Bolsonaro, en una entrevista declaró ser admirador del ex dictador Fujimori “por el golpe de Estado de 1992” (“A Soldier Turned Politician Wants To Give Brazil Back to Army Rule”, New
York Times, 25/07/93). Y no es para menos. Al igual que Fujimori,
conquistó el poder como un outsider y un discurso contra el sistema
político corrupto (a pesar de haber sido político por partidos del
establishment).
Jair Bolsonaro fue producto de un golpe de Estado
(que comenzó con la vacancia de la presidente Dilma Rouseff y luego la
prisión de Lula –demandada por el alto mando del ejército ya que podía
derrotar a Bolsonaro-), para conquistar el poder vía electoral; mientras
que Fujimori, dio un golpe de Estado desde el poder para ganar
elecciones y perpetuarse.
Bolsonaro llegó a Palacio de Planalto
gracias a la crisis de descomposición del Partido de los Trabajadores
(PT) involucrado en el affaire Lavajato; mientras que Fujimori llegó a
la Casa de Pizarro, producto de la crisis política del frente reformista
Izquierda Unida (IU), pero también gracias al apoyo de un sector de
éste (contra Mario Vargas Llosa).
Bolsonaro utilizó un discurso
polarizante y macartista contra el izquierdista PT, amenazando con que
“Lula se va podrir en la cárcel”; mientras que Fujimori llevo a cabo una
estrategia de aniquilamiento selectivo de líderes de izquierda
argumentando que todos son “terroristas”.
Jair Bolsonaro asume
el poder en un contexto de bancarota de la economía brasileña con $1
billón de deuda externa (100% del PBI); mientras que Fujimori conquistó
el poder bajo una coyuntura de hiperinflación de 854% y de una deuda que
bordeaba el 78% del PBI.
Bolsonaro ganó las elecciones en
alianza con la triple B (buey, bala y biblia, por los representantes de
los agronegocios, militares y evangélicos, respectivamente); mientras
que Fujimori conquistó el poder en alianza con los evangélicos,
militares (expresaos en la figura de Vladimiro Montesinos), y un sector
de la izquierda.
Bolsonaro lleva como uno de sus ministros
estrella de Economía a Paulo Guedes, vinculado a fondos especulativos y
formado como un Chicago Boys en EE.UU. y planteando la privatización de
todas las empresas estatales; mientras que Fujimori tuvo como
funcionario del MEF a Carlos Boloña, formado en la Universidad de
Oxford, y que llevó a cabo la ola privatizadora, en medio de denuncias
de corrupción y puertas giratorias.
Bolsonaro, declaró su
admiración por EE.UU. y Trump antes de ser presidente (e incluso se
rumorea que el asesor de Trump, Steve Bannon, fue también su estratega),
mientras que Fujimori, se alineó con EE.UU. y el FMI, al romper su
alianza con la izquierda y los evangélicos.
Bolsonaro y
Fujimori nunca se interesaron por organizar partidos políticos
fascistas. Bolsonaro y Fujimori cambiaban de partidos para cada elección
popular.
Sin embargo, Fujimori surge
cuando se desmorona la URSS, fue intrascendente en política, se formó en
la cátedra universitaria, tuvo el apoyo del presidente saliente Alan
García y tuvo un Congreso en contra; mientras que Bolsonaro surge en
plena crisis económica mundial (guerra comercial EE.UU.-China, protestas
de mujeres Ele Nao), proviene de las FF.AA. (fue expulsado del ejército
por reclamar mejores salarios para los soldados), tiene mayoría en el
Congreso, va a formar un gabinete con varios militares, y durante toda
su vida, ha mantenido posiciones fascistas reivindicando la dictadura y
las torturas.
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