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miércoles, 20 de julio de 2011

La guerra secreta en Bélgica

Los ejércitos secretos de la OTAN (X)
por Daniele Ganser

El estudio de las redes «stay behind» en Bélgica resulta esclarecedor en cuanto a varios aspectos de la organización del Gladio a nivel internacional. La OTAN creía tener derecho a hacer cualquier cosa en el país que alberga su sede y ordenó sangrientos atentados que dieron lugar a la creación de comisiones investigadoras en el parlamento belga. En vez de colaborar con los representantes de su propio pueblo, las autoridades militares de Bélgica prefirieron obedecer a una autoridad extranjera, pero varios miembros del Gladio confesaron y proporcionaron información capital.

Red Voltaire | Basilea (Suiza)
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Una víctima de la estrategia de la tensión, asesinada fríamente en un supermercado.

Este artículo es la continuación de:
1. «Cuando el juez Felice Casson reveló la existencia del Gladio…»
2. «Cuando se descubrió el Gladio en los Estados europeos…»
3. «Gladio: Por qué la OTAN, la CIA y el MI6 siguen negando»
4. «Las cloacas de Su Majestad»
5. «La guerra secreta, principal actividad de la política exterior de Washington»
6. «La guerra secreta en Italia»
7. «La guerra secreta en Francia»
8. «La guerra secreta en España»
9. «La guerra secreta en Portugal»
10. «La guerra secreta en Bélgica»

Desde el comienzo mismo de la Segunda Guerra Mundial, Bélgica se vio derrotada y ocupada por las tropas alemanas. El gobierno belga tuvo que refugiarse en Londres, donde se mantuvo exilado hasta que los aliados liberaron Europa. Durante aquel difícil periodo, los altos responsables del gobierno y del ejército belgas colaboraron estrechamente con los británicos en la creación de movimientos clandestinos de resistencia que debían operar dentro del territorio ocupado de Bélgica.

A partir del verano de 1942, el SOE (Special Operations Executive) británico comenzó a preparar depósitos de municiones y a entrenar un ejército secreto. Los ingleses proporcionaban equipos de radio y medios para transportar hombres y material y supervisaban desde Londres las cuestiones logísticas así como la formación de los agentes enviados clandestinamente tras las líneas enemigas y la información que proporcionaban.
Además de las operaciones de sabotaje contra el ocupante alemán, el ejército secreto belga se dedicaba también a recoger información que los agentes transmitían posteriormente a Londres por radio, a través de correos o en forma de microfilms.

Si bien el impacto de aquella red de resistencia fue en definitiva marginal, la estrategia utilizada fue verdaderamente ejemplar en ese tipo de actividad: «Tendientes a precipitar el final del conflicto, las actividades de aquella primera red stay-behind estaban perfectamente organizadas y suscitaban la admiración de los servicios secretos americanos y británicos.» [1]

Los ejércitos secretos se reconstituyeron después de la guerra, pero poniendo el comunismo soviético en el lugar que antes ocupaba el enemigo nazi. La investigación oficial demostró que la red stay-behind activa en Bélgica durante la guerra fría se componía de 2 ramas: el SDRA 8 y la STC/Mob. El SDRA 8 era la rama militar, bajo el control del SGR, el Service Général du Renseignement [En español, Servicio General de Inteligencia. NdT.] del ejército belga, que dependía a su vez del ministerio de Defensa. Su nombre, escrito a veces en su variante SDRA VIII, significa «Service de Documentation, de Renseignement et d’Action VIII» [En español, Servicio de Documentación, Inteligencia y Acción VIII. NdT.].

Se componía de militares entrenados en acciones de combate, sabotaje, paracaidismo y la realización de acciones marítimas. Además de sus funciones de inteligencia, el SDRA 8 también debía ser capaz de concebir itinerarios de evacuación si Bélgica era invadida. En caso de ocupación de todo el territorio de Bélgica, se suponía que agentes de este servicio sirvieran de escolta al gobierno durante el periodo de exilio y que mantuvieran el contacto con los agentes secretos que se quedarían en el país para combatir el enemigo desde adentro [2].

La rama civil de la red stay-behind belga, la STC/Mob, dependía de la Sûreté de l’État (Seguridad del Estado), o Sûreté (Seguridad), que a su vez estaba vinculada al ministerio de Justicia. STC/Mob quiere decir «Section Training, Communication and Mobilisation». Sus miembros eran técnicos entrenados en el uso de equipos de radio. Eran reclutados principalmente en el seno de grupos «con fuertes convicciones religiosas que debían garantizar su anticomunismo». Según el informe de la investigación sobre el Gladio belga, eran «padres tranquilos, a veces un poco ingenuos» [3].

La STC/Mob «tenía como misión recoger información susceptible de ser útil al gobierno en el contexto de una ocupación enemiga. La sección tenía también como tarea organizar itinerarios seguros para la evacuación de los miembros del gobierno y de otras personalidades que ocuparan funciones oficiales» [4].
En 1971 se creó también un comité «Interservicios» para coordinar la acción de las dos redes stay-behind belgas. Aquel comité se reunía cada 6 meses y el SDRA y la Sûreté se alternaban en la presidencia. Las reuniones se hacían para establecer la posición común que defenderían en las sesiones del Allied Clandestine Committee, que era el centro de decisión de la OTAN para las operaciones de la guerra secreta [5].

Para explicar esta doble estructura bastante inusual que el ejército secreto belga había adoptado es necesario remontarse a la época de la Segunda Guerra Mundial. Las unidades a cargo de la búsqueda de la información que posteriormente enviaban a Londres por radio, correo o microfilms se hallaban en aquel entonces bajo el control del señor Lepage, director de la Sûreté, que a su vez dependía del ministerio de Justicia.

Esa rama dio origen a la STC/Mob. Mientras tanto, los agentes belgas que Londres enviaba a los territorios ocupados, saltando en paracaídas, y que realizaban operaciones clandestinas de sabotaje dependían por su parte del ejército belga. Fueron estos últimos quienes conformaron el SDRA 8. «Se desprende de esas explicaciones», concluía el informe de la investigación parlamentaria, «que, al contrario de otros países, Bélgica dispuso desde el principio de una organización stay-behind a la vez civil y militar» [6].
Los miembros del ejército secreto belga eran «en su mayoría monárquicos convencidos», precisa un informe antiguamente confidencial del SOE, «es por eso que no había miembros comunistas de la resistencia en sus filas» [7].

Después del desembarco y la posterior liberación de Bélgica, estadounidenses y británicos se inquietaron ante la influencia de los comunistas belgas. Al igual que en Italia y Francia, existía en la población belga un gran respeto por los comunistas debido a su coraje y al papel crucial que habían desempeñado en la lucha contra la ocupación nazi. Es por ello que, a fines de 1944, las autoridades británicas y belgas se apresuraron a desarmar a la Resistencia y a rearmar a la policía [8].
«Inmediatamente después de la guerra, un poderoso partido comunista se impuso con, según creo, 21 escaños en el parlamento, por primera vez en la historia de Bélgica», señaló el historiador Etienne Verhoyen en un documental de la BBC dedicado al Gladio. «Nunca antes había sucedido aquello y, teniendo en cuenta la expansión internacional del comunismo, la gente de derecha se alarmó ante aquella “amenaza comunista” que planeaba sobre Bélgica» [9].

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Julian Lahaut, sindicalista, miembro de la Resistencia al nazismo durante la Segunda Guerra Mundial y político belga. Fue asesinado el 18 de agosto de 1950, probablemente por agentes del Gladio.

El carismático jefe del partido comunista belga era Julien Lahaut. Arrestado por los alemanes, había pasado toda la guerra en prisión y, al ser liberado en 1945, había sido nombrado presidente honorario de los comunistas belgas. Lahaut se oponía abiertamente al regreso del rey (Leopoldo III) por considerarlo una marioneta de la centroderecha y de Estados Unidos.
«La izquierda se oponía firmemente al regreso del rey, los simpatizantes de la derecha eran –por supuesto– favorables a este, algunos de ellos establecieron los primeros contactos con la embajada americana en 1948», explicaba el historiador Verhoyen en el mismo documental. La derecha belga se puso en contacto con un oficial estadounidense llamado Parker, que probablemente trabajaba para la CIA. Según Verhoyen, Parker «quería no sólo la campaña de restauración leopoldista sino también que se crearan grupos stay-behind destinados a garantizar la resistencia anticomunista» [10].

Cuando el futuro rey Balduino prestó juramento ante el parlamento belga en agosto de 1950, Lahaut protestó al grito de «¡Viva la República!» Para la derecha belga aquello era un acto imperdonable y significaba que los comunistas representaban una grave amenaza para las instituciones.
Un clima de tensión se apoderó del país. Dos semanas después del incidente, el 18 de agosto de 1950, dos hombres asesinaron a Lahaut delante de su domicilio. El asesinato de Lahaut causó una profunda conmoción en la población belga. La extrema derecha y su red clandestina acaban de deshacerse del más popular de los comunistas belgas [11].

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Paul-Henri Spaak, tres veces Primer Ministro de Bélgica en el marco de la monarquía reinante, negoció el despliegue de Gladio en su país. Posteriormente, se convirtió en Secretario general de la OTAN.

La responsabilidad del ejército secreto belga en el asesinato de Julien Lahaut está por demostrar. En todo caso, es casi seguro que la organización ya se hallaba en estado operativo en el momento de los hechos. En carta dirigida al primer ministro Paul-Henri Spaak y fechada el 27 de enero de 1949, el jefe del MI6 Stewart Menzies insistía en la necesidad de proseguir la cooperación anglo-belga que había comenzado durante la Segunda Guerra Mundial.
«Estamos de acuerdo en que esta colaboración entre nuestros respectivos servicios debería continuar en base a tradiciones que se remontan a la Primera Guerra Mundial y que han sido reafirmadas por el señor H. Pierlot [Primer ministro belga de 1939 a 1945], el señor A. Van Acker [Primer ministro belga en 1945-1946 y predecesor de Spaak] y por mí mismo.»

Subrayaba Menzies que «la creación de organizaciones de inteligencia y acciones útiles en caso de guerra», entiéndase el funcionamiento de Gladio, tenía que continuar. «Los pedidos en materia de entrenamiento y equipamiento deben formularse pronto», explicaba Menzies, quien hacía también su ofrecimiento de asistencia: «Ya he ordenado la construcción de varias instalaciones destinadas al entrenamiento de los oficiales y personas recomendadas por la dirección los servicios secretos de ustedes y pronto tendré la posibilidad de proporcionar a ustedes el nuevo equipamiento que se está produciendo actualmente».

El jefe del MI6 pedía a Spaak que no divulgara el contenido de la carta, pero insistía sobre todo en que el primer ministro belga no decidiera colaborar únicamente con la CIA y sugería: «que algunos oficiales vengan al Reino Unido en los próximos meses para estudiar, en colaboración con [sus] servicios, los aspectos concretos de estas cuestiones» [12].

El primer ministro belga respondió al jefe del MI6 que le alegraba recibir la ayuda de los británicos e indicaba al mismo tiempo que los estadounidenses también se habían acercado a las autoridades belgas en relación con aquel tema y que a él le parecía por lo tanto preferible que Washington y Londres arreglaran primero la cuestión entre sí para que Bélgica no se viera en la delicada situación de tener que escoger entre los dos aliados.
«Estoy muy de acuerdo en que una colaboración entre los tres servicios (británicos, americanos y belgas) sería extremadamente provechosa.» Spaak agregaba: «Si uno de los dos servicios, americano y británico, rechazara esa colaboración, los servicios belgas se verían en una situación extremadamente delicada y difícil. Me parece por ello que se imponen negociaciones al más alto nivel entre Londres y Washington para resolver la cuestión.» [13]

Como resultado de aquellas «negociaciones al más alto nivel», los servicios secretos estadounidenses, británicos y belgas crearon un órgano llamado «Tripartite Meeting Brussels» (TMB), también conocido a veces como «Tripartite Meeting Belgian», encargado de supervisar la creación de la red stay-behind belga. En recompensa a su lealtad, Spaak fue nombrado en 1957 secretario general de la OTAN, el más acto cargo civil en el seno de la alianza militar, puesto que ocupó hasta 1961.

Falleció 11 años después, así que no pudo comparecer en el marco de la investigación oficial sobre el Gladio belga. «Varios documentos demuestran que los responsables políticos de la época estaban conscientes de la gravedad de la situación y que aprobaban la idea de negociaciones con vistas a establecer una estrecha colaboración con los servicios secretos americanos y británicos», resumió el informe de los senadores belgas. «Aquella cooperación incluso se consolidó con la creación del Tripartite Meeting Belgian/Brussels a finales de los años 1940.» [14]

Aunque aún se ignoran hoy en día la mayor parte de los detalles sobre los órganos de mando de la guerra secreta, sí se sabe que, paralelamente al TMB, fueron creados otros centros, bajo las siglas CCUO, CPC, ACC y SDRA 11. Las pruebas actualmente disponibles sobre Gladio sugieren que, inmediatamente después de la guerra, se apostó por las estructuras trilaterales ya que el Reino Unido y Estados Unidos habían formalizado al mismo tiempo su cooperación secreta con el Gladio holandés mediante la creación de un Tripartite Committee Holland (TCH), que se componía de los representantes de los tres países implicados [15]. continúa aquí.....

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