Cuando se trata de desacreditar a personas o países que no siguen la línea oficial dominante o no se doblegan ante los designios del pensamiento único capitalista, los medios al servicio de los poderes fácticos que subyugan este mundo, cumplen una labor sistemática y contumaz.
Y, doy pautas concretas de lo que quiero demostrar. Por ejemplo, con relación a las recientes elecciones en Venezuela, el conteo que dio a conocer el Consejo Nacional Electoral –CNE-, cuando éste resultó irreversible, otorgó la victoria al actual mandatario, Nicolás Maduro, por poco más de 250 mil votos. Esta escasa diferencia fue utilizada como pretexto por la oposición para cantar fraude aún cuando ésta misma, con anterioridad, convalidó el sistema capta huellas y de boleta electrónica. El más confiable del mundo según organizaciones serias como el mismo Centro Carter de Estados Unidos.
La consigna anunciada, era desconocer los resultados y por ende desconocer el triunfo de Maduro, para con ello instigar un clima de violencia e ingobernabilidad que diera como resultado una situación insostenible que abriera las puertas a una intervención extranjera. Por ello, Capriles llamó a sus huestes a desahogar la “arrechera” (el enojo) por medio de actos fascistas violentos, los cuales no solo terminaron con varias sedes del Partido Socialista Unido de Venezuela –PSUV- y de las sedes de los Centros de Diagnóstico Integral –CDI- clínicas de barrio de las misiones inauguradas por el extinto Hugo Chávez para atender las necesidades de salud de los habitantes de las áreas más pobres del país, quemadas, sino con el asesinato de 8 ciudadanos venezolanos, todos ellos pertenecientes a las filas del chavismo. ¡Bonita forma de demostrar su disgusto ante su continuado fracaso!
A la par de esa estrategia, la CNN, baluarte de la desinformación, la tendenciosidad y la mentira, epítetos que me atrevo a establecer debido a ser testigo en sus diferentes emisiones comparados con otros medios alternativos cuyos contenidos son profesionales al escapar a la carga ideológica que caracteriza a los señores de Atlanta, encabezaba la histeria al ocuparse exclusivamente de poner en duda los resultados de manera subliminal entrevistando en exclusividad a líderes de la mal llamada oposición y a no informar sobre los desmanes y asesinatos fascistas de las huestes caprilistas. Nuevamente el ocultamiento de la verdad y valorar como tal las mentiras y la ponzoña que emanaron de los fascistas de la Mesa de Unidad Democrática –MUD-.
Uno de sus enviados especiales para cubrir el evento eleccionario junto a Patricia Janiot, Fernando del Rincón, quien, a diferencia de la importancia que dan a un evento electoral en otras latitudes, permaneció acuartelado en “misión especial” en un hotel caraqueño por poco más de dos semanas después del 14 de abril, desmontando con su sola presencia y su labor saboteadora, el argumento porfiado e intransigente de la inexistente libertad de prensa tan cacareada por la oligarquía en extinción pues éste tuvo todo el tiempo la libertad de llamar a su cubículo a cuanto personaje contrario a la revolución chavista hubiese para “entrevistarlo”. Fue el designado a crear un clima de incertidumbre entre la ciudadanía de Venezuela y la de los otros países lo cual no pudo conseguir en suelo bolivariano por el nivel de politización de su ciudadanía. Ahora, fracasado en su cometido, lo sigue haciendo a diario desde Estados Unidos junto a los otros presentadores de dicha cadena.
Cada día que pasa no hay segmento de CNN donde no aparezca un tema que pinte de negatividad el triunfo de Maduro. Cuestiones triviales se transforman a ojos vistas del guión de la transnacional propagandística, en verdaderos escándalos. Por supuesto, empujados por el imperio, cuyos funcionarios de la “oposición” y miembros destacados de la derecha latinoamericana e internacional son sus principales servidores: Álvaro Uribe, Carlos Montaner, Otto Reich, Federico Franco, expresidente de facto del Paraguay, José María Aznar, expresidente de España y así una pléyade de oscuros golpistas que son los mismos que no dejan de conspirar contra gobiernos democráticos y contra países de los cuales necesitan sus recursos.
Por eso, la labor de la plana desinformativa no queda allí. Cruza el continente, estableciendo una pauta de difamaciones -que se puede considerar como tal una verdad incompleta y fuera de su contexto- contra cualquier proyecto soberano que levanten los gobiernos, especialmente del Cono Sur. Substancialmente, aquellos que en una u otra medida han ido escapando a la influencia de Washington, pero, con más ahínco contra Venezuela que durante el mandato de Chávez marcó una distancia soberana de las decisiones de la Casa Blanca. Y, por lo mismo, porque su pueblo, educado en las batallas de antaño, se ha impregnado de sabiduría avalando esa soberanía. En especial el que conforma hoy sus fuerzas armadas coto exclusivo otrora del Pentágono.
Gobierno que utilizando los mecanismos históricos de la democracia ha demostrado que es, lo más alejado posible de la esfera de Estados Unidos, cómo las naciones pueden tener mejores resultados en su crecimiento y desarrollo económico, en el bienestar de sus pueblos y en la desintoxicación y la independencia culturalista del entramado ideológico-consumista del Imperio.
Esa determinación es la que, medios como la CNN, consideran peligrosos y por tanto, obligado embarcarse en tramas golpistas cada vez más cínicas y evidentes a tal punto de fustigar a los mandatarios y funcionarios que no sigan, a guisa de ellos, el libreto del Departamento de Estado. A tal punto, que muchas veces sobrepasan la línea de la injerencia en asuntos internos de otros países.
Por supuesto, que existen medios locales que siguiendo los dictados del Imperio no les importa perder su poca credibilidad ante sus propias poblaciones donde crece la suspicacia cuando de tramas novelescas sobre el acontecer nacional e internacional se trata en sus páginas, en sus intervenciones acústicas o visuales. Por lo cual, como reacción a ello, han surgido cientos de medios alternativos, propiedad de ciudadanos comunes honestos, cansados de las mentiras que se difunden por los medios dominantes. Ese ciudadano de a pie ha construido un sentido crítico y una capacidad de debate y opinión como no lo ha habido antes. Y, eso ha servido para que estos mismos, conscientes de sus derechos y el papel que deben jugar en las nuevas relaciones nacionales e internacionales, establezcan parámetros de disenso que muchas veces se dirime en las calles obligando en muchos casos a sus “representantes” políticos a presionar a los gobernantes a hacer lo que conviene para el bien común o dejar de hacer cosas que perjudiquen a las naciones. Este es el caso de los movimientos contra la minería, contra la privatización de las fuentes de agua, contra los megaproyectos hidroeléctricos, por el rescate de la memoria histórica, contra el genocidio y otros de interés colectivo.
Esa realidad ha sido palpable a tal punto que, en ese nuevo marco, el analista internacional Luis Bilbao, de nacionalidad ecuatoriana, en entrevista a Russia Today –RT Noticias-, opina que… “EE.UU. está desesperado por recuperar la influencia en América Latina que ha perdido”. Con desanimo ha constatado que, "los grandes medios de comunicación controlados por el gran capital y por EE.UU. no tienen la capacidad, la influencia sobre la población que, en cambio, se vuelca hacia medios alternativos o medios de menor envergadura en términos económicos pero de una amplia llegada. Definitivamente está cambiando el curso de la situación en América Latina y EE.UU. está perdiendo terreno".
No obstante, aún falta mucho por democratizar los medios de comunicación. El Imperio lo sabe, por ello, apuntala la plana informativa a sus órdenes para controlar el imaginario de las naciones. Sin embargo, las realidades que viven los pueblos en el terreno de las acciones donde los crímenes y abusos del imperio los abate a diario dan otra pauta más para que el discurso imperial se empantane; para que las caricaturas mal llamadas corresponsalías, que solo transmiten desde las terrazas de hoteles muy distantes de los teatros de operaciones, sean vistas como farsas y vulgares vocerías de Washington y su plana de codiciosos que aún controlan el planeta. Por todo ello, es importante que los intelectuales que comprometidos con la democracia real y con la vida, empecemos a hacer llegar a todos lados lo que de nuestras realidades no se conozcan; para hacer saber a los compañeros de batalla que sus luchas son las nuestras y las nuestras las suyas. Que sobre las diversidades étnicas, culturales y religiosas lo que tiene que prevalecer es la humanidad y la vida sobre el lucro y la ambición desmedida de unos cuantos. Que las mentiras que han levantado los medios imperiales sobre ellos son las mismas que han levantado estos mismos sobre nosotros y que todos, allá y acullá, somos ingenuos al tragarnos hasta ahora, con la simpleza del ignorante, sus patrañas.
Aires de renuevo se respiran en el planeta. La columna propagandística del imperio con la CNN a la cabeza, tropieza en su propia falsedad, en su histeria. Pretende agotar con su esquema desmoralizador vestido de petulancias modernizantes, sus estudios hollywoodenses, la ofuscación y el recelo que se agolpa en los pechos de millones que advierten que su verdad ha sido tergiversada y ocultada adrede.
Ofuscación que ha impedido que el pueblo sirio haya sido vencido con el falaz argumento de guerra civil que no ha cuajado entre la comunidad internacional como lo hicieron en Libia, pues, en clara y desvergonzada evidencia, lo que se ha emprendido contra esa nación árabe es una arremetida de mercenarios pagados por las potencias occidentales y algunos emiratos genuflexos al imperio con el objetivo de despejar la vía directa de ataque futuro contra Irán y agenciarse no solo de los recursos energéticos de esas dos naciones sino configurar el viejo proyecto geopolítico del Gran Medio Oriente.
Ofuscación popular que frenó el golpe que se activó al siguiente día de las elecciones en Venezuela el cual no cuajó, precisamente por la conciencia crítica del pueblo venezolano. Se quedaron sus promotores achatados por la realidad, teniendo que recurrir a los trillados expedientes de “comunismo” de la derecha decimonónica, para seguir hostigando con mentiras e inestabilidades mediáticas.
Esa misma ofuscación y recelo, desmintieron los supuestos atentados en Boston que se perdieron en una tosca urdimbre más del imperio que pretendía sembrar la xenofobia entre sus ciudadanos contra los inmigrantes, en el marco de la discusión del proyecto a favor de estos. Atentado que no logró llegar más allá de una triste parodia, donde sus servicios de seguridad fueron vistos como mediocres e ineptos, tanto en su planificación como en su ejecución. Fantoches descubiertos en ese contubernio con la CIA y que, no obstante, esa verdad descargaron su ira en dos supuestos muchachos que de paso, en el pasado fueron entrenados por sus servicios secretos a lo cuales no le importó inmolar pues reunían características precisas para desatar ese odio racial contra los inmigrantes sea cual fuera su origen. ¡Eran chechenos! Y, las ollas de presión, a ser consideradas armas de destrucción masiva. ¡Hilarante pantomima!
El Imperio entonces, ante esos continuados fracasos mediáticos, ante la caída de su credibilidad, no le ha quedado otra que mostrar su verdadera faz: la de cínico, falso y asesino. No le ha importado verse emparentado con terroristas, en el pasado inmediato sus enemigos acérrimos de la más baja calaña y autoría propia como son los yihadistas de Al Qaeda, considerados por él mismo roña a raíz de los atentados del 11S.
Hipócritamente, ha expresado el Imperio a través de sus funcionarios, pulcros y bien vestidos, que no le importa asesinar y torturar, con tal de preservar su pútrida “democracia”; argumento con el agotó su reserva moral para exigir a terceros cumplir los Acuerdos de Ginebra. Por ello, aunque muchos combatientes por la libertad sean apresados y enterrados vivos en sus mazmorras y sometidos a las más crueles y variopintas torturas, estos se seguirán reproduciendo por millones, mientras muchos moderados de hoy se radicalizan velozmente contra el otrora adalid de la libertad.
Que no le crean más, es el verdadero terror al que se enfrenta hoy el Imperio. Eso ha empezado a suceder a medida que la credibilidad de su plana mediática mundial es severamente cuestionada y puesta en duda.
Los difamadores de Atlanta pronto se quedarán sin trabajo. Muy pronto. Sin embargo, nosotros, debemos apresurar la desaparición de esos medios falaces. Con difundir la existencia de otros medios alternativos donde la ciudadanía global se pueda nutrir no solo de la verdad sino de cultura, de arte, de ciencia, pero más que todo de la esperanza de que otro mundo es posible, es un buen inicio. En especial hacia la opinión pública de Estados Unidos la cual es la más desinformada e ignorante de muchas atrocidades que lleva a cabo su gobierno dentro y allende sus fronteras.
Ejemplo de esos medios: RT noticias; La Heine; Red Voltaire, Telesur Noticias, Rusia Hoy, Rebelión, Daniel Stullin, Albedrío, para citar solo algunos en español. En inglés y en otros idiomas la galería debe ser inmensa.
Lic. Carlos Maldonado
Colectivo “La Gotera”
Guatemala, 12 de mayo de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario