Entre
las postrimerías del siglo XX y la alborada del siglo XXI, las Américas
nos han traído la “buena nueva” de que las masas populares en sus
consecuentes, pertinaces e históricas luchas, han escalado con sus
aspiraciones a zonas del “poder establecido” de las burguesías
capitalistas y oligarquías criollas y su constante maridaje de
intereses con el imperialismo norteamericano y sus redes de poder
internacional.
Esto como en todos los procesos de cambios en lo
social y político, presenta diversidad de formas y metodologías, que se
aplican y son funcionales a las diferentes acumulaciones de fuerzas que
se dan entorno a plataformas y programas de cambios en lo económico,
político y social, que deben articularse en cada compleja realidad
nacional con sus diversos espectros sociales que pasen a jugar un papel
protagónico y dinámico que se conjugue en un “proceso hacia cambios
reales y tangibles” que se extiendan y profundicen trasponiendo las
puertas de millones de hogares y familias. He aquí el nudo gordiano de
cada realidad americana en sus dolores de parto que hagan nacer una
nueva realidad que en lo económico y social traiga soluciones de
desarrollo y bienestar económico y social para amplias clases y capas
sociales, que han sido postergadas y explotadas miserablemente por
décadas, por gobiernos que solo han respondido a los intereses de las
clases sociales dueñas de los medios de producción, de comercialización
en el mercado interno y externo, y de los medios de crédito y
financiación. Que no decir del apoderamiento de la superestructura
ideológica a través de todos los medios de comunicación, prensa
escrita, oral, de imágenes, con concesiones brindadas por el Estado a
familias que figuraban en distintos órdenes del “comando mayor” de la
sociedad.
Uruguay y su libreto
A mitades
de la década de los sesenta la clase obrera convoca un Congreso del
Pueblo que sienta las bases programáticas y de una plataforma de acción
y medidas políticas que marcarán la senda para el arribo al gobierno de
la nación en el 2004 del Frente Amplio. Camino de esto el primer
sustento de este proceso fue la unidad de la clase trabajadora en una
central única, la CNT, en 1966. La unidad de la izquierda llegaría en
1971, aunque previo a la misma tanto el Partido Socialista como el
Comunista sostuvieron conversaciones que al no prosperar, terminaron en
que cada una de estas fuerzas formaran sus propios frentes con los
cuales participarían en las elecciones de 1962.
En febrero de
1971, la constitución del FA dentro del propio Palacio Legislativo, con
brillantes y destacadas figuras de todos los órdenes de la vida
nacional, marcaría una nueva forma de la presencia de una izquierda
nacional que se metía en la vida de la sociedad uruguaya de forma
adulta, razonada y responsable, apuntando a dirigir los destinos de la
nación.
Los históricos postulados revolucionarios de socialistas
y comunistas se confundían con la emergencia de los cambios que le eran
necesarios a la colectividad social y política uruguaya, pero quizás
aquí en esta confluencia de intereses sociales, económicos y políticos
diversos, ya se establece una unidad contradictoria. La misma
transitará hasta llegar al gobierno en el 2004. Primarán en el gobierno
Tabaré – Nin Novoa (político proveniente del Partido Nacional) y en el
de Mujica – Danilo Astori (fórmula muy compleja y pleiteada en su
parición), los intereses sociales, económicos y políticos de la
burguesía y pequeño burguesía uruguaya, sin desestimar los de una
oligarquía en su maridaje eterno con el imperialismo norteamericano, y
serán postergados con “diversos maquillajes asistencialistas”, los
intereses de los trabajadores y las capas populares.
Las fotos
de los gobernantes frenteamplistas con el diverso mundo empresarial,
princesas europeas agro-ganaderas, explotadores negreros de la pesca
como Fernández de FRIPUR, de la cual también fue empresario el ministro
del interior Bonomi en AGROPEZ, Salgado de CUTSA mayor empresa del
transporte de pasajeros, López Mena y los beneficios para este
transportista aero naval argentino con el cierre de PLUNA e inclusive
para AEROLINEAS ARGENTINAS que se quedaron con las líneas de vuelo de
esta empresa –laderos consecuentes de Tabaré Vázquez– este presidente y
sus contradictorias relaciones de un hombre de filiación de izquierda
con la masonería y el Opus Dei , han ido marcando un pasaje a filas de
los poderosos capitalistas de la ciudad y el campo de los dos gobiernos
frenteamplistas. Un capítulo aparte merecen los beneficios al capital
internacional, la famosa inversión extranjera a la cual el FA iba a
poner límites, fue lo contrario le quitó todos los límites, el triste y
último acto en función de gobierno de Mujica al visitar Finlandia para
pedir a UPM que instalase otra pulpera de celulosa, fue patético, pero
claro como este astro “de la austeridad” nos dice “éramos unos nabos,
no sabíamos que la gallina de los huevos de oro, era el capitalismo” ,
claro que oro para el capitalismo y no para los pueblos, a los cuales
no da ni para una fritada.
Uruguay es el país más caro para
vivir de las Américas, y el cuarto del mundo. Las estadísticas dicen
que el ingreso per cápita es de anualmente 14 mil dólares, lo cual
implicaría no más de 30 mil pesos por persona, lo cual en lo que hace a
trabajadores del comercio o la industria uruguaya es muy relativo o
mentiroso, 800 mil trabajadores uruguayos cobran menos de 15 mil pesos,
pero si además tenemos en cuenta que una canasta familiar ronda los 50
mil pesos, tenemos que para los uruguayos la cosa en materia de
sobrevivencia no anda muy bien.
Esta realidad no beneficiosa
para las familias de los trabajadores uruguayos, si lo es para las
familias de los capitalistas uruguayos y extranjeros que los explotan
en el Uruguay, y que si los gobernantes de izquierda no olvidan sus
primeras enseñanzas de marxismo, deducirán que la plusvalía que
obtienen de los salarios de los mismos, repercute en sus acumulaciones
de riqueza, o sea que por lo tanto poco les preocupará, a los unos y
los otros.
Somos latinoamericanos y luchamos por un mundo mejor
Prescindiendo
de grandes expresiones filosóficas acerca del futuro de la humanidad,
quiero expresar una de las primeras razones que encontré válidas en la
vida del –deber ser– “debemos dejar este mundo, un poco mejor a como lo
encontramos”.
El mundo hoy mira a Ecuador, Venezuela, Bolivia,
Uruguay, como países donde se realizan procesos que pueden ser
alternativos a la decadente realidad de la otrora sociedad del
bienestar capitalista.
Para que los necesarios cambios de una
demandante realidad social sean reales, posibles, tienen que poder ser
vistos puestos en “un proceso de tales”. Para muchos estos procesos
tendrían que ser “procesos revolucionarios”. Creo que para la
existencia de los mismos tienen que aparecer hombres y mujeres con
capacidad de liderazgo y de entrega, a la vez que capacidades teóricas
y creativas, que sin exceder lo ideal de un Lenin, un Che Guevara, por
lo menos fueran capaces de superar la mediocridad de las miserables
tentaciones del poder del capitalismo, cuestión que hoy los más a los
cuales confiere poder redentor el pueblo, demuestran que no pueden
superar.
Y tampoco la entelequia de la palabra pueblo, como cosa
sana, buena, liberadora, no, pueblo en sus infinitas e históricas
contradicciones de seguidismos oportunistas, corporativos,
individualistas, segregacionistas, abandonador de causas nobles y
justas, no nos olvidemos que a Artigas lo dejamos abandonado en el
Paraguay.
A nivel de pueblo, y en materia de proceso
transformador revolucionario, creo que lo de Bolivia aparece como lo
más genuino, con dos referentes desde la presidencia y la vice, con
trayectorias de lucha desde los sectores populares y con decisiones
transformadoras desde lo económico, social y político, que se sustentan
en la claridad de cambios tangibles para los trabajadores y sus
hogares, su presente y su futuro, que hoy marcan una diferencia entre
el gobierno de Morales de los cambios, y la derecha de la restauración
boliviana de la explotación y la miseria, de un 40% de decisión. No la
patética diferencia que hoy se busca a favor en Uruguay, que no
sobrepasa un 5%. Por algo será.
Ojalá este último domingo de
octubre no tuviera que votar por lo menos malo de la oferta electoral,
el Frente Amplio. Igual lo haré, como muchos que seguimos esperando un
real proceso de cambios revolucionarios.
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