Mas en la comparecencia en el Congreso del vecino país, los directivos de las empresas involucradas en el accidente
rompieron esa unidad e intentaron salvar el pellejo. El responsable de la British Petroleum en Estados Unidos, jaló un poco la punta de la madeja de irregularidades al decir que no funcionó el mecanismo de la plataforma para impedir una explosión. La plataforma pertenecía a Transocean, principal fabricante de esas estructuras, y la había alquilado a la British. Pero el responsable de Transocean tiró más de la punta al decir que lo ocurrido no era culpa de ellos, pues todos los proyectos para extraer petróleo en el mar son responsabilidad de quien los explota. La punta de la madeja salió un poquito más al preguntar los congresistas si otra compañía líder a escala mundial, Halliburton, hizo bien el trabajo de sellar la base del pozo que diario arroja al mar 800 mil litros de petróleo. Halliburton lo terminó de sellar 20 horas antes de que estallara la plataforma. Se le acusa de no hacerlo bien, pero en su defensa, Halliburton dice que la British no dejó que el sellado secara
. Tantito más se jaló la punta de la madeja al saberse que los sistemas de seguridad contra explosiones, a cargo de la compañía Cameron International, no funcionaron.
Y mientras la mancha negra cubre 6 mil kilómetros cuadrados y se teme que llegue a los refugios de vida silvestre, a las islas, a la costa y a las formaciones de coral del sur de Estados Unidos, se confirma la corrupción imperante en la agencia responsable del buen funcionamiento de la explotación minera y petrolera (la MMS, por sus siglas en inglés). Se documenta el contubernio entre dicha agencia y las petroleras, su falta de vigilancia en los más de 4 mil pozos que existen en las aguas del Golfo pertenecientes a Estados Unidos. Mediante esos pozos, el vecino país obtiene una tercera parte de su petróleo. En las plataformas y demás infraestructura marina trabajan más de 40 mil obreros y técnicos.
Se descubre también que el gobierno anterior, el de George W. Bush, eximió a la British Petroleum y a Transocean de tener planes de emergencia en caso de accidentes en las plataformas. Mientras, el presidente Barack Obama y varios legisladores salen raspados, pues recibieron dinero para sus campañas electorales de las compañías involucradas en la tragedia.
Por su parte, los especialistas denuncian los daños que sufrirá la vida marina, especies como el camarón, el ostión, el atún aleta azul, las tortugas y pelícanos, y decenas de variedades de pájaros, mamíferos peces y reptiles. Cuestionan la autorización oficial para utilizar sustancias químicas en el lecho marino a fin de disolver lo más posible la mancha de petróleo por los daños severos que causará a la vida acuática. Para la British Petroleum y demás compañías implicadas lo que no se ve no se juzga, y mejor impedir que el petróleo llegue a la superficie, a la costa y a las islas. Esconder el daño bajo el agua.
En la Deepwater Horizon murieron nueve obreros y dos ingenieros. Pasaron al olvido, al igual que otros 700 fallecidos en las plataformas del Golfo las últimas tres décadas. Cientos los heridos y discapacitados. Como mínimo tributo, hay que exigir toda la verdad sobre el accidente
; que los responsables paguen por lo ocurrido. Pero, además, es la oportunidad de saber los negocios de Transocean, Halliburton y Cameron International con Petróleos Mexicanos. Es otra madeja que se necesita desenredar.
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