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miércoles, 25 de julio de 2018

Otra América es posible, sin Trump y sin su muro, por supuesto…


Lilliam Oviedo

Rebelión

Yo, incásico del légamo,/toqué la piedra y dije:/¿Quién me espera? Y apreté la mano/ sobre un puñado de cristal vacío./Pero anduve entre flores zapotecas/ y dulce era la luz como un venado, /y era la sombra como un párpado verde”.

En esta estrofa de Amor América, Pablo Neruda se presenta a sí mismo hurgando en la historia. ¿Cuál sería el título adecuado para una convocatoria a hurgar en el presente? ¿Acaso está prohibido pronunciar palabras como racismo, rebeldía y lucha de clases?

En la carta escrita a Donald Trump por Andrés Manuel López Obrador, están ausentes esos términos, y, claro, no se habla del muro cuyo costo el presidente de Estados Unidos pretende cargar a México.

López Obrador presenta como esenciales los temas Comercio, Migración, Desarrollo y Seguridad. Y los presenta como despojados de todo vínculo con el concepto de clase.

La emigración forzosa (forzada por el hambre y la violencia) cesará como resultado de un programa de inversiones que se sustentará con el ahorro logrado a partir de la austeridad y la honradez, y con este hermoso proyecto colaborarán los gobiernos situados al sur de México y, por supuesto, los situados al norte, que negociarán, en el marco del respeto y con auténtica preocupación por las mayorías, los tratados de libre comercio.

¿Acaso cambiaron, a partir del 2 de julio, la naturaleza del imperialismo y la definición del poder hegemónico?

Es preciso saludar la victoria de Andrés Manuel López Obrador, pero lo es también puntualizar que la respuesta a esta propuesta no cabe en la cuenta de Twitter de Donald Trump o en una carta enviada a través de Mike Pompeo.

La respuesta hay que buscarla en la práctica de un gobierno que ensaya nuevas formas de financiamiento a los sectores que sustentan la guerra económica y la conspiración en sus más abominables formas contra los gobiernos progresistas de América Latina.

¿Comparte Donald Trump el sueño de un México enriquecido por un corredor económico y comercial que una los dos océanos a través del paso de Tehuantepec? ¿Serán para sustentar esos planes los recursos del erario y no para levantar el muro? Además, ¿habrá un nuevo ensayo de zona franca y una acción estatal dirigida a que no sea el nuevo disfraz de la miseria? ¿Renunciaron los dos gobiernos colocados en la parte septentrional de América al objetivo de ahogar todo intento de integración en el sur del continente?

Andrés Manuel López Obrador inicia su carta agradeciendo el trato respetuoso que ha recibido de Trump desde el 2 de julio… Y menos mal que precisa la fecha… El trato respetuoso (acaso amable) no ha sido para el pueblo mexicano, calificado muchas veces por Trump de la peor manera… ¿Se convirtió en amable el gobernante que nunca ha ahorrado insultos?

Concluye López Obrador con una identificación que, si no puede calificarse de infame, al menos es preocupante:

“En cuanto a lo político, me anima el hecho de que ambos sabemos cumplir lo que decimos y hemos enfrentado la adversidad con éxito. Conseguimos poner a nuestros votantes y ciudadanos al centro y desplazar al establishment o régimen predominante. Todo está dispuesto para iniciar una nueva etapa en la relación de nuestras sociedades, sobre la base de la cooperación y la prosperidad. Hagámoslo”.

El voto por López Obrador fue un voto contra el hambre, contra la corrupción, contra la participación del Estado en el crimen organizado… Esa verdad retrata el compromiso.

Otra América es posible, pero hay que construirla enfrentando a Trump, no identificándose con él.

Tierra mía sin nombre, sin América,/estambre equinoccial, lanza de púrpura,/tu aroma me trepó por las raíces /hasta la copa que bebía, hasta la más delgada/ palabra aún no nacida de mi boca” , concluye Neruda en Amor América…

¿Cuáles palabras será preciso ensayar para hablar de futuro en esta América?

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