Su modelo de gobierno 2003-2007 no sirve más para frenar el avance del proyecto imperialista-oligárquico
Heinz Dieterich | Para Kaos en la Red
1. Golpe militar contra Hugo Chávez, en Honduras
La decisión original de organizar un golpe militar contra el presidente constitucional hondureño, Manuel Zelaya, fue tomada por los militares hondureños en agosto del 2008, a raíz de la firma del ALBA en Tegucigalpa. Integrada por la oligarquía hondureña, sectores librecambistas (CAFTA) y del complejo militar-industrial estadounidense (Pentágono, CIA), y de la derecha terrorista internacional, la conspiración creció hasta que, con la activa participación de los colaboradores de Bill y Hillary Clinton, Lanny Davis y Bennett Ratcliff ---“cada propuesta que presentó el grupo de Micheletti fue escrita o aprobada por Ratcliff” (The New York Times)--- se consumió el coup d´etat.
Lo extremadamente preocupante de este segundo golpe militar contra Hugo Chávez es que, a diferencia del coup d´etat del 2002 en Venezuela, debilita estratégicamente a Chávez, llevándolo al borde de una derrota en las elecciones del 2010; derrota que sería el fin del Bolivarianismo.
2. Reinstalar la Doctrina Monroe, desterrar a Hugo Chávez
La declaración del vocero del Departamento de Estado, P.J. Crowley, de que la lección del golpe militar para Manuel Zelaya es que debe alejarse del “liderazgo actual en Venezuela” y que los ”los países de la región” deben seguir un gobierno modelo y un líder modelo” que no sea Chávez; la revelación del fiscal militar del ejército hondureño, Coronel Herberth Bayardo Inestroza, de que la decisión del coup d´etat se tomó por la integración de Honduras al eje bolivariano, y el abierto apoyo de Washington a los putschistas, con ayuda de la Unión Europea, manifiestan la decidida voluntad del establishment estadounidense, de reestablecer las reglas monroeistas de dominación en su patio trasero.
El Imperio quiere acabar con el interregno bolivariano durante el 2009-12, “enterrando” la presidencia de Hugo Chávez. ¿Cuales son sus posibilidades de triunfar?
3. Washington manda, Lula se pliega
Sin que el imperialismo hubiera disparado un solo tiro o movido su Cuarta Flota de intervención, la correlación de fuerzas en la región ha quedado absolutamente clara: las fuerzas bolivarianas se encuentran en una posición marginada, sin posibilidad real de incidir, mientras que Lula y el Mercosur, aceptando la tutela de Washington/Bruselas en la solución del conflicto, se han desaparecido prácticamente de la escena, escudándose detrás de la fórmula progolpista de “mediación” del viejo alcahuete imperial, Oscar Arias. Paralelamente, la bicefálica hidra andina, Uribe-Santos, levanta amenazantemente la cabeza frente a Venezuela y Ecuador.
4. “El pueblo derrotó al golpe militar”
Otra víctima del golpe hondureño es la falsedad oficialista, repetida innumerables veces por el populismo venezolano, de que fue “el pueblo que derrotó a los golpistas” militares del 2002 en Venezuela. Esa mentira, inventada para ocultar los méritos históricos de los militares de Maracay durante la asonada, cede su lugar a la eterna verdad formulada por Mao Tse Tung: que el poder político nace, en última instancia, “de los cañones de los fusiles”. Una verdad que probablemente se va a volver decisiva en Venezuela, en los años 2010-12.
5. Colombia: punta de lanza de la tenaza militar
La imparable militarización del planeta por Washington muestra que el imperialismo sí sabe diferenciar entre el poder real y los poderes fantasiosos. Las enormes bases militares permanentes en Irak y Afganistán, para dominar el Medio Oriente y Asia Central, tienen su equivalente funcional latinoamericano en Centroamérica y Colombia. Hoy día, Venezuela queda ya prácticamente encerrada en un triángulo de hierro entre la Cuarta Flota, Centroamérica, Colombia y Aruba/Curazao. Se trata de la misma silenciosa preparación logística bélica que usó Ronald Reagan en los años ochenta, para destruir a la Revolución Sandinista.
6. Crisis de Irán
El principal aliado estratégico del Presidente Chávez en Euroasia es el gobierno teocrático del Presidente Ahmedinejad; hoy, seriamente debilitado por las protestas postelectorales y la división de la elite conductora frente al modelo de gobierno de Ahmedinejad. La semejanza de este modelo con ciertos aspectos del de Hugo Chávez hacen que su crisis debilita el poder de negociación interno y externo del Presidente Chávez y la solidez de su modelo.
7. Un Bolivarianismo ciego
El enfrentamiento con el monstruo de la Doctrina Monroe se hace sin ojos ni oídos. Nadie en las embajadas de Venezuela, Bolivia, Brasil, Nicaragua, Cuba, Ecuador, etc., en Tegucigalpa, con sus agregados militares, culturales, comerciales y políticos, se dio cuenta que desde hace diez meses la reacción estaba organizando un golpe de Estado.
Ningún servicio de inteligencia, ningún Ministerio de Relaciones Exteriores, ningún centro de investigación académico estaba al tanto. En diez años de Bolivarianismo no se ha creado ni un solo Centro de Investigación en América Latina capaz de detectar la penetración enemiga, para abortarla; pese a que el dinero abunda. ¿Cómo se pretende, con esta ceguera estratégica y táctica, defenderse de la potencia más poderosa del mundo?
8. Elecciones 2010: ¿jaque mate?
Todos estos factores negativos forman parte de la estrategia electoral para derrotar al partido de Hugo Chávez (PSUV) en las elecciones del 2010. La posibilidad de la derrota es muy real, porque parece que el Presidente no quiere entender lo que hasta sus intelectuales cortesanos en el Centro Internacional Miranda (CIM) finalmente están comenzando a entender: que su modelo de gobierno 2003-2007 no sirve más para frenar el avance del proyecto imperialista-oligárquico (ver mi artículo, Hugo Chávez ante la encrucijada, dic. 2008).
Todas las condiciones de la derrota electoral se están dando: deterioro de la posición presidencial internacional; avance militar uribista-yanqui; inflación incontrolable y política económica disfuncional; bloque opositor electoral con alrededor del 40% de la población; poderosos medios de manipulación de la derecha; agotamiento del discurso bolivariano, ético y del Socialismo del Siglo XXI, y una retórica de amenazas a la cual no siguen acciones (Globovisión); alejamiento de los intelectuales y cuadros críticos; todo esto genera condiciones idóneas para facciones opositoras dentro de las Fuerzas Armadas.
La eventual derrota electoral de Hugo Chávez en el 2010 sería un retroceso histórico para la Patria Grande entera. Lo trágico es que al igual que en el 2002, el capitán del barco nuevamente no parece ver el iceberg que lo hundirá.
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