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martes, 11 de febrero de 2014

La suerte está echada


El Salvador




Culminó el escrutinio final de las elecciones presidenciales del pasado 2 de febrero en El Salvador. El FMLN resultó el rotundo ganador con 1.315.768 votos, equivalente al 48.93% de los votos válidos; el partido ARENA sólo alcanzó 1,047,592 votos (38.96%), que constituye su votación más baja de las últimas 3 elecciones; UNIDAD, una agrupación de partidos de derecha encabezada por su candidato Antonio Saca, ex presidente de la República y ex miembro de ARENA del cual fue expulsado, obtuvo el tercer lugar con 307,603 votos (11,44 %).

El partido FMLN con los votos obtenidos a su favor ha cambiado el mapa político de El Salvador, ganó en 13 de los 14 departamentos y en 185 municipios de un total de 262. Departamentos y municipios, del oriente, occidente y centro del país que anteriormente daban sus votos mayoritariamente por ARENA, ahora dieron sus votos por el partido de izquierda. Los programas sociales impulsados por el gobierno de apoyo a la educación, agricultura, salud, juventud y adultos mayores; mantenimiento y sectorización de subsidios en servicios fundamentales como el suministro del gas licuado, se traducen en respaldo al partido en el gobierno por amplios sectores de población.

Al conocerse el resultado inicial que ya era definitivo el propio día de las elecciones, la dirección de ARENA, encabezada por su candidato presidencial Norman Quijano convocó a una “celebración” en la que apenas participaron un par de centenas de correligionarios, pretendiendo darse ánimos a través de los medios informativos mayoritarios que les son afines y con ello a su militancia y votantes, ante una contundente derrota equivalente a 10 puntos porcentuales del total de los votos emitidos.

El próximo 9 de marzo se efectuará la segunda vuelta pues ninguno de los contendientes alcanzó el mínimo exigido por la ley electoral, equivalente al 50% más un voto.

ARENA, partido representante de la reancia oligarquía, heredera de los “escuadrones de la muerte” cuyos dirigentes y correligionarios se aprovecharon del Estado durante 20 años de gobiernos corruptos para favorecer sus propios intereses, hablaron en esta campaña de “recuperar” El Salvador para seguir usufructuándolo. Su llamado no les dio el efecto deseado. La mayoría de población ya no cree en ese partido excluyente, torpe y amenazador, anclado en el pasado que sigue demandando en su himno que el país sea la tumba de sus principales “rojos” adversarios. El actual presidente de la República, Mauricio Funes, lo ha calificado recientemente con mucho tino, como un partido decadente.

El FMLN llegará a esta segunda vuelta no confiado, sí con mucha determinación de triunfo estimulado por los resultados, con nuevos bríos y seguramente nuevas alianzas que ya se empiezan a vislumbrar en el horizonte político salvadoreño. Importantes dirigentes del partido GANA, escisión de ARENA y principal componente de UNIDAD ya anunciaron que no efectuarán ningún tipo de acuerdo con ARENA, partido de cuyos dirigentes recibieron amenazas, insultos y acusaciones de traidores y corruptos. Un posible entendimiento se perfila entre GANA y el FMLN, aunque eso no representa que los que votaron por UNIDAD automáticamente trasladen sus votos al partido de izquierda. Tampoco se aprecia como un pacto indispensable para la consecución del triunfo efemelenista el próximo 9 de marzo.

ARENA para ganar necesitaría remontar una desventaja de alrededor de 270 mil votos, lo que se aprecia prácticamente imposible. Como se dice comúnmente, la suerte está echada, aunque aquí no se trata de suerte sino de las vivencias, apreciaciones y respuestas de la población a partir de los logros obtenidos por un gobierno que ha hecho la mayor inversión social en la historia del país en condiciones muy adversas, en beneficio de los más desprotegidos y que mantiene la voluntad y el legítimo derecho de continuar con esos cambios y profundizarlos.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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