El 16 de junio del año pasado, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) informó que el número de personas desarraigadas a la fuerza por los conflictos en el mundo era de 42 millones a finales de 2008.
Un año después, las nuevas cifras de Acnur son poco alentadoras. El informe publicado ayer, cinco días antes de conmemorarse el Día del Refugiado, destaca que el número de desarraigados, incluyendo a los refugiados (15,2 millones), las personas desplazadas (27,1 millones) y los demandantes de asilo (983.000), llegó a 43,3 millones de personas en 2009, o sea 1,3 millones más que el año anterior.
Según el organismo de las Naciones Unidas, esta cantidad es la cifra más alta desde mediados de los años noventa, según su informe denominado “Tendencias Globales 2009”. El informe destaca, además, que la repatriación voluntaria cayó un nivel más bajo en veinte años, a causa, principalmente, de la persistencia de conflictos armados en sus países de origen.
La cifra de repatriados bajó a 251.000 refugiados en 2009, frente a una media anual de un millón que se registraba en los años anteriores, informó el director de la División de Protección Internacional del organismo, Volker Turk.
Este retroceso se explica, en gran parte, por la inseguridad en Afganistán. “En 2009 hubo 51.000 retornos (hacia ese país), en comparación con 275.000 en 2008”, explicó el funcionario.
El representante de las Naciones Unidas para los Refugiados, Antonio Guterres, por su parte, resaltó que conflictos importantes como en Afganistán, Somalia y República Democrática del Congo no permiten vislumbrar ninguna esperanza de solución. “Los conflictos que parecían dirigirse hacia su fin o estaban a punto de encontrar una solución, como en el sur de Sudán o en Irak, ahora están en un punto muerto”, agregó.
“El mundo no se volvió más seguro en 2009”, se lamentó Turk y citó que la violencia en Pakistán y la inseguridad en Irak no ha cambiado. Además, agregó, al igual que Guterres, que la situación precaria en Somalia, los múltiples conflictos en la República Democrática del Congo (RDC), así como las disputas en Yemen y en la República Centroafricana empeoran la situación de las personas.
A esta problemática, se suma una reciente que aún no forma parte de las estadísticas: la crisis humanitaria provocada por el éxodo de miles de personas, que huyen de los enfrentamientos étnicos en el sur de Kirguistán, ex república soviética de Asia central, de 5,3 millones de habitantes. Aunque la violencia parecía ayer darse una tregua, la agencia de la ONU estimó en 275.000 las personas desplazadas, mientras que los enfrentamientos han dejado, según las autoridades, 170 muertos y más de 1.800 heridos. Esto generó que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas condenara ayer el brote de violencia étnica en este país.
EFE / AFP
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