Somos un Colectivo que produce programas en español en CFRU 93.3 FM, radio de la Universidad de Guelph en Ontario, Canadá, comprometidos con la difusión de nuestras culturas, la situación social y política de nuestros pueblos y la defensa de los Derechos Humanos.

domingo, 13 de noviembre de 2011

LA AFRICANIZACIÓN[1] DEL LADO EUROPEO DEL MEDITERRÁNEO

Lic. Carlos Maldonado
LA AFRICANIZACIÓN[1] DEL LADO EUROPEO DEL MEDITERRÁNEO

Lo que la gente en la calle sabe perfectamente es que si no trabaja no tiene dinero para llevar el pan a su casa y su equilibrio emocional se ve descompensado al sentirse inútil ante su familia y la sociedad. Y, esa certeza es la que están haciendo peligrar los especuladores en el planeta, pero especialmente, en la eurozona.

Solo España tiene hoy por hoy una tasa de desempleo del 23%, no digamos Grecia cuyo gobierno ha sido entregado a la troika infernal –el gobierno europeo, el poder financiero de sus acreedores y el FMI- para que supervise la implementación de las recetas neoliberales y la cesión de sus recursos a sus prestamistas. Su pueblo pagará así, con su patrimonio, su historia y su peculio, lo que se han comido y disfrutado otros.

Quizá para la mayoría de nosotros, latinoamericanos pobres, la cuestión pase desapercibida, no solo por la desinformación que padecemos sino por lo acostumbrados que estamos a la sobrevivencia y la rudeza de la calle. A la marginación que nos orilla a vender baratijas sin gozar desde hace tiempo de lo que los trabajadores de allá cimentaron en un sistema de bienestar bien estructurado pero que hoy pierden de manera abrupta y acelerada por las mismas medidas neoliberales que nos impusieron hace tiempo a sangre y fuego por medio de las dictaduras militares. Muchos de ellos han quedado en la vil soledad y el desamparo, otros con un futuro incierto. Historias de caídas estrepitosas son cada vez más numerosas y comunes en el imaginario de la eurozona.

Esa gran cantidad de parados, de la noche a la mañana, serán los que engrosarán las filas de los “tercerizados” que acrecentarán la riqueza de las transnacionales desde sus países de origen, pues, a través del “milagro” de la subcontratación, aquellas no tendrán que mover ni un solo dedo para encontrar mano de obra barata con la ventaja que ésta no representará para ellas erogación alguna por pasivos laborales, igual que acá en América. Además de ello, evitarán la emigración masiva de esa fuerza laboral y sus consabidas consecuencias hacia los países receptores; o, sea, los ubicados en los territorios de las potencias que hoy encabezan la economía de la zona euro, por medio de la prohibición a migrar a esos ciudadanos por dejar de ser parte sus países de la zona euro. Por tanto, su plan de imponer nuevas realidades económicas, políticas y sociales a las naciones que ellos consideran “insalvables” está dando los resultados esperados. Sus oligarquías entregaron su plana productiva, incluyendo a sus trabajadores, a la tiranía mundial financiera, asegurando ellos una buena tajada del pastel a cambio de salvaguardar el sistema de expoliación por medio de sus policías y ejércitos que serán, igual que en América Latina, los encargados de hacer valer la implementación de las recetas neoliberales y la represión ante su inobjetable resistencia. Un indicador más que demuestra la actualidad la ley de concentración y centralización de capitales que nuestro dilecto Carlos Marx reveló[2].

Los ciudadanos de esos países “insalvables” pronto sabrán del sabor del capitalismo en su fase terminal al ser expulsados de la zona euro. Las amarguras que ya, por ejemplo, sufren los de los países otrora socialistas, los gitanos, los del África y los de América Latina en la propia Europa Occidental y las que padecemos los latinos en Estados Unidos: bajos salarios, discriminación, racismo, persecución penal por delitos menores, castigos desproporcionados en comparación con los que sufren por similares faltas los ciudadanos de las zonas más desarrolladas, marginalidad, pobreza, deportación, desintegración familiar, humillación, superexplotación, maltrato, prostitución, etc., son las que esperan a muchos de ellos. Perderán así los derechos que poseían. Por ejemplo, como anotamos antes, el de movilidad de un país a otro, hasta hace poco común y legal, para evitar que muchos de sus ciudadanos, ante la imposibilidad de conseguir el sustento diario en sus propias geografías debido a la desigualdad entre la enorme oferta de fuerza de trabajo y su pequeña demanda y la depreciación de sus respectivas monedas ante el euro, realicen. Se unirán así, en sus desventuras, a los miles de ciudadanos de su propio continente pero de la zona oriental, los del americano y africano. De éste último, especialmente, los del Norte que acaban de ser despojados de sus riquezas con la invasión y recolonización del Mahgreb, que indudablemente están ya corriendo en estampida en pos de mejores condiciones de vida para ellos y sus familias.  

Personas que, no obstante, ayer tenían un futuro promisorio y eran parte de la ciudadanía de una zona exclusiva predominantemente blanca. Muchos de ellos hoy, al no tener claro quienes son los verdaderos culpables de sus desgracias y por ser bombardeados constantemente por los mensajes xenófobos de la plana informativa dominante del Imperio y la ideología de los partidos racistas de la extrema derecha, se unirán en bandas fanáticas para atacar a los trabajadores de otras nacionalidades de piel más morena a quienes considerarán causantes de sus desdichas al usurpar las escasas oportunidades de ser empleados. Entonces, el fenómeno de las hordas fascistas en Europa y Estados Unidos que nunca ha desaparecido, con este nuevo escenario, se exacerbará, especialmente en las exzonas euro, históricamente más abandonadas y atrasadas por el concurso del capitalismo salvaje. Fenómeno que simplemente permanecía en hibernación esperando las condiciones propicias para su recrudecimiento. Y, estas condiciones Imperialistas en su consunción son las que le han insuflado nuevos bríos. Son esas condiciones las que diseñan justificaciones que solo requieren de masas henchidas de falso nacionalismo, ignorancia, ira y pesimismo para engrosar ejércitos que sirvan al Imperio para ir por más; para tratar de imponer su agenda: la tiranía fascista mundial con su colonización del mundo por parte de los nuevos arios que no solo combaten en sus ejércitos en calidad de mercenarios sino querrán su tajada del botín.

El Imperialismo en su crisis sistémica posee un sin número de contradicciones que se pueden resumir en una planta productiva en deterioro y retroceso, al menos en lo que los ciudadanos comunes realmente necesitan; una economía virtual dominada por la especulación cuya rotación se basa especialmente en la industria armamentista, por tanto, como es la actividad belicista la que le produce mayores réditos, se deduce su plan primario de llevar la guerra a todos los ámbitos posibles. Contradicción que enfrenta diametralmente a la necesidad de los pueblos de producir  en paz y tranquilidad; soñar y crear. De asentarse en un lugar y formar cultura para trasladarla a sus futuras generaciones.

El ataque injustificado, artero y desproporcionado contra Libia, la desestabilización paramilitar y mediática que llevan a cabo contra Siria, la amenaza de guerra que han lanzado últimamente contra Irán, el desmantelamiento de los estados de bienestar en los países mediterráneos de la zona euro ya señalados, confirman esa ansiedad de asegurar las fuentes de abastecimiento financieros, de petróleo y droga (Colombia, México, Afganistán) para seguir en esa espiral de muerte y ganancias astronómicas que como expresamos están ancladas en burbujas especulativas que nos arrastrarán a todos, incluyéndolos.

Los imperialistas representados hoy por Estados Unidos y las potencias europeas necesitan, a medida que logran avanzar en sus “triunfos” internos y externos, y controlar algunas fuentes de financiamiento y suministros, rodear e imponer su control sobre el riquísimo y vasto territorio de la Federación Rusa y, por supuesto, alrededor de su indiscutible enemiga, la China Continental, que amenaza con destronarlos del centro de poder económico y financiero global. Y, sin duda alguna, sobre todos aquellos países que representen un foco de resistencia real además de poseer recursos energéticos y naturales de suma importancia para reabastecer la voracidad capitalista como lo son los países ubicados al sur del territorio yanqui.

Por ello, una nueva guerra se ha venido gestado desde hace tiempo en el lobby imperialista, esta vez contra Irán, planificando utilizar para ello a su portaviones en la zona, el estado sionista de Israel; sin embargo, a lo interno de los centros de poder, Estados Unidos y Europa occidental, parecen cuajar las circunstancias para una resistencia interna que no había tenido en cuenta en sus planes guerreristas esa oligarquía mundial. Sólo era cuestión de tiempo. Sin embargo, no hay que respirar triunfalismo, la inteligencia imperial ha demostrado su eficiencia al aprovechar, por ejemplo, los movimientos sociales en el Mahgreb para salir de Gaddafi y agenciarse de los recursos de Libia. Y, si los movimientos populares del sur de Europa y Estados Unidos son alimentados por el despojo y la humillación a que son sometidos sus propios pueblos, la represión y la plana mediática pueden jugar un papel preponderante para reconvertirlos en movimientos que apoyen el fascismo al prometerles mejores condiciones, no como las de antes con sus estados de bienestar, pero mejores; culpando a los “extranjeros” de las presentes adversidades y las que vendrán lo cual retrasará la revolución mundial en ciernes muy  peligrosa para la existencia del Imperialismo.

Por eso, intuyo que, un buen día de estos, los consorcios mediáticos de Europa o Estados Unidos se levantarán con la noticia de un ataque terrorista en sus suelos, real o ficticio,  auspiciado por ellos mismos o “dejando que pase”, lo cual no solo les servirá para movilizar a sus pueblos en pos del “atacante” o “atacantes” sino también para reprimir, encarcelar y asesinar a los que se opongan y denuncien esa maniobra aprovechando a su vez, esa coyuntura para desmantelar de una vez por todas las estructuras jurídicas que protegen a sus ciudadanos en sus derechos civiles más elementales e imponer la dictadura mundial que tanto desean para seguir gozando de prebendas y privilegios a costa de los trabajadores y los pobres del mundo.

Sin embargo, si hoy la frontera africana se ha trasladado al lado europeo del Mediterráneo es porque la propuesta neoliberal -que no es más que el eufemismo para esconder los conceptos leninistas que se refieren a la última fase capitalista- no ha dado los frutos prometidos: el rebalse económico que daría bienestar y riqueza a la humanidad. Ha resultado todo lo contrario y el capitalismo, como relación social, camina manifiestamente hacia el precipicio enredado en sus propias incoherencias.

Lic. Carlos Maldonado
Economista y Profesor en Historia por la Universidad de San Carlos de Guatemala
Colectivo “La Gotera”



[1] Uso aquí el término, no como un expresión peyorativa hacia los pueblos del continente africano sino como las consecuencias que ha provocado en ellos el capitalismo. Desde sus enclaves comerciales, pasando por la exacción extraeconómica del esclavismo de poco más de cuatro siglos hasta la colonización y neocolonización de sus países independientes bajo diversidad de tretas y justificaciones por parte de las potencias imperialistas.
[2] En su enconada competencia por los mercados, los capitalistas hacen lo posible por desaparecer a sus competidores. De tal manera que al modernizar sus técnicas consiguen acumular, a través de una mayor cuota de plusvalía que proviene de la superexplotación de los trabajadores, mayor capital. Esto va diferenciando a unos capitalistas de otros; encumbrando a unos, desapareciendo a otros, cuyos capitales son absorbidos por los primeros, lo cual redunda en que sus capitales son engrosados y centralizada la producción en ramas fundamentales. De ahí, pues, la concentración y centralización de capitales cada vez es más estrecha hasta llegar a gigantescos oligopolios o monopolios de carácter planetario como lo atestiguamos hoy con las transnacionales.

No hay comentarios: