Golfo de México: el crimen ambiental
neoliberal de BP
La catástrofe de la marea negra de la depredadora BP, recidivista en la materia, es una amenaza a la vida marina y a los sistemas ecológicos en las costas del Golfo de México.
Con notable excepción de Texas (sede de piratas depredadoras ambientales de todo género), los gobernadores de Luisiana, Alabama, Misisipi y Florida han declarado estados de emergencia. ¿Estarán conscientes de ello sus homólogos del lado mexicano del Golfo de México, cuando hasta el mandatario de California ha interrumpido las perforaciones del lado del océano Pacífico?
Michael Tomasky cita en su blog (The Guardian, 3/4/10) a The Wall Street Journal, que fustiga la carencia en EU de un switch acústico a control remoto que sella la extracción, el cual es usado por Noruega y Brasil para protegerse de las derramas en aguas profundas. Dichos mecanismos son obligatorios en Noruega desde 1993, lo cual ha sido imitado por Brasil.
La plataforma Deepwater Horizon alquilada por BP, cuya explosión y hundimiento desparramaron el petróleo –hasta ahora el equivalente al tamaño de Puerto Rico– carecía del switch acústico debido a que fue rechazado por las empresas perforadoras que cuestionaron su costo (sic) y su efectividad
en EU, gracias a la connivencia de Dick Cheney (colocado en el poder tras el trono por las petroleras texanas); “tampoco Gran Bretaña, donde se encuentra la matriz de BP, requiere el uso de switchs acústicos”.
Tomasky cita al abogado ambiental Mike Papantonio, quien durante el show Schultz (MSNBC) fulminó que “fue el grupo secreto de energía de Cheney el que decidió que los switches acústicos, con un costo de 500 mil dólares, constituían un lastre para la industria petrolera”.
¿No será más bien que las trasnacionales petroleras anglosajonas, en sinergia maligna con el desregulado neoliberalismo global, se han vuelto un lastre
para todas las especies vivientes de la creación?
Margot Roosevelt (Los Angeles Times, 1/5/10) ha puesto en la picota a la texana Halliburton y a Transocean: engendro híbrido de la piratería neoliberal financiera texana entre Sonat Inc., Sedco Forex y Schlumberger (uno de cuyos jefes divisionarios es el fundamentalista neoliberal Adrián Lajous Vargas), y la mayor contratista de perforadoras en aguas profundas, que cobra más de 500 mil dólares al día de renta por su plataforma de perforación en aguas profundas (obtuvo ingresos en 2008 por cerca de 13 mil millones de dólares).
La plataforma averiada Deepwater Horizon fue construida por la sudcoreana Hyundai Heavy Industries y valía 560 millones de dólares (¡supersic!).
Ahora resulta, según los alegatos absurdos de los culpables (que en forma cobarde se arrojan la piedra entre sí), que no funcionaron la cimentación
ni el mecanismo de prevención de estallidos
que se sella automáticamente (sic)
, los cuales ya habían sido expuestos como el factor más importante de 18 de 39 explosiones en el Golfo de México en un periodo de 14 años
, de acuerdo con el reporte de 2007 de Minerals Management Service, de Estados Unidos.
Ed Crooks, de The Financial Times (3/5/10) –doble portavoz del neoliberalismo global y las petroleras británicas–, confiesa que el desastre, que cobró la vida de 11 personas, expone los riesgos de la perforación en aguas profundas
, los cuales todavía no son plenamente entendidos por la industria petrolera
.¿Cómo los pueden entender
, entonces, sus apologistas adictos en México, como Calderón y Adrián Lajous Vargas, quienes no saben nada de geología ni física ni química ni, sobre todo, biología?
Crooks concluye que la industria petrolera no está preparada para lidiar con los accidentes en aguas profundas y estará sujeta a una estrecha regulación en EU y probablemente en el mundo entero
, lo cual incrementará los costos y el precio del petróleo. ¿Cual será el costo
de la depredación ambiental generada por las tranacionales petroleras anglosajonas?
Conclusión
Aplicada únicamente a las aguas profundas
, los tres grandes defectos que ha exhibido hasta ahora la entreguista reforma energética calderonista, un genuino engendro neoliberal trasnacional, son:
1. Su orfandad geopolítica; 2. su notoria carencia de protección ambiental en las perforaciones en el Golfo de México, y 3. su deliberado regalo de los yacimientos transfronterizos
que han iniciado a perforar las trasnacionales anglosajonas ante la complicidad esperada del Congreso.
La catástrofe ambiental de la depredadora británica BP en el Golfo de México pone en la picota a la entreguista reforma energética calderonista –en colusión con la tripleta priísta Beltrones-Labastida-Gamboa y los Chuchos filopanistas–, lo cual obliga a una contrarreforma para redefinir el daño ecológico por las perforaciones petroleras en una extensión de 1.6 millones de kilómetros cuadrados (aproximadamente el tamaño de Irán), que afectan la flora, la fauna y los ecosistemas de tres países: EU, México y Cuba (y, por extensión inevitable, el mar Caribe).
¿Los poderes Ejecutivo y Legislativo de México y Cuba entablarán juicios (civiles y penales) contra BP por daños y perjuicios, la depredadora trasnacional criminal ambiental contumazmente reincidente, ya no se diga Halliburton/Transocean/Schulemberger?
¿Es capaz Calderón, ya no se diga el genuflexo cuan disfuncional Congreso, de gratificar todavía con contratos selectivos en el Golfo de México a las anglosajonas depredadoras que han devastado la biología de sus aguas?
Entendemos
el intenso cabildeo del fundamentalista neoliberal Adrián Lajous Vargas –director delamadridista-salinista-zedillista de Pemex, cabildero obsceno de las trasnacionales británicas y director divisionario de la depredadora ambiental Schulemberger, entre otras beldades, y quien, por cierto, merece una auditoría ciudadana, a defecto de una oficial de los poderes Ejecutivo y Legislativo, debido a su aciaga gestión antiestatal y presuntamente cleptomaniaca–, pero existen momentos singulares en la historia de las naciones, como las catástrofes ambientales provocadas por la depredadora británica BP (en conjunción con las texanas piratas Halliburton/Transocean/Schulemberger), que exigen imperativamente la preservación biológica de todas las especies vivientes de la creación, más allá de vulgares intereses personales patrimonialistas que atentan contra el bien común y la biosfera.
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