La Policía Nacional (PN) de Panamá reprimió con bombas lacrimógenas y perdigones las manifestaciones pacíficas que aproximadamente dos mil indígenas llevaron a cabo este lunes en la provincia de Chiriquí (oeste), en contra de las pretendidas reformas al código minero que aumentarán de manera significativa la contaminación en terrenos ancestrales.
Así lo dieron a conocer diferentes agencias de noticias internacionales, que además precisaron que en los enfrentamientos resultaron al menos una veintena de personas heridas y seis desaparecidos.
“Las unidades policiales retuvieron a 19 personas bajo investigación y que luego fueron puestas a órdenes de las autoridades competentes (…) los disturbios dejaron al menos seis personas desaparecidas”, reseñó el portal web Kaos en la Red.
Ante el hecho, el presidente de la comarca indígena Ngöbe-Buglé, Pedro Rodríguez, explicó que “unos compañeros trataron de hacer un piquete (grupo) y a la vez cerrar medio paño (carril) por una hora en la carretera Panamericana. Entonces, la policía inmediatamente comenzó a dispersar a la gente con gas pimienta”.
Rodríguez, que también advirtió que la protesta reunió a más de ocho mil indígenas en varias ciudades de Panamá, insistió en que “la reivindicación de nosotros es defender nuestros territorios de la minería hasta las últimas consecuencias”.
Por su parte, la PN emitió un comunicado detallando que al parecer varios manifestantes “llevaban trozos de madera y piedras”, y que éstos cerraron la vía a la altura del Cruce de San Félix y luego bloquearon la misma carretera en Viguí, al oeste del país. Según la PN, nadie salió herido.
Sin embargo, contrario a la posición de la Policía, el Frente Nacional por la Defensa de los Derechos Económicos y Sociales (Frenadeso), que reúne organizaciones populares y sindicales, denunció que la “fuerte represión” dejó entre los desaparecidos a un menor de edad de 11 años.
La comarca indígena Ngöbe-Buglé es la de mayor población en el país y en ella está el Cerro Colorado, considerado el segundo yacimiento más grande de cobre del mundo, que quiere ser explotado por el Gobierno.
Pese a esto, los grupos originarios se oponen a la explotación minera a cielo abierto dentro de sus linderos porque pondría en peligro de contaminación la flora y la fauna del lugar, además de los acuíferos y ríos.
Además de la Ngöbe-Buglé, hay diversos grupos ambientalistas panameños que también apoyan las protestas.
No obstante, este lunes se inició en la Asamblea Nacional el segundo debate de la reforma minera, que hasta ahora también ha sido defendido por el Gobierno, pues alega que a pesar de la destrucción ambiental el proyecto aumentaría las regalías por el costo de los permisos, multas y las tasas que las mineras deben pagar al Estado por el derecho de explotar la tierra.
Kaos en la Red
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