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miércoles, 4 de agosto de 2010

La columna de Jalife

Bajo la Lupa
¿Desató Goldman Sachs la guerra alimentaria global?
Alfredo Jalife-Rahme
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Productores de leche arrojaron sus ropas y herramientas frente al Consejo Europeo, el mes pasado en Bruselas, en protesta por los bajos precios de venta del lácteo que, sostienen, benefician a industrialesFoto Reuters
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ntecedentes: baste recordar en el México neoliberal el papel letal que jugó el banco multigenocida Goldman Sachs (GS) durante el Fobaproa/IPAB –un Vietnam financiero, según el cordobista Zedillo (uno de sus conspicuos cómplices)– cuyos pagarés, que tienen postrado al país, fueron firmados ilegalmente por el israelí-argentino (ni siquiera fungía como mexicano) Martín Werner Wainfeld, quien luego fue doblemente gratificado como socio de GS en México y codueño de banca Mifel, este en apariencia un inocuo cuan diminuto banco comunitario que llama la atención ostente una sucursal relevante en Metepec, asiento de la cárcel de alta seguridad (sic) de Almoloya (ver Bajo la Lupa, 2/5/10, y La Lupa Política, Voces del Periodista, Núm. 207).
Cabe destacar las estrechas ligas del cordobista Zedillo, ya no se diga de Werner, con el prototipo de la banca israelí-anglosajona, el fondomonetarista Jacob Aharón Frenkel: ex gobernador del banco central israelí y hoy mandamás de JP Morgan Chase International (en asociación con los Rockefeller y Kissinger) y simultáneo (¡supersic!) vicedirector de la fraudulenta aseguradora AIG.
Por alguna razón el tema de la suficiencia alimentaria –tan preciado en los centros estratégicos asiáticos, rusos, africanos e islámicos– se ha esfumado del debate latinoamericano (con excepción de Brasil y Argentina que son potencias en la materia y conocen sus alcances).
En México, el hilarante SAM –Sistema (sic) Alimentario Mexicano– del protolibrecambista López Portillo, derivó en un sonoro fracaso y los subsecuentes presidentes neoliberales del PRI y el PAN sepultaron la agricultura nacional mediante el nefario TLCAN (una de las causales de la masiva migración) para pasar a ser dependientemente alienados por el poderoso cuan subsidiado cártel tecno-agrícola-alimentario anglosajón, el mayor del planeta (Bajo la Lupa, 23/4/08).
Hechos: después de que advertimos la inminente cuan ominosa guerra alimentaria cocinada para China (Bajo la Lupa, 1º/8/10), los precios del trigo se dispararon al día siguiente 8 por ciento (desde junio pasado han subido casi 50 por ciento), lo cual en su conjunto constituye su mayor alza en más de tres décadas (The Financial Times, 2/8/10).
Será el sereno, pero el multigenocida GS se ha despachado con la cuchara grande mediante la especulación con sus derivados financieros que aplica ahora a los precios del trigo (Deborah Doane, The Guardian, 22/7/10).
Según la organización civil británica World Development Movement (wdm.org.uk), GS ha succionado enormes ganancias apostando a los precios de los cultivos como el trigo, el café y el cacao que exacerban la pobreza y la desnutrición, pero que descuelgan miles de millones de dólares en beneficio del sector bancario (inocultablemente quebrado). ¿Podrá la miseria generalizada del mundo salvar de su quiebra a la banca israelí-anglosajona mediante sus demenciales apuestas especulativas ahora con los alimentos,al indeleble estilo Madoff y Soros?
Doane señala a los principales bancos perpetradores que participan en la especulación de los alimentos: GS (but of course and curse!), Citigroup, Bank of America, Deutsche Bank, Morgan Stanley, HSBC y JP Morgan Chase.
Sólo el multigenocida GS descolgó más de 5 mil millones de dólares en la ronda de 2009 (más lo que se acumule en 2010). Cabe recordar que la mayoría de los citados ha sido implicada en el blanqueo local y global.
Se me pasaba: para cerrar el círculo mafioso, la rama londinense de Morgan Stanley mantiene una íntima bidireccionalidad con la depredadora petrolera Schlumberger (tan consentida por ciertos directores de Pemex).
También se me pasaba: hasta Wikipedia, una controvertida consulta para mentes perezosas incapaces de investigar por sí solas, brinda un breviario del mandamás de GS, Lloyd Craig Blankfein, y sus íntimos vínculos con Israel Gary D. Cohn, segundo de a bordo de Blankfein, pertenece a la misma cofradía. Mejor aquí le paramos.
En su luminoso reporte reciente La lotería de la gran hambruna, WDM reclama en forma ingenua el finiquito de las transacciones secretas de los bancos.
¿Desea el grupo WDM aniquilar las estratosféricas ganancias parasitarias de la banca israelí-anglosajona mediante sus derivados financieros, aplicados a todos los rubros tangibles y vitales, que constituyen un cáncer financiero global?
WDM, que aboga por la justicia social global, expone que el dinero que fluye a la especulación de las materias primas tanto en los índices de sus fondos como en sus derivados financieros se dispararon de 46 mil millones de dólares en 2005 a 250 mil millones en 2008. ¿Cómo andarán ahora en vísperas del otoño ardiente de 2010?
Por cierto, los índices de fondos de las materias primas es un invento de GS (La burbuja alimentaría: cómo Wall Street hambreó a millones y salió ilesa, Frederick Kaufman, Harper’s, 7/2010). Resalta que GS haya participado a la cabeza de la crisis global alimentaria de 2007-08.
No faltan palafreneros de las trasnacionales bancarias que salgan a defender lo indefendible (desde el punto de vista tanto del bien común como de un mundo armónico) –por encargo, por beneficio personal, por candidez, por ignorancia, o por todo a la vez–, como el blogista israelí Seth Freedman (partidario de la piratería del gobierno Netanyahu para impedir la ayuda humanitaria turca a Gaza, la mayor cárcel viviente del mundo, The Guardian, 1º/6/10), quien ataca a WDM y defiende la feroz réplica de GS (The Guardian, 20/7/10). ¡Les dolió!
La cíclope reguladora estadunidense (SEC, por sus siglas en inglés) acaba de solicitar en forma genuflexa a GS que desglose la manera en que obtuvo sus exorbitantes ganancias; la réplica de GS fue que no sabía cómo las había logrado. Sin comentarios.
En otra de sus legendarias réplicas, GS justifica que el alza de los alimentos se debe a las tendencias (sic) de largo-plazo, el incremento del consumo de carne por las clases medias en los mercados emergentes, el uso de biocombustibles y el cambio climático (la coartada perfecta). Esta réplica está diseñada para oligofrénicos, cándidos e ignaros.
¿Sucede lo mismo en tiempos de preparativos para la guerra alimentaria?
Pues el blogista israelí Freedman estará muy convencido de las bondades de GS (como en México todos sus palafreneros que se han beneficiado de sus actividades homicidas locales y globales), pero a quienes faltará persuadir es a China e India –para citar los dos países más poblados del orbe, cuyo déficit alimentario se puede convertir en un arma letal de parte del cártel tecno-agrícola-alimentario anglosajón.
Lo interesante yace en que Gary Gensler, mandamás de la reguladora de materias primas de EU, la FAO y la UNCTAD (ambas de la ONU), así como el comisionado europeo de los mercados financieros, coincidan con los hallazgos de WDM.
En forma persuasiva Deborah Doane aduce que todos los alegatos de GS no explican los brutales picos como sus abruptas caídas que reflejan la entrada y salida de dinero caliente y concluye trepidantemente que la gente muere de hambre mientras los bancos ganan enormidades, apostando en los alimentos, a cuya cabeza se sitúa el multigenocida Goldman Sachs.

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