Antecedentes
El historiador
israelí-británico-estadunidense Bernard Lewis, hoy nonagenario y especialista emérito
(sic) del Islam (sic) en Princeton, había apostado a que el 22 de agosto (¡cómo le pesan a la israelpatía estas fechas del 21 y 22 de agosto!) de hace cuatro años (¡súper sic!), el presidente iraní Ahmadinejad lanzaría bombas nucleares, que no posee, contra Israel (The Wall Street Journal, 8/8/06; Bajo la Lupa 13/8/06). ¡La sicosis total!
Ahora Jeffrey Goldberg, reservista del ejército israelí y al mismo tiempo periodista en Estados Unidos, alcanza el punto sin retorno
(sic) en The Atlantic Monthly (septiembre 2010), en un kilométrico artículo propagandístico para excitar un bombardeo contra Irán en la primavera, que sería ejecutado unilateralmente por Israel y sin permiso de Obama. ¡Cómo no!
Nos encontramos en una fase de intensa guerra sicológica
promovida por los mendaces multimedia occidentales controlados por el sionismo financiero global, según se ha expuesto en recientes documentos secretos del Senado desclasificados por National Archives and Records Administration (Yahoo News, 18/8/10; Russia Today y Antiwar, Grant Smith, 20/8/10).
No es gratuito que en el mismo Estados Unidos, un patético 22 por ciento (Nota: se me hace exagerado) de sus ingenuos televidentes conceda credibilidad a sus televisoras (Encuesta Gallup 2010).
Peor aún: una encuesta de Tel Aviv University Peace Index revela que 56 por ciento de los israelíes judíos (sic) cree que el mundo entero (¡súper sic!) está contra Israel
, al unísono de 54 por ciento de judíos
(se me hace bajísimo) quienes piensan que “Israel se encuentra solo en la comunidad internacional, según The Jerusalem Post (El mundo entero está contra nosotros
, Yoni Cohen, 19/8/10).
Como reza el bello apotegma bíblico: quienes siembran vientos cosechan tempestades. A tal paranoia ha llevado lastimeramente la israelpatía del canciller Avigdor Lieberman, anterior guarura de cabarets, y del ultrasionista Netanyahu, cuyo padre fue íntimo del ucraniano de origen jázaro (judío converso por religión, no por genética, es decir: no semita y de raíz turco-mongol), el muy violento Vladimir Yevgenyevich Jabotinsky, padre del neosionismo.
Hechos
Hoy la noticia no es que la planta civil nuclear de Bushehr –en la costa del suroeste de Irán y su principal puerto en el Golfo Pérsico– haya arrancado con 36 años de retraso, sino que no haya sido atacada impunemente por la israelpatía (ver Bajo la Lupa, 6 y 9/6/10).
Es ya el día 22 en Bushehr, hora de mi escrito en México, y pasó felizmente el umbral del 21 de agosto para ser bombardeada por Israel, como había incitado el superhalcón John Bolton, su séquito de halcones neoconservadores straussianos, y un elevado número de congresistas estadunidenses, muy bien lubricados, que controla el cabildeo israelí de AIPAC (libro El cabildeo israelí y la política exterior de Estados Unidos, John J. Mearsheimer y Stephen W. Walt, 2007).
Bushehr simboliza el juego con fuego nuclear de las grandes potencias con las medianas: iniciada hace 36 años por el régimen del sha, a instancias de Estados Unidos (para contener a la URSS en el Mar Caspio) y asignada a la empresa alemana Siemens, fue abandonada poco profesionalmente (habiendo cobrado 2 mil 500 millones de dólares, sin devolución) con el arribo de la revolución jomeinista en 1979.
Rusia reanudó su construcción en 1998, 19 años más tarde, que no pudo concluir debido a las fuertes presiones de Estados Unidos durante 12 años hasta que Moscú decidió ahora que debía cumplir sus compromisos.
Los multimedia rusos tomaron muy serenos la apertura de Bushehr (RIA Novosti, 21/8/10) –que contó con la presencia in situ de Sergei Kiriyenko, anterior primer ministro y director de Rosatom (la agencia de energía atómica rusa)–, y será operada en forma conjunta por Rusia e Irán durante un periodo de dos a tres años
.
Por lo pronto, en dos o tres años
, Bushehr difícilmente sería bombardeada por la israelpatía, que no se atreverá a confrontar a una superpotencia nuclear de la talla de Rusia. No es lo mismo asesinar impúdica e impunemente a inermes palestinos y libaneses que a los técnicos rusos.
Es evidente que las otras plantas sin el resguardo ruso corren serio peligro de un bombardeo unilateral de la israelpatía.
Moraleja
Para blindarse de la israelpatía nuclear, Irán debe resguardar sus otras plantas con técnicos rusos, chinos e indios.
Bushehr es de carácter civil y no ha sido afectada por la cuarta ronda de sanciones (las normales
y las adicionales
de Estados Unidos y la Unión Europea), que se han descarrilado, a juicio de los chinos.
Rusia abastecerá el combustible nuclear a Bushehr y recogerá los desechos, bajo vigilancia de la AIEA. Así que, en teoría, no existe manera para que Irán fabrique desde Bushehr una bomba de plutonio.
En la otra planta de Teherán, donde la república jomeinista inició un programa para enriquecer uranio al 20 por ciento con fines clínicos, Rusia también está dispuesta a suministrar isótopos radiactivos (yodo y molibdeno) para la investigación médica.
Se recuerda que para fabricar una bomba nuclear se requiere un enriquecimiento de uranio mayor al 90 por ciento, con el que visiblemente no cuenta Irán que, a duras penas, ha iniciado con la odisea del enriquecimiento al 20 por ciento.
Mientras en Irán era un festejo nacional (coincidió con el año nuevo persa del Nowruz), la apertura de Bushehr no inmutó al Departamento de Estado estadunidense, que no la considera como una amenaza proliferativa
. ¡Vaya!
Una fecha anterior al fatídico día Bolton
, Hillary Clinton anunció la reanudación de las negociaciones directas entre el gobierno israelí de la dupla Netanyahu-Lieberman y la Autoridad Nacional Palestina para el 2 de septiembre bajo auspicios de Estados Unidos, mientras la administración Obama daba seguridad al gobierno israelí de que la amenaza (sic) iraní
no era inminente, por lo menos en los próximos 11 meses (The New York Times, 20/8/10). Gary Samore, principal asesor de Obama en temas nucleares, asegura que Irán se encuentra mínimamente (sic) a un año de fabricar una bomba atómica.
Conclusión
Lo más relevante, a nuestro juicio, proviene de la declaración de Ahmadinejad al rotativo nipón Yomiuri Shimbun (20/8/10) –editado en un país muy sensible al asunto nuclear–, un día antes del fatídico día Bolton
, de que Irán suspendería el enriquecimiento de uranio al 20 por ciento (el punto nodal de todo el contencioso, que no es nada porque se encuentra muy lejos del umbral incandescente del 90 por ciento), si le aseguran el suministro de combustible nuclear, lo cual se empieza a concretar en Bushehr, como habíamos adelantado (Bajo la Lupa, 15/8/10).
Ahmadinejad sentenció que Irán nunca ha iniciado una guerra o deseado poseer una bomba atómica
, lo cual es cierto: ¡todo lo contrario de la israelpatía!
Y en esta cacofonía global, ¿dónde quedan el máximo de 400 bombas nucleares clandestinas de la israelpatía que se obstina en no firmar el Tratado de No Proliferación?
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