¿Es,
en realidad, la reforma sanitaria de Barak Obama el motivo para la
disputa entre republicanos y demócratas? ¿Preocupa tanto a los
conservadores que aumente una deuda federal que comenzó a crecer
brutalmente, justo bajo un gobierno dirigido por alguien de su partido:
Ronald Reagan?
Hay porfías sin ganador que provocan muchos perdedores. Esta es una de ellas. Palpable en la comprometida situación actual del gobierno norteamericano.
Según John Boehmer, jefe de la cámara de representantes, con mayoría de republicanos, solo aprobarán el presupuesto del nuevo año fiscal si el presidente desiste de poner en vigor el llamado obamacare o sistema que hace obligatorio contar con un seguro médico, sea de la empresa donde se labora, o adquirido por el interesado. El método tiene aplausos y detractores.
Hay quien dice que aumenta el negociazo a favor de las empresas aseguradoras, muy relacionadas con el mundo de las altas finanzas. Otras opiniones se mueven hacia el elevadísimo coste de las atenciones sanitarias en un país donde enfermarse trae como problema adicional el pago de una abultada cuenta.
El plan del mandatario, se supone sea más factible para los bolsillos menos afortunados y sí, quizás sea mejor que el sistema actual. En los hechos, siguen sin cobertura 48 millones de personas y muchos seguros de los contratados por centros de trabajo, cubren solo una parte de las atenciones que pudiera requerir el individuo, el resto deben costearlo. (¿Recuerdan la película protagonizada por Denzel Washington que refleja esta situación?) Diversos medios refieren que las facturas médicas son la principal causa de quiebra en EE.UU.
El programa debe comenzaren a inicios del 2014 y prevé la asignación de subsidios públicos destinados a quienes carecen de recursos para obtener un seguro. Los republicanos aducen que con ello se incrementará el déficit fiscal y de tan endeble pretexto parten para inducir a Obama a que abandone una ley ya sancionada en el 2010 y constituye el principal logro, por no decir el único, en política doméstica alcanzada por el presidente. Si no la abandona su reforma sanitaria, no aprueban el presupuesto de este período y hay shutdown.
¿Qué tal si dirigieran su fusilería hacia los presupuestos militares, sobre todo aquellos destinados a injerencias en el exterior? Entre los antecedentes de este asunto está la conocida como Guerra de las Galaxias, plan favorito y favorecido por Reagan en los 80, fue uno de los elementos, junto con las rebajas de impuestos a los ricos que hiciera ese otro republicano en el poder, lo que desencadena la sideral deuda estadounidense que durante los 40 años anteriores se había mantenido con cierta estabilidad y equilibrios.
El hueco hecho por Reagan que elevó la deuda por encima de lo tolerable, casi seguro se empató con los excesivos gastos generados por las guerras de George W. Bush, mal cicatrizadas conh la cirugía Obama. Y si de ahorros se tratara serían aspectos como ese, las generosas partidas que le dan a los militares egipcios o a Israel, los que deberían sufrir recortes, no algo destinado a proteger, en parte, solo en parte, a la ciudadanía estadounidense.
Techo sin techo
Según las leyes norteamericanas el máximo de deuda que pudiera acumularse, es de 16,6 billones de dólares. Esa cantidad ya fue sobrepasada de modo que EE. UU. es el mayor deudor a escala planetaria. Ha tomado a préstamo casi 4 veces por encima de cuanto produce. Dato curioso: aparte de triquiñuelas dañinas para los demás, como las prácticas especulativas, o pese a tener en su favor la divisa de mayor circulación y reserva mundial, el sector financiero, tan beneficiado como culpable de la crisis global, es responsable del 27% de la susodicha deuda. Miles de trabajadores y funcionarios de todo tipo, demasiados, se encuentran en sus casas con licencia sin salario y pueden quedar en situación parecida mayor cantidad de personas en riesgo de impago.
Según datos que circulan a tenor del problema, el cierre de diversos servicios y el no pago a los empleados oficiales, provocará pérdidas cifradas en unos mil millones de dólares por semana. Según la cadena televisiva CNN, de extenderse este dilema por un mes, el golpe ascendería a 55 000 millones. Cálculos fiables indican que situación parecida en 1995, durante 3 semanas, dilapidó cerca de un 1% del crecimiento nacional. En el 2011 a Obama lo sumergieron en un impasse como el presente.
Se espera, pese a todo, que antes del día 18 de este mes se llegue a un arreglo. A los propios republicanos no les conviene generar mayor descontento cuando el país no ha logrado remontar las complicaciones generadas a partir de una irresponsable laxitud financiera que llevó a la burbuja de las hipotecas basura y su posterior estallido.
La ausencia de control o la permisibilidad llevada a extremos, en nombre de una democracia mal entendida, o que funciona solo para los aventajados, generó la crisis global. De la misma manera ahora está a punto de darle paso a serios inconvenientes para naciones que no la están pasando nada bien. La advertencia procede lo mismo del FMJI que de los principales financistas.
¿Qué es, en definitiva el shut-down o default? Pues que el país que presume de ser el más rico y poderoso puede entrar en un impago técnico de los bonos del Tesoro que tienen sus acreedores (gracias a los cuales, en parte, ha venido manteniendo su boato y artificialidad deshumanizada). La parálisis de muchos sectores se hará sentir dentro y fuera, puede que de forma dramática en muchos casos.
EE.UU. tiene que resolver el problema de su deuda, pero no parece que el método ni el pretexto esgrimido por los republicanos, bajo presión sobre todo de los ultras del Tea Party, sea lo adecuado ni el que mejor reflejo político da. Esta situación, en suma, y pase lo que sea, tiene una pérfida cola.
Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2013/10/07/eeuu-paralisis-demencial/
Hay porfías sin ganador que provocan muchos perdedores. Esta es una de ellas. Palpable en la comprometida situación actual del gobierno norteamericano.
Según John Boehmer, jefe de la cámara de representantes, con mayoría de republicanos, solo aprobarán el presupuesto del nuevo año fiscal si el presidente desiste de poner en vigor el llamado obamacare o sistema que hace obligatorio contar con un seguro médico, sea de la empresa donde se labora, o adquirido por el interesado. El método tiene aplausos y detractores.
Hay quien dice que aumenta el negociazo a favor de las empresas aseguradoras, muy relacionadas con el mundo de las altas finanzas. Otras opiniones se mueven hacia el elevadísimo coste de las atenciones sanitarias en un país donde enfermarse trae como problema adicional el pago de una abultada cuenta.
El plan del mandatario, se supone sea más factible para los bolsillos menos afortunados y sí, quizás sea mejor que el sistema actual. En los hechos, siguen sin cobertura 48 millones de personas y muchos seguros de los contratados por centros de trabajo, cubren solo una parte de las atenciones que pudiera requerir el individuo, el resto deben costearlo. (¿Recuerdan la película protagonizada por Denzel Washington que refleja esta situación?) Diversos medios refieren que las facturas médicas son la principal causa de quiebra en EE.UU.
El programa debe comenzaren a inicios del 2014 y prevé la asignación de subsidios públicos destinados a quienes carecen de recursos para obtener un seguro. Los republicanos aducen que con ello se incrementará el déficit fiscal y de tan endeble pretexto parten para inducir a Obama a que abandone una ley ya sancionada en el 2010 y constituye el principal logro, por no decir el único, en política doméstica alcanzada por el presidente. Si no la abandona su reforma sanitaria, no aprueban el presupuesto de este período y hay shutdown.
¿Qué tal si dirigieran su fusilería hacia los presupuestos militares, sobre todo aquellos destinados a injerencias en el exterior? Entre los antecedentes de este asunto está la conocida como Guerra de las Galaxias, plan favorito y favorecido por Reagan en los 80, fue uno de los elementos, junto con las rebajas de impuestos a los ricos que hiciera ese otro republicano en el poder, lo que desencadena la sideral deuda estadounidense que durante los 40 años anteriores se había mantenido con cierta estabilidad y equilibrios.
El hueco hecho por Reagan que elevó la deuda por encima de lo tolerable, casi seguro se empató con los excesivos gastos generados por las guerras de George W. Bush, mal cicatrizadas conh la cirugía Obama. Y si de ahorros se tratara serían aspectos como ese, las generosas partidas que le dan a los militares egipcios o a Israel, los que deberían sufrir recortes, no algo destinado a proteger, en parte, solo en parte, a la ciudadanía estadounidense.
Techo sin techo
Según las leyes norteamericanas el máximo de deuda que pudiera acumularse, es de 16,6 billones de dólares. Esa cantidad ya fue sobrepasada de modo que EE. UU. es el mayor deudor a escala planetaria. Ha tomado a préstamo casi 4 veces por encima de cuanto produce. Dato curioso: aparte de triquiñuelas dañinas para los demás, como las prácticas especulativas, o pese a tener en su favor la divisa de mayor circulación y reserva mundial, el sector financiero, tan beneficiado como culpable de la crisis global, es responsable del 27% de la susodicha deuda. Miles de trabajadores y funcionarios de todo tipo, demasiados, se encuentran en sus casas con licencia sin salario y pueden quedar en situación parecida mayor cantidad de personas en riesgo de impago.
Según datos que circulan a tenor del problema, el cierre de diversos servicios y el no pago a los empleados oficiales, provocará pérdidas cifradas en unos mil millones de dólares por semana. Según la cadena televisiva CNN, de extenderse este dilema por un mes, el golpe ascendería a 55 000 millones. Cálculos fiables indican que situación parecida en 1995, durante 3 semanas, dilapidó cerca de un 1% del crecimiento nacional. En el 2011 a Obama lo sumergieron en un impasse como el presente.
Se espera, pese a todo, que antes del día 18 de este mes se llegue a un arreglo. A los propios republicanos no les conviene generar mayor descontento cuando el país no ha logrado remontar las complicaciones generadas a partir de una irresponsable laxitud financiera que llevó a la burbuja de las hipotecas basura y su posterior estallido.
La ausencia de control o la permisibilidad llevada a extremos, en nombre de una democracia mal entendida, o que funciona solo para los aventajados, generó la crisis global. De la misma manera ahora está a punto de darle paso a serios inconvenientes para naciones que no la están pasando nada bien. La advertencia procede lo mismo del FMJI que de los principales financistas.
¿Qué es, en definitiva el shut-down o default? Pues que el país que presume de ser el más rico y poderoso puede entrar en un impago técnico de los bonos del Tesoro que tienen sus acreedores (gracias a los cuales, en parte, ha venido manteniendo su boato y artificialidad deshumanizada). La parálisis de muchos sectores se hará sentir dentro y fuera, puede que de forma dramática en muchos casos.
EE.UU. tiene que resolver el problema de su deuda, pero no parece que el método ni el pretexto esgrimido por los republicanos, bajo presión sobre todo de los ultras del Tea Party, sea lo adecuado ni el que mejor reflejo político da. Esta situación, en suma, y pase lo que sea, tiene una pérfida cola.
Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2013/10/07/eeuu-paralisis-demencial/
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