El «Eje del Mal» de la administración Obama
Irán/Nicaragua: nueva mentira de Hillary Clinton
por Thierry Meyssan*
La secretaria de Estado Hillary Clinton expresó públicamente inquietud por la construcción de una megaembajada iraní en Nicaragua. Ante las cámaras de las cadenas televisivas estadounidenses, varios «expertos» disertaron posteriormente sobre las operaciones militares secretas que los Guardianes de la Revolución iraníes estarían preparando en América Latina contra los intereses estadounidenses e israelíes. Pero ¿en qué hechos se basa realmente todo este escándalo mediático?
La secretaria de Estado Hillary Clinton expresó públicamente inquietud por la construcción de una megaembajada iraní en Nicaragua. Ante las cámaras de las cadenas televisivas estadounidenses, varios «expertos» disertaron posteriormente sobre las operaciones militares secretas que los Guardianes de la Revolución iraníes estarían preparando en América Latina contra los intereses estadounidenses e israelíes. Pero ¿en qué hechos se basa realmente todo este escándalo mediático?
El 1º de mayo de 2009, la secretaria de Estado Hillary Clinton denuncia la construcción de una enorme embajada iraní en Managua durante su intervención en el Dean Acheson Auditorium (Foto: Michael Gross/State Department).
Aunque el complejo militaro-industrial y el Estado Mayor conjunto estadounidense revisaron su enfoque sobre Irán, específicamente después del informe Baker-Hamilton y de la «revuelta de los generales» [1], los neoconservadores (israelíes y anglosajones) han multiplicado sus campañas de propaganda contra ese país.
La opinión pública occidental está siendo así ampliamente desinformada y cree actualmente que el objetivo del presidente Ahmadinejad no es acabar con el apartheid en Palestina sino con los israelíes [2]; o que está tratando de fabricar una bomba atómica, aunque el imán Khomeiny declaró esa arma de destrucción masiva como contraria a los valores del Islam. En junio de 2009, se persuadió a la opinión pública occidental de que el Irán actual es una dictadura clerical que “arregló” la elección presidencial y reprimió manifestaciones populares de forma sangrienta, cuando lo que en realidad sucedió fue un enfrentamiento de tendencias en el seno de la clase dirigente en el que la alta burguesía –incluyendo a la alta dirigencia clerical que rodea al ayatollah Rafsandjani– trató de derrocar, con el apoyo de los anglosajones, a un partido populista de ex combatientes de la guerra contra Irak, partido que cuenta con la protección del Guía Supremo [3].
Pero los neoconservadores han abierto ahora otro frente en la guerra contra la verdad: la «Iranian Connection» en América Latina.
Los presidentes de Irán y de Venezuela, Mahmud Ahmadinedjad y Hugo Chávez.
Es sabido que el bloque revolucionario latinoamericano (Cuba, Bolivia, Ecuador, Honduras, Nicaragua, la República Dominicana y Venezuela) y el bloque revolucionario del Medio Oriente (Irán, la resistencia libanesa, la resistencia palestina y Siria) han emprendido un proceso de acercamiento, a la vez para burlar las restricciones que Estados Unidos les impone y para crear instituciones internacionales alternativas a las que se encuentran bajo el control de Washington. La desinformación consiste en hacernos creer que esos Estados y grupos políticos, que desarrollan una política inspirada en el Movimiento de Países No Alineados, tienen un plan expansionista y una agenda militar secretos.
El balón de ensayo de esa campaña fue lanzado a través de un artículo del cronista argentino basado en Estados Unidos Andrés Oppenheimer publicado en el Miami Herald [4]. Según este periodista, que comenta la gira del presidente Ahmadinejad por América Latina, Irán no sólo busca romper su aislamiento diplomático sino también exportar su ideología «fascista» (sic) para sorprender a Estados Unidos por la retaguardia. De paso, Oppenheimer denuncia la creciente presencia de extraños diplomáticos iraníes en América Latina, sobre todo en Nicaragua. La primicia parece especialmente impresionante por provenir de un periodista cuya reputación se basó en la revelación del Irángate, en la época en que la administración Reagan apoyaba a los contrarrevolucionarios nicaragüenses a espaldas del Congreso gracias a una complicada operación montada a través de Israel, operación que engrosó la fortuna personal del ayatollah Rafsandjani.
Esa primicia hubiera pasado inadvertida de no haberla mencionado Nancy Menges durante una audiencia del Congreso. El senador Eliot Engel había invitado a esta «experta» a declarar, el 5 de marzo de 2008, sobre la evolución de Cuba después de la enfermedad de Fidel Castro. Nancy Menges fue presentada a los congresistas como miembro del Center for Security Policy, el tanque pensante de los halcones en Washington [5]. Los conocedores del microcosmo washingtoniano saben que, a pesar de la diferencia de edad, Nancy Menges es la viuda de Constantin Menges. El nombre de este peculiar personaje evoca esencialmente su apoyo a los contras nicaragüenses y a la invasión de la isla de Granada [en el Caribe]. La señora Menges vela actualmente por la memoria de su esposo y sigue publicando su boletín, el Americas Report.
La señora Menges aseguró a sus oyentes que no debían alegrarse demasiado rápido por la enfermedad del Comandante Castro ya que la Cuba socialista estaba siendo reemplazada por la Venezuela bolivariana en las pesadillas del «mundo libre». Peor aún, según la señora Menges, Hugo Chávez ha abierto la puerta del continente a los revolucionarios islamistas iraníes y a los guerrilleros del Hezbollah y del Hamas. Después de hacerse eco de todo tipo de espantosos rumores, incluyendo la posible entrega de uranio a Irán por parte de Venezuela y Bolivia o la posible influencia del Protocolo de los Sabios de Sión sobre Hugo Chávez, Nancy Menges declaró: «La presencia iraní puede verse también en Nicaragua. Irán abrió recientemente una enorme embajada en Managua. Diplomáticos que gozan de inmunidad van y vienen y el edificio es inmune a cualquier tipo de espionaje. No hay control de los movimientos de los diplomáticos iraníes. A mediados de 2007 se descubrió que [el presidente] Ortega autorizó 21 iraníes a entrar en el país sin visa. Esto demuestra claramente que el régimen de Ortega, al igual que el de Chávez, no vigila quién entra en sus respectivos países. Eso puede tener serias consecuencias para la seguridad de nuestra región.» [6]
En el momento en que Nancy Menges comparecía ante la Cámara, su amigo Michael Rubin publicaba a nombre del American Enterprise Institute un breve informe titulado «La ambición global de Irán» [7]. Rubin fue consejero del secretario de Defensa Donald Rumsfeld para las cuestiones vinculadas a Irak e Irán. Participó activamente en la fabricación de las mentiras que sirvieron para justificar la invasión de Irak y se incorporó posteriormente a la dirección de la Autoridad Provisional de la coalición. Militó a favor de la ampliación de la guerra, primeramente contra Siria y más tarde contra Irán, y aconsejó públicamente que se asesinara a los presidentes de ambos países. Dirigiéndose a un público que desconoce la historia del Medio Oriente, Michael Rubin contribuyó enormemente a implantar el mito de un Irán expansionista. En ese pequeño informe, Rubin reúne rumores recogidos aquí y allá, con tal de que respondan a su objetivo de demonizar a Irán. Entre esos rumores, Michael Rubin retoma a su manera la primicia de Oppenheimer: «La embajada de Irán en Managua es ahora la misión diplomática más grande de la ciudad» [8].
Lo que no es todavía otra cosa que una «primicia» periodística o una «información» de experto se convierte en una verdad oficial al confirmarlo la secretaria de Estado Hillary Clinton. Durante el encuentro de preguntas y respuestas al personal del Departamento de Estado organizado en ocasión del Día de las Relaciones Exteriores, el 1º de mayo de 2009, la señora Clinton declara: «No me parece que en el mundo de hoy, que es multipolar, en el que rivalizamos [en América Latina] por lo menos con los rusos, los chinos y los iraníes, sea conveniente para nosotros el darle la espalda a los Estados de nuestra región (…) Estamos buscando cómo tratar con [el presidente] Ortega. Los iraníes construyen una enorme embajada en Managua, y ustedes pueden imaginarse para qué». [9] O sea, hay que resolver el problema antes de que la Revolución Islámica se instale a las puertas de Estados Unidos.
Instantáneamente, todas las networks estadounidenses organizan programas sobre el tema. Se diserta en ellos sobre las acciones militares secretas que los Guardianes de la Revolución iraní seguramente van a fomentar desde su imponente cuartel general de Managua.
Durante una teleconferencia organizada por el Israel Project, el 1º de junio de 2009 [10], el representante republicano por el Estado de la Florida, Connie Mack, comenta lo siguiente: «La creciente influencia de Irán en América Latina me recuerda la relación entre Rusia (sic) y Cuba cuando tuvimos que enfrentar la crisis de los misiles» [11].
Pero de pronto, el Washington Post revela en su edición del 13 de julio de 2009 que la construcción de la megaembajada nunca existió [12]. Y que no se trata de una exageración o de una deformación sino de un puro invento. Durante los últimos años, Irán abrió 6 nuevas embajadas en América Latina, donde ya disponía de 4. Eso representa en total 10 embajadas para 33 países latinoamericanos. En Managua, Irán está representado por un embajador… que vive con su esposa en un apartamento alquilado. Nada de «extraños diplomáticos que van y vienen» y menos todavía de consejeros militares. Es cierto que se proyectó la construcción de una pequeña residencia para usarla como embajada, pero no se abandonó el proyecto por falta de financiamiento. Las relaciones políticas entre Nicaragua e Irán son excelentes, pero no hay intercambio económico por causa de una deuda nicaragüense de 160 millones de dólares.
Ante la lluvia de preguntas, el vocero del Departamento de Estado, Ian Kelly, no tuvo más remedio que batirse en retirada. Pero en vez de reconocer el error de la señora Clinton, se regocijó por la buena noticia de que no exista una megaembajada iraní en Managua, aunque Estados Unidos no es precisamente el más indicado para aconsejar a nadie en cuanto a las proporciones de sus representaciones diplomáticas [13]. Y cuando le preguntaron con quién había verificado la secretaria de Estado aquella falsa información, el señor Kelly trató de desviar la atención hacia un universitario estadounidense detenido en Irán. Después de todo, poco importa la veracidad cuando lo importante es reafirmar que los iraníes son peligrosos.
Recordemos la época en que George Bush denunciaba un imaginario pacto militar antiestadounidense entre Irán, Irak y Corea del Norte, el famoso «Eje del Mal». Es verdad que en Washington los dirigentes son otros, pero los métodos siguen siendo los mismos.
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