“Grupo Clarín”… foco de Inseguridad
Rebelión/Universidad de la Filosofía
Todo
el repertorio de las voces antidemocráticas pulula entre las páginas y
los intereses económico-mediáticos del “Grupo Clarín” en Argentina.
Como si no hubiese tenido suficiente el pueblo argentino (que padeció
alguna de las más terribles formas de la dictadura económica
capitalista disfrazada de militar) ahora debe padecer la dictadura de
los negocios mediáticos empeñada en evadir la “ley de medios” y en
descarrilar la voluntad democrática del pueblo argentino. Agitan las
banderas de la “destitución” y de “derogación” de todas las leyes y
programas más avanzados conquistados en la “década ganada”.
Se protagoniza un longevo episodio de rabietas y empecinamientos
monopólicos cuya irracionalidad sólo les deja espacio para ocurrencias
trogloditas dedicadas a ensuciar, con epítetos e insultos ramplones,
toda gestión de gobierno y, especialmente, a la persona de la
presidente de la república (54% del voto). Se trata de un equipo de
golpeadores mediáticos dedicados a idear calumnias basadas en una muy
pobre creatividad y un nivel intelectual paupérrimo. Algunos de sus
periodistas e intelectuales, que alguna vez fueron referentes
editoriales de la derecha, han eclipsado sus talentos a fuerza de
propaganda golpista y odio serial. Han perdido el monopolio, han
perdido brújulas y han perdido nivel. Eso los hace fuente de
inseguridad.
El eje de sus tareas es escarbar, minuto a
minuto, el saco roto de su imaginación, empobrecida, para encontrar
algún “mal augurio” convertido en exitoso a fuerza de repetirlo -a
gritos- en la desolación de su crisis política. No podrá el “Grupo
Clarín” eludir el cumplimiento de la ley de medios que ordena
des-monopolizar el espectro comunicacional. No podrá evadir la “ley de
medios” por más solidaridad que expresen todos los monopolios amigos
del planeta desde sus portadas, igualmente falaces y fuentes de
inseguridad para las democracias donde operan: Grupo Prisa, TELEVISA,
O´Globo, Mercurio…
En sus cuentas usureras el “Grupo Clarín”
quiere convencer al mundo de que padece la agresión personal de
Cristina Fernández, para borrar a toda costa la historia misma de la
“ley de medios” que ha recorrido un camino extraordinario con aportes
de las bases y con vigor democrático a toda prueba, aunque aun sea
perfectible en muchos ítem. Insiste Clarín en convencernos de que es la
“maldad” de la presidente lo que la anima a cancelar la “libertad de
expresión” en Argentina. Insiste en reducir la discusión a un problema
“personal” y a imponernos la moraleja de que el monopolio más
monstruoso que Argentina ha conocido durante décadas, en una víctima
del gobierno “zurdo” comandado por un enemigo de “género” femenino, con
todos los estigmas que el machismo modelo Clarín ha sido capaz de
inventar.
Desde el “Grupo Clarín” se alienta todo tipo de
“pensamiento” y acción dirigido a “salir rápido” de Cristina. Desde el
“Grupo Clarín se alientan candidaturas y liderazgos cocinados al vapor
del discurso que hace sentir a la democracia como una amenaza de clase.
En el “Grupo Clarín” se reúnen las rencillas y los odios de una
oligarquía que se siente ofendida por toda decisión de Estado que se
inspire en servir a los trabajadores, a los estudiantes… a las bases de
una sociedad que, una y otra vez, ha sido victimada por el saqueo más
obsceno y la explotación más cínica (e impune). Vistas con calma, las
páginas del “Grupo Clarín” son un torneo de plañideros que disfrazan
con insultos y descalificaciones sus lágrimas de fondo buitre.
Con la aplicación de la “Ley de Medios” que ordena desmantelar el
imperio artero del “Grupo Clarín”, se inicia una secuencia de etapas en
las que la oligarquía ensayará todo género de ataques a descubierto y
bajo la mesa. Ya lo sabemos. El problema es que sabiéndolo es urgente
desplegar acción desde las bases cargada de contenidos en una agenda
temática de envergadura histórica. Esta a las puertas una etapa nueva
de un conflicto que no será resuelto sólo con los enunciados de la
“Ley” y, ella misma, sólo tiene sentido si se la acompaña con la
movilización de las ideas y de las masas que bastantes ansias tienen de
salir a expresar sus posiciones frente a todos los ataques que el
neoliberalismo ya avisa.
Este es un escenario que llama a
todas las fuerzas a ocupar su lugar contra la oligarquía golpista, de
corte nazi, que aliada con los “fondos buitre” y a todos los géneros de
“buitres”, quiere recuperar el gobierno y con él la impunidad
delincuencial de la ideología de mercado y sus crímenes de lesa
humanidad. Incluso para que los debates de uno y otro calibre contra el
gobierno de Cristina Fernández puedan mantenerse sobre la mesa será
necesario defender tal mesa que la derecha más rancia en Argentina
quiere incinerar en los infiernos derogatorios y del olvido.
Todo lo mejor que tiene la “década ganada” en Argentina contiene el
llamado a la profundización, al “ir por más” -línea por línea- en un
mundo en el que los argentinos no son una ínsula ni un compendio de
calamidades sólo de cabotaje. Ese “ir por más” implica derrotar con las
herramientas de la democracia -gobierno de las mayorías- cada atentado
que perpetra la minoría oligarca que se cree dueña y reina de la
riquezas naturales, laborales e intelectuales del pueblo.
Hoja por hoja, “palmo a palmo”, el “Grupo Clarín”, obnubilado y torpe,
resbala en su propia saliva venenosa mientras genera hartazgo y repudio
a diestra y siniestra. No lo entienden porque además son soberbios. Eso
es una amenaza que además de su lógica antidemocrática constituye
amenaza flagrante y pública contra la historia del pueblo argentino y
contra las experiencias democráticas que están creciendo en América
Latina. Es un problema de seguridad regional.
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