Desde otras ciudades
Uno de los mercados callejeros que comienzan a aparecer en La HabanaFoto Gerardo Arreola
La Habana. El gobierno cubano está impulsando una vez más la microempresa. Ya lo había hecho en los años noventa del siglo pasado, pero esa política finalmente se fue reduciendo hasta llegar a paralizarse. Ahora, como parte de la reforma económica, hay una nueva ola de licencias que se otorgan a los trabajadores por cuenta propia.
Hasta ahora se permite esa forma de autoempleo en 181 oficios. El más demandado es el de elaborador y vendedor de alimentos, que puede tener la forma de un restaurante privado o de una simple cafetería de esquina.
En esta nueva etapa, esas ocupaciones se empezaron a impulsar en el otoño de 2010. Un año más tarde, más de 333 mil personas tienen un permiso para ejercer el
cuentapropismoen alguna de sus múltiples variantes.
Una de las dificultades que encuentran los microempresarios es el de contar con un buen lugar de operaciones. Muchos de ellos venden artesanías, textiles, artículos decorativos o domésticos, pero poner su puesto de venta en su propio domicilio es poco rentable.
Por eso han buscado agruparse en mercadillos callejeros. Algunos ya existían y muchos se han abierto apenas. Aún así, las áreas disponibles son insuficientes.
El gobierno ya prepara locales cerrados, bodegas, edificios, lotes baldíos o la demolición de inmuebles ruinosos e insalvables, para arrendar esos espacios a los privados. De esa forma el mercadillo irá creciendo dentro del paisaje urbano.
Gerardo Arreola, corresponsal
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