Entrevista con Jennifer Harbury, abogada de derechos humanos
Democracy Now!
En nuestro informe
especial desde la frontera entre Estados Unidos y México, conversamos
con la abogada de derechos humanos Jennifer Harbury. Harbury vive en el
Valle del Río Grande desde hace más de cuarenta años y participa
activamente en la respuesta a la política de “tolerancia cero” del
Gobierno de Trump. Su esposo, Efraín Bámaca Velásquez, era un comandante
maya miembro de la guerrilla que desapareció tras ser capturado por el
ejército guatemalteco en la década de 1980. Luego de una larga campaña,
Harbury descubrió que EE.UU. había participado en el encubrimiento de la
tortura y muerte de su esposo. Actualmente, sigue trabajando con
personas que huyen de la violencia de Guatemala, El Salvador y Honduras.
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.
AMY GOODMAN :
Estamos transmitiendo desde Brownsville, Texas, antes de una enorme
protesta que tendrá lugar en el día de hoy frente a los juzgados
federales que están justo detrás de nosotros, y que exigirá que el
Gobierno de Trump ponga fin a la política de “tolerancia cero” que ha
separado a más de 2.000 menores de sus padres, quienes han sido acusados
penalmente por cruzar la frontera. En un minuto conversaremos con la
persona que ayudó a alertar sobre esta crisis cuando compartió un audio
con el medio ProPublica en el que se escuchaba llorar a varios menores
detenidos en un centro de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.
Se estima que los menores tenían entre 4 y 10 años, y se les puede
escuchar llorando y gritando “¡Mami!” y “¡Papi!”.
AMY GOODMAN :
La persona que hizo esa grabación pidió no ser identificada por temor a
represalias. Y el audio pudo ser compartido gracias a la ayuda de
nuestra próxima invitada, Jennifer Harbury, abogada de derechos humanos y
conocida activista. Ella ha vivido en el Valle del Río Grande durante
más de 40 años, y ha participado activamente en las manifestaciones en
contra la política de “tolerancia cero”. Su esposo, Efraín Bámaca
Velásquez, fue un comandante guerrillero maya en la sierra alta de
Guatemala, que desapareció después de que fuera capturado por el
ejército en la década de 1980. Después de una larga campaña, Harbury
descubrió que EE.UU. había participado en el encubrimiento del asesinato
y la tortura de su marido. Hablaremos de esto en otra parte de esta
entrevista que publicaremos en nuestra página web. Harbury trabaja con
personas que huyen de la violencia en Guatemala, El Salvador y Honduras,
para venir a Estados Unidos y obtener asilo político. Jennifer, le
agradecemos que esté aquí con nosotros. El tema del asilo político, ¿qué
tan importante es en este momento? ¿Qué es lo que la gente no está
entendiendo sobre lo que está pasando aquí?
JENNIFER HARBURY :
Hay, por supuesto, dos categorías de personas que intentan ingresar a
EE.UU., y Trump los está mezclando. Una categoría sería la gente de los
carteles. Ellos tienen suficiente dinero para comprar un aeropuerto, un
avión jumbo y tantos pasaportes y visas como quieran. No los veremos
cruzando el río a nado. La categoría más importante son los refugiados,
que están escapando del mundo de violencia extrema y explotación que ha
sido establecido por los cárteles en todo Centroamérica y en la mayor
parte de México. También tenemos muchas personas que vienen de África,
huyendo del genocidio contra su minoría étnica, o, por ejemplo, un joven
de Ghana que es gay y que estuvo a punto de ser linchado por una
muchedumbre y casi es deportado la semana pasada.
AMY GOODMAN :
Cuéntenos lo que está sucediendo en estos casos y en los casos que
usted conoce bien en América Latina, América Central, Honduras, El
Salvador y Guatemala. ¿Cuál es el papel de Estados Unidos? La gente
dice: “¿por qué deberíamos permitir el ingreso de estas personas, si sus
países están sacudidos por la violencia? ¿Por qué debemos hacernos
responsables de eso?”
JENNIFER HARBURY : Número uno:
inmigrantes somos todos, nuestros padres y abuelos lo son, ¿verdad?
Vinimos aquí. Mi padre fue un refugiado a los 11 años. Llegó a la Isla
Ellis huyendo de la Segunda Guerra Mundial. Entonces, número uno, es
algo que todos hemos heredado. Pero, número dos, Estados Unidos tiene
mucho que ver con la creación de los monstruos que están llevando a los
refugiados hasta nuestra frontera. Están huyendo de los cárteles.
¿Quiénes son los jefes de los cárteles? Después de que terminaron las
guerras sucias, que incluyeron genocidios y actos diarios de tortura y
terror, según afirman las Naciones Unidas, tras eso esas personas
cambiaron sus uniformes y se convirtieron en los jefes de los cárteles.
Son extremadamente ricos. Tienen una experiencia militar muy completa,
por eso una pandilla de jóvenes es capaz de detener un autobús con tanta
precisión. Y tienen acceso ilimitado a armamento y lo que sea que
necesiten. ¿Quiénes eran las personas a la cabeza de la inteligencia
militar, por ejemplo, en Guatemala? Esas personas fueron entrenadas en
Estados Unidos y trabajaron muy de cerca con las agencias de
inteligencia de Estados Unidos durante todo el genocidio. Y fuimos, por
supuesto, severamente criticados por eso por la Comisión de la Verdad de
las Naciones Unidas, y el presidente Clinton se disculpó.
Doscientas
mil personas fueron asesinadas por esos escuadrones de la muerte. Los
que sobrevivimos a esa época, recordamos los tipos de tortura y
mutilaciones que se podía ver en los cuerpos cuando los encontrábamos en
la calle. Y son las mismas torturas que se realizan ahora. Lo que pasa
es que los líderes de los cárteles son las mismas personas que
trabajaron mano a mano con Estados Unidos. Fueron armados por Estados
Unidos. Fueron entrenados por Estados Unidos. Estados Unidos les vendió
sus equipamientos. Y en gran medida, todavía están siendo protegidos por
nuestras agencias de inteligencias. No publicarán documentos clave
sobre el genocidio que involucren a personas que solía trabajar con
ellos. Por ejemplo, uno de los torturadores de mi esposo, el coronel
Alpirez, fue protegido en Estados Unidos después de las revelaciones,
vivió cerca de la CIA con toda su familia durante casi 10 años, y cuando
me enteré, cuando me avisaron, él huyó a Guatemala. Esa persona fue
entrenada en la Escuela de las Américas. Participó directamente en el
genocidio. Fue un agente a sueldo de la CIA . Eso significa, que a
cambio de dar información, recibió dinero de la CIA . Fue un informante
pagado.
AMY GOODMAN : Y ahora tenemos mujeres y niños
tratando de cruzar estos puentes fronterizos para solicitar asilo
político, ¿y les dicen que no hay espacio? ¿Es esto legal?
JENNIFER HARBURY :
No, es completamente ilegal. Describiré muy brevemente lo que está
sucediendo. No se puede solicitar asilo político fuera de Estados
Unidos. Tienes que llegar aquí de alguna manera, incluso si es solo a un
centímetro de la frontera, Puedes cruzar el río. Con suerte, tu hijo no
se ahogará. Serás capturado si tratas de huir con niños pequeños. Y
luego te quitarán a tus hijos. ¿Cómo hacerlo mediante la vía legal?
Caminas por el puente, como lo establece la ley. Tocas la puerta del
puesto fronterizo y dices: “Hola. Estoy aquí para pedir asilo político.
Estoy en peligro”. Luego deben enviarte a una entrevista de “miedo
creíble”. No es opcional. Y si pasas tu entrevista de “miedo creíble”,
que la mayoría de la gente pasa, comienzas tu proceso ante un juez de
inmigración. Ha habido grandes cambios en este procedimiento desde que
el presidente Trump asumió el cargo. En otras palabras, estamos cerrando
ambas puertas. Lo que sucede con Trump es que comenzaron a devolver a
solicitantes de asilo en el puente, diciéndoles: “Trump es el presidente
ahora. Ya no hacemos eso”. Una de mis clientas era una mujer que había
huido de los traficantes en Guatemala, estaba en un situación terrible
cuando llegó a Reynosa. Su hija fue asesinada, y ella horriblemente
herida. Cruzó el puente con la ayuda de un andador, recién recuperada de
una fractura en la pelvis, tras dos meses en el hospital. Los oficiales
la rechazaron. Y en la base del puente, de vuelta en México, fue
secuestrada. Esa práctica se detuvo brevemente, pero ahora se está
realizando de nuevo. La segunda parte de una petición de asilo ocurre
cuando logras cruzar, lo que es bastante complejo estos días. Los
solicitantes son enviados a centros de detención, que operan como
terribles prisiones. No hay particiones entre los inodoros. No puedes
tocar a nadie, ni si quiera si tu compañero de celda acaba de descubrir
que su hijo fue asesinado. No recibes comida decente, etc.
AMY GOODMAN : Diez segundos…
JENNIFER HARBURY :
Este gobierno ha convertido el proceso en algo insoportable. Y en este
momento la gente está en estas cárceles durante dos o tres años. Es por
eso que el sistema está, como dicen los oficiales en la frontera,
“colapsado” porque no estamos haciendo lo que legalmente tenemos que
hacer, que es dejarlos en libertad condicional.
AMY GOODMAN :
Vamos a continuar esta discusión y la publicaremos en democracynow.org.
Jennifer Harbury, abogada de derechos humanos y activista aquí en
Brownsville, hablando con nosotros desde la frontera.
Traducido por Lissette Favorite. Editado por Igor Moreno Unanua y Democracy Now! en Español.
Fuente y enlace al vídeo: http://www.democracynow.org/es/2018/6/28/jennifer_harbury_todays_refugee_crisis_is
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