de 1994 y
bajo el gobierno del FMLNE-Mauricio Funes, sucesivamente, ex Embajador
de El Salvador en la India y actualmente, Embajador Plenipotenciario de
El Salvador en Washington], me tocó recorrer todo el país y en el
campo, donde tenían apoyo, la gente decía siempre eso, nos han dejado solos, ahí pasa el comandante en la camioneta y solo el polvo nos deja” [el subrayado es nuestro].
Conclusión
Las dos historias del FMLN nos hacen entonces ver que esa organización
político-militar se escindió en dos tendencias: el FMLNE y el FMNLH. El
primero bajo control de la NCPES y el segundo de los ex combatientes.
Lo que visto desde la perspectiva del éxito social alcanzado, es claro
que hubo un FMLN ganador y un FMLN perdedor. De las causas que hicieron
del primero lo que, en la actualidad, es y que, en su momento las
abordamos ampliamente, lo que nos interesa aclarar es el hecho
siguiente: nuestra intención de plantear que, al final de un ciclo,
hubo un FMLN ganador y un FMLN perdedor, no la vemos como una denuncia
de tipo moralista sino como un hecho empíricamente observable, que lo
planteamos en la forma siguiente: los distintos testimonios citados,
muestran que los ex combatientes viven en una profunda fragilidad
socio-económica. Situación que la vemos como inversamente proporcional
a la de los ex comandantes. Los cuales, como lo vimos, en el contexto
de los tratados de paz, fueron potenciados hacia nuevos niveles de
realización politica, hasta lograr ubicarse como la NCPES ; mientras
que los ex combatientes, al contrario de ellos, de actores políticos
relevantes cayeron, en el mismo proceso, en una especie de vacio
existencial.
Pero es de señalar que esa etapa de derrotismo,
de inmovilismo y de desolación moral, nos parece que está siendo
progresivamente superada, digamos, con un cierto ímpetu militante. El
cual lo vemos activado por un hecho que, igualmente, según nuestro
análisis, encontraría su fuente en las dos historias del FMLN. Y
tenemos así que ante la historia -auto referencial- contada por los ex
comandantes para justificarse como la NCPES, los ex combatientes tienen
la de ellos. Y en esa historia, ellos no olvidan su pasado en el
cual, con su sangre y sus esfuerzos sin límites en el terreno de
combate, no solo enviaron a los militares a sus cuarteles sino que,
como en el caso de los ex comandantes con su FMLNE, fueron sus luchas
las que, como Adela lo plantea, los pusieron en donde están.
Por lo tanto, los ex combatientes con su FMLNH y su acción directa para
exigir el reconocimiento de la ley del veterano, con la cual esperan
mejorar sus condiciones de vida, no piden al poder en plaza o sea al
FMLNE-Mauricio Funes, una dádiva sino que, una deuda a saldar.
Referencias El Faro. (2013), “Ex soldados y ex guerrilleros protestan juntos para exigir una “ley del veterano,” http://www.elfaro.net/es/
Canal 15. (2013), “Veteranos de guerra exigen liberación de capturados”, http://www.youtube.com/watch?
Canal 15. (2013), “Protesta frente a las oficinas centrales del FMLN”, http://www.youtube.com/watch?
El Salvador. (1) (2013), “El Salvador ejemplo para el mundo en 21 Aniversario de Acuerdos de Paz”, http://www.elsalvadornoticias.
R. Alfaro, Mauricio (2). (2009), “El FMLN visto desde los acuerdos de paz de 1992 hasta su victoria electoral”, http://alainet.org/active/
R. Alfaro, Mauricio (3). (2013), “El Salvador: del terror de la alianza oligárquica-militar al terror de las maras”, http://www.rebelion.org/
Dada, Héctor (4). 1994. “El Salvador: elecciones y democracia” Nueva Sociedad (Venezuela), no 132, p. 22-28.
Flores, Magdalena (5). (2010), “Acuerdos de Paz continúan en mora”, http://www.archivocp.
Moran, Marisela (6). (2013), “Dejé mi juventud en el monte”, http://www.rcc.contrapunto.
El Trompudo (7). (2013), “Carta de lisiados del FMLN Histórico al presidente venezolano Hugo Chávez”, http://pijazo.blogspot.ca/
Fernando de Dios (8). (2013), “La amnistía fue la primera violación a los Tratados de Paz”, http://www.archivocp.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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