La opinión de un experto
Me siento con autoridad para opinar, porque nunca fui anti judío y comparto con él, un profundo odio al nazifascismo y el genocidio cometido con niños, mujeres y hombres,jóvenes o ancianos judíos...
Fidel Castro Ruz | Cubadebate
Si me preguntaran quién es el más conocedor del pensamiento israelita, respondería sin vacilar que es Jeffrey Goldberg. Incansable periodista, capaz de reunirse decenas de veces para indagar sobre el pensamiento de un líder o un intelectual israelita.
No es neutral, desde luego, es pro israelita sin vacilación alguna. Cuando alguno de ellos no está de acuerdo con la política de ese país tampoco lo es en término medio.
Para mi objetivo, lo que interesa es conocer el pensamiento que guía a los principales líderes políticos y militares de ese Estado.
Me siento con autoridad para opinar, porque nunca fui anti judío y comparto con él, un profundo odio al nazifascismo y el genocidio cometido con niños, mujeres y hombres, jóvenes o ancianos judíos contra los que Hitler, la Gestapo y los nazis, saciaron su odio contra ese pueblo.
Por la misma causa, aborrezco los crímenes del gobierno fascista de Netanyahu, que asesina niños, mujeres y hombres, jóvenes y ancianos en la franja de Gaza y en Cisjordania.
En su ilustrado artículo “El punto tras el que no hay vuelta atrás”, que se publicará en la revista The Atlantic, en septiembre de 2010, ya conocido a través de Internet, Jeffrey Goldberg inicia su trabajo de más de 40 páginas del cual extraigo las ideas esenciales para conocimiento de los lectores.
“Es posible que en algún momento durante los próximos doce meses la imposición de sanciones económicas devastadoras contra la República Islámica de Irán convenza a sus líderes para que abandonen los esfuerzos por obtener armas nucleares. [...] Es posible asimismo que las ‘operaciones de frustración’ llevadas a cabo por los organismos de inteligencia de Israel, los Estados Unidos, Gran Bretaña y otras potencias occidentales [...] lleguen a desacelerar en alguna medida considerable el avance de Irán. También puede que el Presidente Obama, quien ha declarado en bastantes ocasiones que considera la perspectiva de un Irán nuclear como algo ‘inaceptable’, ordene un golpe militar contra las principales instalaciones de armamentos y enriquecimiento de uranio del país.”
“Al analizar la plausibilidad y las posibles consecuencias de un golpe israelí contra Irán, no me dedico a un ejercicio mental ni a un juego de guerra de un hombre. Israel ya ha atacado y destruido con éxito en dos ocasiones el programa nuclear de un enemigo. En 1981, los aviones de guerra israelíes bombardearon el reactor iraquí en Osirak y detuvieron (para siempre, según resultó) las ambiciones nucleares de Sadam Hussein; y en 2007 los aviones israelíes destruyeron un reactor de fabricación norcoreana en Siria. Por lo tanto, un ataque contra Irán sería sin precedentes sólo en cuanto al alcance y la complejidad.”
“Por más de siete años he estado estudiando la posibilidad de que al final se produzca ese golpe [...] En los meses transcurridos desde entonces (marzo de 2009), he entrevistado a alrededor de 40 decisores israelíes actuales y anteriores sobre un golpe militar, así como a muchos funcionarios estadounidenses y árabes. En la mayoría de estas entrevistas he formulado una pregunta sencilla: ¿Cuáles son las posibilidades porcentuales de que Israel ataque el programa nuclear iraní en el futuro cercano? No todos respondieron esta pregunta, pero hubo un consenso de que hay posibilidades por encima del 50% de que Israel lanzará un ataque en julio próximo. [...] puse a prueba el consenso hablando con muchas fuentes tanto dentro como fuera del gobierno y pertenecientes a distintos partidos políticos. Tras mencionar la sensibilidad extraordinaria del tema, muchos hablaron sólo a regañadientes y con la condición de que no se revelaran sus nombres [...] El razonamiento dado por los decisores israelíes no fue complicado: Irán, cuando más, necesita entre uno y tres años para lograr una capacidad nuclear real. [...] Y el elemento más esencial de la doctrina de seguridad nacional israelí, un principio que data del decenio de 1960 [...] es que no se debe permitir a ningún adversario regional alcanzar la paridad nuclear con el estado judío renacido y aún asediado.”
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