Una pesquisa citada por la cadena comunitaria de radio y televisión Democracy Now señala que otros involucrados en hechos similares recibieron pequeñas condenas o no fueron castigados.
Destaca el caso de un analista que ayudó a secuestrar al ciudadano alemán Khaled el-Masri y que ahora tiene un cargo de alta jerarquía en el Centro de Contraterrorismo de la CIA.
Otros dos agentes implicados en la muerte del prisionero afgano Gul Rahman, en noviembre de 2002, fueron ascendidos a puestos de alta responsabilidad de la Agencia en el Oriente Medio.
Otros que recibieron reprimendas por su participación en simulación de ejecuciones en una prisión secreta polaca y la muerte de un prisionero iraquí volvieron a trabajar para la CIA como contratistas privados, afirma la fuente.
La Agencia se vio envuelta en un escándalo por las torturas contra detenidos cometidas en diversas cárceles del mundo, en especial en la ubicada en la base naval de Guantánamo, en el sudeste de Cuba.
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