Percy Francisco Alvarado Godoy
Los vi. En cada rostro y en cada mirada estaban presentes, en maridaje bello y hermoso, la convicción y la resolución. No importa si esos rostros provenían de jóvenes de casi todo el mundo para que la solidaridad navegara por ellos como barco enrumbado hacia puerto seguro. Tampoco importó que las palabras, algunas expresadas en un español cuestionable, alcanzaran la fuerza que solo saben asumir cuando expresan la verdad y la sed de justicia. Ese 21 de noviembre, teniendo por sede la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), cientos de jóvenes procedentes de diferentes universidades de Ciudad de la Habana celebraron el IV Foro Universitario, especialmente dedicado al XVII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes.
Ese conglomerado de voces juveniles procedentes de la ELAM, de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), del Instituto Superior de Diseño Industrial (ISDI) y de la Universidad de la Habana, entre otras casas de altos estudios, admiraron las ejemplares figuras del Comandante en Jefe, Fidel Castro, y del luchador sudafricano Nelson Mandela. Hablar de estos hombres cuyo ejemplo se ha convertido en brújula para las nuevas generaciones a lo largo del planeta, devino en tribuna ejemplar para reforzar convicciones, para exaltar el internacionalismo y la solidaridad entre los hombres y, sobre todo, para hacer una real alabanza a la paz verdadera que es aquella que no excluye ni humilla; la paz a la que aspira cada ser humano para construir un mundo mejor y más bello para todos. Fue, sin lugar a dudas, un lugar en donde el humanismo alcanzó con creces su verdadera y necesaria estatura.
Las voces juveniles retumbaron en el amplio anfiteatro con la justa fuerza que les dan las ideas sinceras y legítimas. Y, por supuesto, como merecido tributo, también se recordó y habló sobre la hermosa epopeya de resistencia que hermana a nuestros Cinco Héroes: Gerardo Hernández, René González, Antonio Guerrero, Ramón Labañino y Fernando González, los cinco antiterroristas cubanos injustamente encarcelados en Estados Unidos desde 1998. Ellos, como Jorge Dimitrov, Nelson Mandela y Fidel junto a sus compañeros asaltantes al Cuartel Moncada en 1953, devinieron en paradigmas para los presentes.
Aún quedan grabadas en mi corazón las palabras de Nimeka Dupree, estudiante norteamericana de la ELAM, quien refiriéndose a sus orígenes, expresó: Buenos días a todos. Mi nombre es Nimeka Dupree y nací en Estados Unidos. Agradezco mucho este privilegio de poder hablar frente ustedes hoy. De niños nos obligaban, recitar el Juramento de Lealtad a la Bandera Estadounidense, un juramento que termina “con libertad y justicia para todosâ; con los años tuve la edad suficiente para entender la falsedad de esa declaración. Fue, sin lugar a dudas, una denuncia al sistema que la vio crecer sin expectativas y discriminada, pobre y sin la libertad prometida por los Padres Fundadores de su Nación.
Luego su palabra se haría denuncia indiscutible, al cuestionar los cacareados y falsos derechos humanos en su país de origen, Estados Unidos, cuando dijo sin temor y duda alguna: “En actualidad hay presos políticos, compañeros y patriotas encarcelados por acciones cometidas durante movimientos de libertad por grupos anti-colonialistas y anti-imperialistas Puertorriqueños, Afro-Americanos y Pueblos Originarios cumpliendo condenas desproporcionadas comparadas a semejantes o mayores delitos penales.
Por supuesto, Nimeka Dupree, también haría alusión a otra de las grandes injusticias cometidas por la Casa Blanca y todos aquellos que desde los centros de poder político y económico hacen del tema de los derechos humanos una burla macabra y desvergonzada: “Además hay cinco ciudadanos cubanos, los Cinco Héroes, encarcelado en los Estados Unidos con cargos contra ellos de supuesto espionaje por alertar al gobierno estadounidense de una conspiración para matar ciudadanos cubanos y atacar al pueblo cubano. Después de sacar a la luz y hacer fracasar la conspiración creada por terroristas estadounidenses, los Cinco Héroes fueron procesados de manera injusta e ilegal, siendo condenados a diferentes prisiones de máxima seguridad, con solo una hora fuera de sus celdas cada día y sin acceso a sus familias, una clara y descarada violación de sus derechos humanos. Mi delegación, mis compañeros y yo, queremos que les den libertad a todos los luchadores de independencia y justicia, los cinco héroes y a todos que están injustamente encarcelados por su color, raza o etnicidad.
Por último, como expresión evidente de que el diferendo que los EE UU han impuesto criminalmente a Cuba es repudiado por el pueblo norteamericano, Nimeka dijo sin ambages: “Es importante que nosotros, los estudiantes, no solo de Estados Unidos, pero de todos los países presente en la ELAM, mostremos nuestra solidaridad con el pueblo cubano, no solo porque nos brinde tanto, sino porque reconoce más que cualquier otro país las palabras expresadas por el Reverendo Martin Luther King Jr. que, “injusticia en cualquier parte es una amenaza a la libertad en todas partes Es importante actuar y movilizarse.
Después otra voz solidaria conmocionaría a todos, la de Timbi Wallace, de la isla caribeña de Dominica. La joven no tuvo reparo en expresar: “La libertad de los cinco héroes es una causa muy querida en el corazón todos los pueblos. Las familias de los cinco y los pueblos del mundo están buscando la justicia y la libertad. Héroes vienen en muchas formas y colores; a nosotros nos toca continuar peleando por la libertad de los cinco héroes de Cuba y el regreso a su tierra. Ni dos países ni dos personas son lo mismo, pero todo el mundo tiene su batalla, y esta batalla, por la liberación de los cinco héroes no es solo de Cuba, es del mundo.
Luego una bella joven de Malasia, nombrada Tiong Jia Hui, emocionaría a todos con una canción de su amada patria y titulada Kau Ilhamku. Empero, no solo se limitó a eso. Su voz se elevó para denunciar la injusta prisión que padecen nuestros hermanos, al declarar: “Lo que quiero expresar sobre los 5 héroes, es que ellos han pasado por mucho apuro e injusticia; además están lejos de sus familias. Lo que significa esa canción es, aunque los 5 héroes están lejos como las estrellas en el cielo, son mi inspiración del presente. Yo, en el nombre de mi raíz y mi país, dedico esa pequeña parte de la canción a los 5 héroes por defender lo mas justo, sea de cualquier país o de lenguas diferentes; a ellos quiero darles mis cariños y defender el derecho de cada cual a la vida propia contra la injusticia que se comete en contra de la sociedad. Por último, que los 5 héroes sean como las millones estrellas en el cielo guiando nuestro
cada día.
No podía faltar, por supuesto la voz hermana borinqueña cuando un estudiante de la ELAM, nativo de nuestra hermana isla, expresó: “En este momento, yo, en representación de mi tierra nativa, como estudiante puertorriqueño en Cuba, consciente de los estrechos lazos históricos que unen a estos dos pueblos, que hace que se estrechen sus manos, unidas, desde los más profundo de nuestras raíces, declaramos la solidaridad y el sentido de hermandad y compromiso que tenemos como hermanos, de no callar jamás ante una injusticia tal como lo es el encarcelamiento de cinco hombres, cual su único delito fue luchar por evitar que el intervencionismo y el terrorismo, proveniente desde distintas organizaciones en Miami, tuviera como consecuencia la pérdida de vidas humanas en su país de origen.
Luego, Barón Hidrovo, joven de la hermana Ecuador, deleitaría a todos con un hermoso poema, cargado de fuerza y solidaridad, del que extraigo algunos versos:
Mi voz llega cansada de su camino,
ya fue quieta espectadora
en batallas que no llevaban armas,
y combativa en la pueril historia
que recorría la patria;
pero mi voz llega, y grita
junto a los hermanos,
y hermanas,
de esta tierra toda nuestra,
la cubana.
que Ramón, René,
Antonio, Gerardo y Fernando
¡VOLVERAN!.
¡Que los cinco volverán!
Yo, por mi parte, último orador, pensé con satisfacción que otra vez se había puesto un pequeño grano de arena más en la enorme batalla que libran los mejores hombres del planeta contra las injusticias. Esta vez, me dije, ni los muros húmedos, ni las fortificadas rejas de acero, pudieron aislar al mundo de mis entrañables hermanos de combate.
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