"Marruecos no acepta que la prensa sea libre, quiere que tú des su visión y no des ninguna otra, no acepta segundas opiniones", sostuvo el comunicador
Resumen Latinoamericano/Telesur - El gobierno marroquí ha impedido que la prensa internacional informe libremente sobre el violento desmantalamiento de un campamento saharui por sus tropas, que causó la muerte de al menos 35 personas, denunció este martes a teleSUR el camarógrafo independiente, Virgilio Moreno.
“Marruecos no acepta que la prensa sea libre, quiere que tú des su visión y no des ninguna otra, no acepta segundas opiniones”, sentenció el reportero español.
Criticó que hasta ahora diversos medios de comunicación internacionales han publicado esta guerra como “si Marruecos lo estuviera haciendo excelente, y me gustaría que fuera así, pero no lo es (...) aquí hay violencia extrema contra un pueblo que no puede defenderse”.
“Hasta la ONU (Organización de Naciones Unidas) dice que lo está haciendo muy bien (Marruecos), y eso no es cierto (...) hay rumores de que es un genocidio y la comunidad internacional no hace nada”, expresó.
Asimismo, subrayó que “yo llevo varios años trabajando en Marruecos, pero ahora mismo hacer periodismo allá es peligroso, tenemos policías tras nuestro día y noche, que además nos amenazan con frases como 'cuidado con lo que dices' o 'cuidado con lo que muestras' (...) no son amenazas directas pero no somos tontos y las entendemos”.
Señaló que las condiciones de vida que lleva el pueblo saharaui a raíz del bloqueo impuesto por Marruecos en 1991 son “extremadamente duras”, y que “además de no tener servicio, corriente, alimentos, ni medicinas, hay una especie de filtro de Marruecos que es el que permite la entrada de comestibles y bebidas”
“Yo quiero dejar clarísimo que yo amo Marruecos, que me encanta el país (...) pero la realidad es que no sé si pueda seguir trabajando allá porque aquí amenazan con deportar a cualquiera que diga algo contrario a lo que ellos quieren difundir”, declaró.
La opinión de Moreno fue apoyada por la del analista internacional, Francisco Pérez, quien señaló que “evidentemente el Gobierno de Marruecos, caracterizado por una postura represora, no quiere ningún testigo ni difusor de los actos inhumanos”.
“No quiere que se informe de forma libre de esto que se ha convertido en una masacre, pues sabe que esto no podría ocultar ante el mundo las responsabilidades judiciales”, explicó.
Pérez agregó que “debido a esta represión es que toman suma relevancia los reportajes periodísticos y las información difundida a través de Al Jazeera” y que “justamente por esa demostración y esas pruebas que brindan de las agresiones, es que son deportados”.
“Yo creo que se ha mostrado suficiente, a pesar del esfuerzo por tapar la boca a los periodistas (...) no se ha informado todo lo libre que se puede, y eso limita el conocimiento de la masacre, pero Al Jazeera ha mostrado conocimiento”.
Asimismo, destacó la pasividad que ha demostrado la comunidad internacional y en especial el Gobierno español ante el genocidio, que “antepone intereses económicos, estratégicos y comerciales a los Derechos Humanos”.
“Debería ser el Gobierno español el primero en impedir y denunciar esta masacre (...) España no puede pedir a las FARC de Colombia o a la ETA que dejen de matar mientras permiten esos asesinatos, es una doble moral y un error político muy fuerte”, aseveró.
El sesgo a la libertad de prensa también fue reseñado por la periodista Helena Maleno, quien describió que “en Marruecos un pesado silencio de un tema tabú para la sociedad”.
“Sólo las voces por el control de la zona se atreven a alzarse. Mientras muchos otros marroquíes, sobre todo los jóvenes, ven en estas acciones un gasto innecesario y una pérdida de vidas humanas que no lleva a ningún sitio (...) El debate social se censura y funciona con la misma eficacia que el cerrojazo informativo”, expone en su artículo opinión “Guerra. Estado de Sitio. Toque de Queda”.
Recientemente, el Gobierno marroquí emitió un comunicado impidiendo las actividades de corresponsalía de Al Jazeera en el territorio del Sahara Occidental, alegando que la forma de presentar la noticia “ha alterado la imagen de Marruecos y ha perjudicado sus intereses”.
El Sahara Occidental fue anexado por Marruecos en 1975, después de que España y Mauritania desalojaran la región que tenían invadida. La querencia de independencia, constituye uno de los conflictos más largos de África.
El Frente Polisario, respaldado por Argelia, apuesta por la realización de un referendo de autodeterminación bajo los auspicios de la ONU; esto permitiría a los saharauis tres opciones: independencia, autonomía bajo soberanía marroquí o la integración con Marruecos.
Por su parte, Marruecos insiste en la autonomía bajo su soberanía, en este sentido rechaza cualquier manifestación de independencia.
La zona que bordea el océano Atlántico es rica en fosfato, con grandes bancos de pesca y posiblemente petróleo cerca de las costas.
El Sahara Occidental se encuentra, desde el año 1963, en la lista de territorios no autónomos del Comité de Descolonización de la ONU.
“Marruecos no acepta que la prensa sea libre, quiere que tú des su visión y no des ninguna otra, no acepta segundas opiniones”, sentenció el reportero español.
Criticó que hasta ahora diversos medios de comunicación internacionales han publicado esta guerra como “si Marruecos lo estuviera haciendo excelente, y me gustaría que fuera así, pero no lo es (...) aquí hay violencia extrema contra un pueblo que no puede defenderse”.
“Hasta la ONU (Organización de Naciones Unidas) dice que lo está haciendo muy bien (Marruecos), y eso no es cierto (...) hay rumores de que es un genocidio y la comunidad internacional no hace nada”, expresó.
Asimismo, subrayó que “yo llevo varios años trabajando en Marruecos, pero ahora mismo hacer periodismo allá es peligroso, tenemos policías tras nuestro día y noche, que además nos amenazan con frases como 'cuidado con lo que dices' o 'cuidado con lo que muestras' (...) no son amenazas directas pero no somos tontos y las entendemos”.
Señaló que las condiciones de vida que lleva el pueblo saharaui a raíz del bloqueo impuesto por Marruecos en 1991 son “extremadamente duras”, y que “además de no tener servicio, corriente, alimentos, ni medicinas, hay una especie de filtro de Marruecos que es el que permite la entrada de comestibles y bebidas”
“Yo quiero dejar clarísimo que yo amo Marruecos, que me encanta el país (...) pero la realidad es que no sé si pueda seguir trabajando allá porque aquí amenazan con deportar a cualquiera que diga algo contrario a lo que ellos quieren difundir”, declaró.
La opinión de Moreno fue apoyada por la del analista internacional, Francisco Pérez, quien señaló que “evidentemente el Gobierno de Marruecos, caracterizado por una postura represora, no quiere ningún testigo ni difusor de los actos inhumanos”.
“No quiere que se informe de forma libre de esto que se ha convertido en una masacre, pues sabe que esto no podría ocultar ante el mundo las responsabilidades judiciales”, explicó.
Pérez agregó que “debido a esta represión es que toman suma relevancia los reportajes periodísticos y las información difundida a través de Al Jazeera” y que “justamente por esa demostración y esas pruebas que brindan de las agresiones, es que son deportados”.
“Yo creo que se ha mostrado suficiente, a pesar del esfuerzo por tapar la boca a los periodistas (...) no se ha informado todo lo libre que se puede, y eso limita el conocimiento de la masacre, pero Al Jazeera ha mostrado conocimiento”.
Asimismo, destacó la pasividad que ha demostrado la comunidad internacional y en especial el Gobierno español ante el genocidio, que “antepone intereses económicos, estratégicos y comerciales a los Derechos Humanos”.
“Debería ser el Gobierno español el primero en impedir y denunciar esta masacre (...) España no puede pedir a las FARC de Colombia o a la ETA que dejen de matar mientras permiten esos asesinatos, es una doble moral y un error político muy fuerte”, aseveró.
El sesgo a la libertad de prensa también fue reseñado por la periodista Helena Maleno, quien describió que “en Marruecos un pesado silencio de un tema tabú para la sociedad”.
“Sólo las voces por el control de la zona se atreven a alzarse. Mientras muchos otros marroquíes, sobre todo los jóvenes, ven en estas acciones un gasto innecesario y una pérdida de vidas humanas que no lleva a ningún sitio (...) El debate social se censura y funciona con la misma eficacia que el cerrojazo informativo”, expone en su artículo opinión “Guerra. Estado de Sitio. Toque de Queda”.
Recientemente, el Gobierno marroquí emitió un comunicado impidiendo las actividades de corresponsalía de Al Jazeera en el territorio del Sahara Occidental, alegando que la forma de presentar la noticia “ha alterado la imagen de Marruecos y ha perjudicado sus intereses”.
El Sahara Occidental fue anexado por Marruecos en 1975, después de que España y Mauritania desalojaran la región que tenían invadida. La querencia de independencia, constituye uno de los conflictos más largos de África.
El Frente Polisario, respaldado por Argelia, apuesta por la realización de un referendo de autodeterminación bajo los auspicios de la ONU; esto permitiría a los saharauis tres opciones: independencia, autonomía bajo soberanía marroquí o la integración con Marruecos.
Por su parte, Marruecos insiste en la autonomía bajo su soberanía, en este sentido rechaza cualquier manifestación de independencia.
La zona que bordea el océano Atlántico es rica en fosfato, con grandes bancos de pesca y posiblemente petróleo cerca de las costas.
El Sahara Occidental se encuentra, desde el año 1963, en la lista de territorios no autónomos del Comité de Descolonización de la ONU.
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