La lucha del Gobierno mexicano contra el narcotráfico, la corrupción de autoridades y la pasividad de los gobiernos vecinos propician la vulnerabilidad que viven miles migrantes centroamericanos en su paso por México, afirmó ayer el sacerdote y activista Alejandro Solalinde.
Solalinde declaró a la agencia DPA desde Oaxaca, sur de México, que el flujo migratorio centroamericano rumbo a Estados Unidos dejó de ser “un éxodo laboral” para convertirse en una fuente de “financiación de droga” del grupo criminal de los Zetas.
“Como el gobierno mexicano les ha hecho la guerra, han perdido dinero para pagar la droga, así que necesitan recuperarlo y esa reserva se la dan los secuestros”, planteó el fundador y director de Hermanos en el Camino, un albergue que recibe a diario a decenas de personas en Ixtepec, Oaxaca.
Represión en El Salvador
Según Solalinde, la política represiva del presidente salvadoreño, Mauricio Funes, obligó a las maras a emigrar al sur de México, donde reciben dinero de grupos criminales “por cada persona secuestrable”.
Pero estas bandas delictivas no podrían operar “sin el apoyo local corrupto, y lo encontraron en corporaciones policiales”, expresó el religioso mexicano, amenazado de muerte por denunciar este fenómeno y darle visibilidad internacional.
En su opinión, casos como la masacre de 72 migrantes centroamericanos, en agosto último en Tamaulipas, y los recientes secuestros masivos en Oaxaca, aún sin resolver, cambiaron la “tímida postura” de El Salvador, Honduras y Guatemala, que empiezan a tener “una actitud digna”.
En cambio, el Gobierno mexicano, agregó, “muestra una doble cara” en torno a la cuestión migratoria, al exigir trato digno para los ilegales mexicanos que van a Estados Unidos, y se lo niega a otros en su territorio.
Hoy por la tarde el sacerdote católico y un centenar de activistas abordarán el tren que lleva a los centroamericanos por el sur de México, en una protesta que emulará su calvario cotidiano con símbolos como alambres de púas, cruces y velas.
Elvira Arellano, fundadora de Familia Latina Unida Sin Fronteras, dijo que la protesta será parte del proyecto Paso a paso hacia la paz, que pide respeto para los migrantes y detener los operativos nocturnos de las autoridades mexicanas, porque “ponen en peligro la vida de las personas”.
“En cinco años no he visto ningún caso al que se le haya hecho justicia. Lo que más falta es descubrir quienes son los líderes de todo esto, porque no son los Zetas. Hay que buscarlos más arriba”, alertó Solalinde.
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