"Este proyecto inmoral, cuya autoría y puesta en marcha ha reconocido el Gobierno de Estados Unidos de manera cínica, ratifica el carácter hostil e injerencista de la política norteamericana hacia Cuba, y su propósito de generar situaciones de desestabilización que conduzcan al derrocamiento del orden político, económico y social de este hermano país", así ha señalado el bloque en un comunicado.
La nota censuró también estos actos ilegales por parte del Gobierno norteamericano, y lo calificó de clara violación de la soberanía y el derecho del pueblo cubano.
Por otra parte, los miembros del Alba (integrado por Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Cuba y otras naciones del Caribe), manifestaron su profunda solidaridad con el Gobierno cubano, y pidieron a Washington que “respete la voluntad expresa del pueblo cubano de continuar perfeccionando su modelo económico y social, y consolidando su democracia, sin injerencias externas".
Este pronunciamiento se produce en reacción al programa encubierto del Gobierno de Barack Obama para enviar a jóvenes latinoamericanos a Cuba, a fin de reclutar a personas con fines subversivos, según revelaron nuevos documentos publicados el 4 de agosto por la agencia de noticias estadounidense Associated Press (AP).
Según los documentos, dicho programa fue lanzado en 2009 bajo la supervisión de la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID, en inglés), al mismo tiempo que la administración del entonces recién nombrado Obama hablaba de “un nuevo comienzo” con Cuba después de décadas de desconfianza.
Los infiltrados eran jóvenes inexpertos venezolanos, costarricenses y peruanos que trabajaban para la USAID a cambio de 5,41 dólares la hora; haciéndose pasar por turistas en algunas ocasiones y por activistas del área de salud en otras, viajaban por toda la isla caribeña con la esperanza de reclutar ciudadanos cubanos para poner en marcha una rebelión.
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