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domingo, 6 de noviembre de 2011

Grecia, el mensaje del 28 de octubre


Eugenia Mihal
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Miembros del Partido Comunista de Grecia protestaron ayer frente al Parlamento, en Atenas, para rechazar el paquete de austeridad impuesto por la Unión Europea y el FMIFoto Xinhua

Se acabó el cuento del referéndum griego. En la reunión del Consejo de Ministros, el primer ministro, Giorgios Papandreou, anunció que no se va a realizar. ¿Es esto bueno o malo? Para los de arriba, en Grecia, en Europa y en el mundo, es bueno. Tenían miedo a la reacción popular de rechazo generalizado a las medidas económicas. A los mercados –dicen– los pone nerviosos la inseguridad.
Para nosotros, los ciudadanos no es ni malo ni bueno. Con o sin referéndum lo que quieren los de arriba es seguir la misma política. Y, en la realidad, no se trataba de organizar una consulta verdadera sino de una maniobra, utilizando el miedo como arma para que la gente aceptara las nuevas medidas de austeridad. La amenaza era clara. La disyuntiva, desde el poder, no dejaba lugar a otras opciones: O aceptas los memorándum o salimos del euro y vamos a la quiebra.
Todos se preguntan por qué tomó Papandreou la decisión de hacer un referéndum. Básicamente porque su gobierno perdió el apoyo de varios de sus diputados después de lo sucedido el 28 de octubre. En esa fecha se celebra en Grecia el Día del No, en conmemoración del rechazo que el general Ioannis Metaxás dio al ultimátum italiano durante la guerra greco-italiana durante la Segunda Guerra Mundial. Durante tres días previos al 28 de Octubre, se cuelgan banderas griegas en los balcones de las casas, en las calles y en los edificios públicos, se difunden canciones patrióticas y se realizan desfiles.
Sin embargo, este 28 de octubre fue diferente. Ese día, miles de miles de gente, sin previo acuerdo, transformaron los desfiles y las celebraciones en marchas de rabia. En cada rincón y ciudadela de Grecia, la multitud persiguió, golpeó e insultó a las autoridades de todo tipo. Los diputados, oficiales, ministros, alcaldes, tuvieron que huir de los festejos bajo protección policiaca. Varios diputados del gobierno, que no pueden acercarse a sus ciudades natales donde fueron elegidos, avisaron al primer ministro que no pensaban votar por nuevas medidas de austeridad, es decir que se negaban a aprobar el acuerdo de la cumbre europea por la disminución de la deuda.
Fue en ese momento que Papandreou pasó a chantajear al pueblo griego organizando el referéndum. El referéndum no iba a preguntarle a los ciudadanos ¿estás de acuerdo con las medidas de austeridad para salvar al país?. Planteada así la consulta, la respuesta habría sido un NO rotundo. El referéndum iba a plantear la disyuntiva de Permanecer en la Unión Europea y en el sistema euro o salir de ellos e ir a la bancarrota, la quiebra y el caos.
Por supuesto, la pregunta no decía que permanecer en la Unión Europea significa más medidas de austeridad, el despido de 200 mil empleados públicos los tres próximos años, la anulación de los derechos laborales, privatizaciones sin fin, venta de las empresas pública, la creación de zonas especiales de inversión en las que los convenios laborales no tienen validez legal, más recortes salariales y la entrega de la soberanía nacional a la troika.
Pero ni siquiera a eso se quisieron arriesgar los de arriba. Para ellos, el referéndum era una idiotez, un peligro. Y, sin embargo, Papandreou no tenía muchas alternativas y opciones. Para él la fiesta del poder se había acabado. Con la propuesta del referéndum quiso ganar un poco de tiempo, quedarse en el juego un rato más.
El partido de Nueva Democracia, de derecha, ha ofrecido, por primera vez, su apoyo al gobierno en la votación del plan de austeridad. Pide a cambio la formación de un gobierno de unidad, formado por personalidades neutras que conducirá al país en elecciones dentro de unas semanas.
De cualquier manera, el pleito arriba es cada vez más intenso. Papandreou dice Primero el voto de confianza al gobierno y la votación en favor del acuerdo del 27 de octubre (sobre la deuda) y luego dimito. Samaras (el líder de la derecha) revira: Primero la dimisión de Papandreou y luego la votación en favor del paquete de acuerdo y un gobierno de consenso...
Pero, pase lo que pase, el gobierno va a caer de cualquier manera. A lo mejor hoy, a lo mejor mañana o pasado mañana. ¡Quién sabe! Lo único seguro es que se va a caer y ninguna importancia tiene cuándo y cómo va a ocurrir.
La noche es larga y la guerra arriba es a fondo. Pero, en el poder están tan concentrados en sus pleitos que han olvidado que en el tablero hay otro jugador imprevisto. No quieren acordarse de lo que sucedió este 28 de octubre, cuando la multitud rabiosa indignada transformó la fiesta en un festival de la rabia. Los de arriba olvidan que lo que sucedió el 28 de octubre es lo que condujo a lo que se juega hoy. Quizás puedan, controlar la situación, volver a manipularlo todo otra vez. Pero de seguro será por muy poco tiempo. Y es que, como alguna vez lo dijo el subcomandante Marcos, el rebaño no tardará en desaparecer... o en rebelarse.

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