8 Agosto 2010
Estados Unidos y Europa encabezan la lista de naciones que, en plena crisis económica y financiera, gasta más de 1 mil 464 billones de dólares. El mundo nunca antes había erogado tal cantidad de dinero en armamento
Cira Rodríguez César / Prensa Latina
La Habana, Cuba. El gasto militar mundial aumentó en 2009 casi un 6 por ciento en términos reales, a pesar de la crisis financiera y la recesión económica, con la cifra récord de 1 mil 464 billones (millones de millones) de dólares.
Un análisis del Instituto Internacional de Estocolmo de Investigación para la Paz (SIPRI, por sus siglas en inglés) indicó que esa cifra equivale al 2.4 por ciento del producto interno bruto mundial y a 217 dólares por cada habitante del planeta.
Expertos de ese organismo sueco aseguraron que mientras los gobiernos hablan de austeridad y la reciente cumbre del G20, celebrada en Toronto, Canadá, prometió reducir el déficit fiscal a la mitad en 2013, las inversiones en defensa siguen disparadas.
A la industria armamentista parece no importarle la alarmante tasa de desempleo mundial, el alza de los precios de los alimentos y otros productos básicos, o que millones de personas en todo el mundo aún no tengan acceso a la educación y la salud.
Tampoco llama la atención a los magnates de ese fructífero monopolio el efecto de los recortes de gastos sociales para los sectores más vulnerables, y mucho menos el impacto del cambio climático provocado en gran parte por el empleo de armas nucleares. De acuerdo con el más reciente informe divulgado por el SIPRI, “la crisis financiera global todavía no ha repercutido en los ingresos y beneficios de las grandes empresas armamentistas”.
Especificó esa entidad que en los países que conforman el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, el gasto militar creció constantemente en los últimos 10 años.
Tal comportamiento se ve en Estados Unidos, que desde su participación en los conflictos de Irak y Afganistán aumentó el gasto militar que no hubiera ocurrido sin estos conflictos, señaló Carina Solmirano, analista del SIPRI.
A esa nación le corresponde el mayor aumento del gasto mundial militar, con un 58 por ciento, ya que desde 2000 los gastos en defensa crecieron un 67 por ciento a precios constantes, para situarse en 607 mil millones en 2009, y llegar a 730 mil millones en el presupuesto fiscal de 2010.
El actual presupuesto de Defensa de Estados Unidos ya supera el 50 por ciento del total del gasto armamentista en el mundo.
Recordó el SIPRI que, en febrero de este año, el presidente estadunidense Barack Obama anunció que el gasto militar de 2011 sería de 750 mil millones de dólares, unos 30 mil millones más que en 2010 y más de 100 mil millones que en 2009.
Estados Unidos es el primer exportador de armas del mundo y se estima que en 10 años la industria armamentista podría ser el primer producto de exportación nacional.
Para muchos observadores, incluidos los del Instituto de Estocolmo, la primera potencia imperial es, sin sorpresa, el país con mayores gastos en armamento del mundo.
Los egresos de ese país multiplican con creces los de China (100 mil millones de dólares), Francia (64 mil millones), Reino Unido (58 mil millones), Rusia (53 mil millones) y Japón (52 mil millones).
Otro analista del SIPRI, Sam Perlo-Freeman, precisó que los países aumentan el gasto de la defensa con el pretexto de las intervenciones militares estadunidenses en Irak y Afganistán, y el interés constante de los países en adquirir armamento de última generación.
Además, indicó el especialista, la idea de la guerra contra el terrorismo estimuló a muchos países a ver al mundo con visión armamentista y así justificar sus altos gastos en defensa.
Ello confirma la relación directamente proporcional entre la guerra contraterrorista y las ganancias, y la expansión de los consorcios armamentistas estadunidenses.
Tales compañías, junto con las petroleras y las corporaciones de servicios, son al final los ganadores en las invasiones y ocupaciones militares, como de los conflictos actuales y potenciales en Medio Oriente y en todo el planeta.
Sobre esa base, India, Arabia Saudita, Irán, Israel, Brasil, Corea del Sur, Argelia Turquía, Singapur, Paquistán, Malasia, Israel, Argelia, Marruecos, Libia, Egipto, Irán, Suráfrica, Sudán y Chile inscribieron aumentos en sus presupuestos militares, apuntó el informe del SIPRI.
Pero, en opinión del premio Nobel de Economía Paul Krugman, el egreso por concepto de defensa y acciones bélicas no es sólo una carga, sino también un impulso para la economía.
Al respecto, recordó que Estados Unidos salió de la recesión de 1937 gracias al empuje dado por la Segunda Guerra Mundial.
Según cifras divulgadas por el SIPRI, en 2004 casi 3 millones 500 estadunidenses tenían empleos vinculados con la defensa, mientras entre las fuerzas armadas y su personal civil se sumaban otros 2 millones.
Muchos países incrementaron su gasto público en general en 2009 para impulsar la demanda y combatir la recesión, al tiempo que el gasto militar aumentó de forma semejante, aunque no formaba parte de los paquetes de estímulo económico.
Los promotores de esta lucrativa industria afirman que la inversión militar genera trabajo, actividad económica e ingresos impositivos. Sin embargo, el Instituto Foreign Policy in Focus de Washington, al comparar el nivel de empleo generado con una inversión de 1 mil millones en defensa, salud y energía limpia, concluyó que el sector militar es el menos eficiente en términos de creación de empleo y beneficios económico-sociales.
Europa, mano a mano con Estados Unidos en gasto militar
Europa también incrementó en 2009 el gasto militar en 2.7 por ciento, pero en medio de la crisis y de las medidas de austeridad anuncia recortes en la esfera de la defensa y centra en ellos su atención.
En Reino Unido, donde el presupuesto militar supera los 55 mil millones, el gobierno tiene que decidir este año si renueva el Trident, su sistema de armas nucleares, a un costo estimado en más de 150 mil millones.
Frente a esa posibilidad, organizaciones no gubernamentales británicas, opuestas a ese proyecto, piden eliminarlo ante un abultado déficit fiscal que supera los 200 mil millones de dólares.
Algunos países, como Grecia, también intentan reducir sus gastos militares, mientras otros lo prometen sin dar mayores detalles.
Para el SIPRI, “el gasto militar es una decisión que toma un gobierno por una serie de factores económicos, políticos e ideológicos”.
En su opinión, esa inversión debe depender de la relación entre los recursos de un Estado y las políticas de defensa, es decir, si un país tiene amenazas concretas o está en algún conflicto.
Pero para algunos países como Reino Unido y Francia, miembros del Consejo Permanente de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, esos gastos se vinculan con su presencia diplomática internacional y poco les importa las implicaciones económicas, sin hablar de la gran potencia militar que es Estados Unidos.
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