Julia Evelyn Martínez (*)
El Presidente de Ecuador, Rafael Correa, se acaba de convertir en el nuevo campeón de la Cruzada Mundial del Patriarcado en contra de los derechos de las mujeres. En el marco del proceso de reformas al Código Penal que se lleva a cabo en ese país y frente a la propuesta del partido oficial Alianza Paísde despenalizar el aborto en casos de violación, el presidente Correa amenazó con renunciar a su cargo si tal reforma se presentaba en el Congreso.
Las palabras exactas de este nuevo paladín del neo machismo latinoamericano fueron las siguientes: “¿Dónde se habla de despenalizar el aborto? Por el contrario, la Constitución dice defender la vida desde la concepción…..Sí siguen estas traiciones y deslealtades, y si mañana (12.10.2013) se evidencia algo, muy lamentable, que está ocurriendo en el bloque oficialista de Alianza País, yo presentaré mi renuncia al cargo”. (El País, 13.10.2013)
Como suele ocurrir en estos casos, las mujeres aliadas políticas a Correa, optaron rápidamente por replegarse de sus posturas y alianzas feministas, a fin de no caer en la desgracia de perder el favor de su caudillo. La congresista Paola Pabón, inició los debates del congreso el pasado 12.10.2013 informando la decisión de su partido de retirar la propuesta de despenalizar el aborto por violación, no sin antes demostrar la total sumisión a este neomachista al afirmar que: “…… con el inmenso cariño que te tenemos, te decimos que esta vez estás equivocado, (…) pero por la unidad de la bancada retiro la moción para que este bloque no tenga la posibilidad de evidenciar una ruptura”.
Esta reforma buscaba ampliar el ámbito de la despenalización actual de aborto más allá del aborto terapéutico y pudo haber sido aprobada sin mayores dificultades, en la medida que el partido Alianza Nuevo País cuenta 100 de los 137 legisladores/as y debido a que varios diputados/as de oposición se habían manifestado en favor de esta reforma. Sin embargo, nuevamente el neomachismo y el ego de un gobernante pudieron más que la realidad de las mujeres ecuatorianas.
El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de Ecuador reporta que en el año 2011 se registraron un total de 1,962 denuncias por violación, que indica un promedio de 5 violaciones diarias, con una tasa de probabilidad de embarazos de entre el 10% y el 15%. Asimismo, como consecuencia de las restricciones legalesa la interrupción de embarazos, Ecuador es uno de los países que tiene una de las más altas tasas de abortos en América Latina: 125,000 abortos anuales, que alimentan a un floreciente negocio de clínicas ilegales que cobran entre $150.00 y $600.00 por interrumpir un embarazo.
Lo curioso de este caso de neomachismo de Estado, es que Ecuador fue parte de los 38 países que firmaron el pasado 15.08.2013 la declaración final de la Primera Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo en América Latina y el Caribe convocada por CEPAL y el Fondo de Población de Naciones Unidas, conocido como el Consenso de Montevideo. En el numeral 42 de este Consenso, los países firmantes, entre ellos El Salvador, Chile y Nicaragua, hacen un llamado a los países en donde el aborto no es legal o no está despenalizado, a “considerar la posibilidad de modificar las leyes, normativas, estrategias y políticas públicas sobre la interrupción voluntaria del embarazo para salvaguardar la vida y la salud de las mujeres y adolescentes, mejorando su calidad de vida y disminuyendo el número de abortos”. En este documento estos países también reconocen que “algunas de las experiencias de la región han demostrado que la penalización del aborto lleva a tasas más altas de la mortalidad y morbilidad materna y no reduce el número de abortos” (CEPAL, LC/L.3697 5 de septiembre de 2013).
Mientras Ecuador y los demás países que suscribieron el Consenso de Montevideo se aprestan a participar el próximo año en la II Reunión de la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo en México; en sus países, las mujeres continúan sin la capacidad de ejercer plenamente sus derechos sexuales y reproductivos, en particular su derecho a decidir libremente su maternidad y su derecho a no morir por un embarazo de alto riesgo. En muchos de estos países, estas mujeres continuarán muriendo por un aborto practicado en condiciones inseguras o continuarán perseguidas penalmente y encarceladas por esta causa.
Seguramente en su próxima cita en México, las delegaciones gubernamentales de Ecuador, El Salvador, República Dominicana, Chile, Honduras, Nicaragua, Colombia, Perú, Haití, Bolivia, Costa Rica y México dedicarán sendos espacios de la agenda oficial para vanagloriarse de los avances de sus gobiernos en materia de derechos sexuales y reproductivos y/o para plantear nuevas promesas a las mujeres latinoamericanas, que sus gobiernos tampoco cumplirán.
¿Hasta dónde continuará este perverso círculo vicioso entre discursos y prácticas neomachistas de los gobiernos latinoamericanos? Seguramente hasta el momento en el cual las mujeres tomemos la decisión de romper alianzas con partidos y movimientos machistas o neomachistas y de construir desde y con las mujeres, hegemonía contra el patriarcado y nuevas relaciones de poder feministas.
(*) Columnista de ContraPunto
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