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viernes, 18 de junio de 2010

LOS SILENCIOS DEL PODER

AMERICA LATINA (1)

VENEZUELA FARO DE INTEGRACIÓN

Stella Calloni

Un paneo sobre la situación de América Latina en los últimos tiempos permite ver que el silencio sobre algunos hechos claves posibilita la distorsión informativa hasta límites asombrosos, lo que beneficia sustancialmente las planificaciones de la dictadura mundial y su red mediática que abruma al continente.

Comparando lo que está sucediendo en América Latina ante la crisis económico financiera que se expande por Europa- como lo hace la mancha de petróleo en las costas estadounidense por el accidente de la petrolera British Petroleum en el Golfo de México-con lo que está viviendo América Latina, se advierte que la región soporta este momento crítico en mejores condiciones, pero pocos escarban el fondo para poner nombres a este logro.

Es justamente por haber resuelto hacer todo lo contrario a lo recetado por el Fondo Monetario Internacional(FMI) en los años 90, que los países mejor posicionados están enfrentando con fuerza la crisis, entre otros hechos, del que no puede estar ausente el reconocimiento a lo que fueron las rebeliones populares –a las que escasamente se menciona hoy- contra la dictadura neoliberal impuesta en los 90.

Hay otro tema soslayado y es el buen resultado que fue para la región el regreso al Estado, la peor pesadilla que no imaginó Estados Unidos, cuyo objetivo, como lo muestran sus documentos de política exterior era debilitarlos y destruirlos para instalar el proyecto colonial en curso. Por esta razón ha sido uno de los pasos liberadores más importantes la decisión de varios de los nuevos gobiernos de deshacerse de la visión única y colonialista de la esclavitud al mercado como síntesis del capitalismo sin fronteras ni control.

Este retorno también posibilitó concretar, después de muchos intentos, esfuerzos y naufragios, un proceso de integración de raíces reales y no ficticias.

Y en este tema es imposible ignorar la figura del presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, en su visión integradora latinoamericanista y bolivariana, en el rescate del pensamiento contrahegemónico heredado de Simón Bolívar y otros patriotas como José Martí. Esto se hace real cuando ese pensamiento enfrenta al hegemonismo imperial que volvió a exhibir la Doctrina Monroe de 1823 como su caballo de batalla en tiempos modernos para definir las bases de un colonialismo clásico, visiblemente tardío, que intenta recuperar su impulso y no puede.

Y por eso la expansión militar y la guerra encubierta y solapada que libran las instituciones de inteligencia e injerencia del imperio en todos nuestros países. Botón de muestra la inefable Agencia Internacional para el Desarrollo(Usaid) y la National Endowment Foundation (NED) a la que graciosamente traducen como Fundación para la Democracia y que se dedica la “democrática tarea” de fabricar golpes de todas las características desde los “suaves” hasta los “mixtos (suave y duro)o el anticuado cuartelazo militar a secas.

Hay que considerar todos los derivados de estas fundaciones y las Organizaciones No Gubernamentales que las integran. Miles y miles de redes de araña en todos nuestros países, las que también desconocen fronteras y soberanías.

Esto, unido a la subordinación de empresas europeas a los objetivos imperiales y a las más igualadas israelíes, de múltiple actuación continental y mundial, dan la pauta de la “guerra encubierta y de baja Intensidad” que estamos viviendo en la región, sin que nadie lo mencione.

Si algo se ha silenciado es el hecho de que si América Latina pudo avanzar en su proceso integrador fue por la frescura de la avanzada de Chávez, con el ejemplo de Cuba como espejo, lo que hizo posible acceder a los intercambios más impensados, que obraron como una tabla de salvación para varios países al borde del naufragio y en distintas circunstancias.

Crisis energética a la vista como las que se perfilaban en Argentina en los años 2005-2006, o el plan histórico de salvataje a los países más pobres y débiles, que pudieron acceder a la fuente petrolera sin tener que adquirir nueva deuda y sin tener que caminar de rodillas hacia los organismos internacionales, llámese FMI o Banco Mundial. Poco se les ha explicado a los pueblos en lenguaje llano sobre este hecho histórico. Jamás en la historia regional se había llegado a tal grado de cooperación, enfrentando a la “inevitable” dependencia de otros tiempos. Y esto le da, al fin, un contenido político a la integración, que deja ser una cáscara vacía.

Hay que atreverse a decir de una vez que fue esa decisión clave, esa mirada abarcadora de Chávez y lo mejor de sus equipos lo que hizo posible un cambio sorprendente. Y el proceso de dominó que el imperio manejaba a su antojo se fue de sus manos y como hongos comenzaron a emerger gobiernos más auténticamente populares, que con diversidad de matices y expresiones descabezaron algunas de las mayores maniobras recolonizadoras de Washington en lo que va del siglo.

Si bien existe un reconocimiento tácito hacia el gobierno venezolano, que se atrevió a cruzar en mulas el continente-dicho esto simbólicamente para recordar otros momentos de la historia y de los tiempos de la rebelión anticolonial de 200 años atrás-para arengar atrevidas propuestas de intercambios que han sido salvadoras para los países con menor desarrollo, esto no se dice en voz alta como se debiera. Es hora de levantar la voz.

La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) es una derivación inimaginada hace poco más de una década, surgida de una serie de proyectos naufragados o de más reciente creación como el Mercado Común del Sur (Mercosur),que data de los años 90. Esto permitió avanzar en modificaciones y cambios en los organismos ya existentes a nivel regional, como el Grupo de Río, y la serie de acciones que marcan un antes y un después hasta llegar a plantearse una nueva Organización pero de Estados Latinoamericanos y Caribeños. Todo ha sucedido en el marco de una dinámica que no da tiempo a la reflexión.

Pero es necesaria a la hora de saber por qué “necesita” Estados Unidos destruir el proceso venezolano, como desde hace medio siglo intentan destruir a la revolución cubana, con una campaña que arrecia en estos tiempos, donde en río revuelto pueden pescar a algunos intelectuales que tragan el anzuelo porque viene envuelto en rosa y oro, en exitismos y reconocimientos. No importa si se los entregan manos teñidas de sangre.

La lucha es dura, pero ahora no tienen más remedio que reconocer que esta América que está construyendo otro esquema político económico financiero a su manera, con su propio aprendizaje y que le ha costado un genocidio en el siglo XX, está enfrentando la crisis de pie.

El espejo del futuro del decadente proyecto neoliberal, enterrado por pies descalzos en las carreteras de América, es Grecia y es Hungría y es España y otras naciones. Europa se ha convertido en la imagen del cuento de la casita de los cerditos, que soplaba el gigante y se caía como un mazo de naipes.

INTEGRACION CON SUSTENTO ANTICOLONIAL

El proceso de integración latinoamericano, analizado en su conjunto es superador de la Unión Europea. Se le ha dotado de otros contenidos que tienen sustento en la experiencia de lucha anticolonial.

Por eso logró parar golpes de Estado en acción o neutralizar el intento colombiano de unir a América Latina en una doctrina que anulaba las soberanías, en nombre de la guerra antiterrorista como fue el ataque artero a territorio ecuatoriano –con bombardeo y armas de última generación- el 1 de marzo de 2008. Se recuerda que semejante movilización militar fue dirigida contra un campamento donde se trabajaba por la paz en Colombia, con conocimiento de gobiernos, entre ellos el de Alvaro Uribe.

La llamada “operación Fénix” para recordar otra criminal del mismo nombre impuesta en el sudeste asiático a mediados de los años 60, dentro de la metodología contrainsurgente, contó con la “cooperación” de Estados Unidos y de Israel. Vaya la valentía de los cruzados disparando sobre un campamento desarmado, donde mataron y secuestraron a los sobrevivientes, entre ellas varias mujeres que estaban durmiendo al momento de la “heroica” acción.

Pero esta vez no pasó todo entre gallos y medianoche como siempre había sido. Hubo una sorprendente voz común latinoamericana, que condenó la acción.

Y la hubo en otros momentos y la intocable y envejecida Organización de Estados Americanos (OEA), nacida como un “Ministerio de Colonias” (1948)bajo la éjida de Washington fue puesta a cumplir su papel o al menos a expresarse cuando se intentó el golpe de Estado contra el presidente de Bolivia, Evo Morales, entre agosto septiembre de 2008. No pudo ir muy lejos cuando se le demandó tomar posiciones ante el golpe cívico-militar de Honduras y su continuismo en elecciones anticonstitucionales. Pero la respuesta de América Latina en Unasur, la dejó convertida en un organismo fantasma y debilitado en extremo.

Ya antes, el ex presidente George W. Bush había probado el polvo de una derrota impensada, cuando en noviembre de 2005 llegó con barcos, aviones, helicópteros y un amenazante esquema de seguridad a Mar del Plata, Argentina donde los presidentes del Mercado Común del Sur le dijeron “no” al Area para el libre Comercio de las Américas, proyecto colonial si los hay (el término neocolonial le queda corto a este plan).

Le correspondió al ex presidente Néstor Kirchner decir el discurso del “no” que dejó plantado al amo del mundo, el mismo que declaró la “guerra infinita y sin fronteras” para invadir y ocupar Afganistán(2001) e Irak (2003) argumentando mentiras múltiples para tratar de justificar la injustificable ilegalidad, paralizar a su propio pueblo y hacerlo cómplice del primer genocidio del Siglo XXI.

Todo esto y mucho más ha pasado en estos años y cuando se menciona la crisis actual y se observan los condicionamientos avasallantes que le imponen a una Europa, que se ufanaba de su “independencia” y fortaleza económica -cuyas bases reales estaban montadas en una arquitectura financiera con cimientos enlodados- en América Latina se debe valorar que es lo que nos permitió quedar afuera o al menos resistir con mayor dignidad esta situación crítica.

América Latina debe seguir construyendo su camino de independencia definitiva. Y romper todos los silencios, incluyendo los que permiten el desarrollo de una guerra encubierta que intenta destruir piedra sobre piedra de cada construcción liberadora para los pueblos.(fin)

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