"Estados Unidos es el país más endeudado del mundo, aunque el significado práctico de esto es diferente para este país que para cualquier otro, porque se encuentra endeudado en la moneda nacional que él mismo crea y hace circular", indica el autor
escrito por Osvaldo Martínez /Resumen Latinoamericano/Cubadebate - La estructura del presupuesto de Estados Unidos y la lógica de su política económica, con Bush y Obama, es el de una economía de guerra en la cual el gasto militar exacerba el déficit presupuestal, pero permite el funcionamiento de un “equilibrio del terror financiero”, reporta inmensas ganancias al complejo militar industrial y mantiene un chantaje global basado en la fuerza militar. Una simple mirada al presupuesto 2010 de Estados Unidos permite apreciar la magnitud del gasto militar y el papel que éste juega de conjunto con el gasto por los paquetes de rescate de los bancos y entidades financieras quebradas. El monto total del presupuesto es de 3.94 billones de dólares (millones de millones), y el déficit previsto es de 1,75 billones, equivalente a casi 12% del PIB. (1) El gasto militar oficial se establece en 739,5 mil millones de dólares, aunque si se incluyen otros gastos indirectos o encubiertos, el gasto superaría el billón de dólares. El gasto en el rescate de las entidades financieras hundidas en la crisis, efectuado por las administraciones de Bush y Obama alcanza 1,45 billones, mientras que el interés devengado por la deuda pública es de 164 mil millones de dólares. Esto significa que casi todo el ingreso del presupuesto (2,38 billones) se consume solamente por el gasto militar, los rescates de la oligarquía financiera y una pequeña proporción por intereses de la deuda pública. No queda prácticamente nada para otros tipos de gastos. Si consideramos que el gasto militar ronda el billón de millones de dólares y que la parte del ingreso presupuestal correspondiente a los impuestos familiares es de 1,06 billones, tenemos que casi todos los impuestos que las familias pagan en Estados Unidos alcanza no más para cubrir el enorme gasto militar. Estados Unidos es el país más endeudado del mundo, aunque el significado práctico de esto es diferente para este país que para cualquier otro, porque se encuentra endeudado en la moneda nacional que él mismo crea y hace circular. El financiamiento de la enorme deuda pública federal ascendente a 14 billones de dólares, sin incluir deudas de los estados y municipios es de características surrealistas. Al crecimiento de esa deuda pública contribuyeron los paquetes de rescate a los bancos, pero esa deuda se financia por una retorcida operación mediante la cual el gobierno financia su propio endeudamiento, pues el dinero estregado como rescate a los bancos es financiado en parte tomando préstamos de los mismos bancos. A su vez, los bancos imponen condicionalidades al gobierno en el manejo de la deuda e imponen como el dinero debe ser empleado. Después de haber sido “rescatados” los bancos imponen cortes masivos en el gasto público en servicios para la población, la privatización de infraestructuras y servicios como agua, carreteras, recreación, pero no se toca el gasto militar. Y no se toca porque “War is Good for Business” y la misma oligarquía que maneja el mercado financiero obtiene elevadas ganancias procedentes del gasto militar. Y ese gasto militar -como parte del déficit público- es financiado por operaciones de guerra económica que se calientan cada vez más y amenazan con mezclar la guerra económica con la guerra probablemente nuclear que Estados Unidos incuba en la compleja madeja de sus intereses y contradicciones económicas y geoestratégicas. El equilibrio del terror financiero financiando la escalada militar de Estados Unidos La peculiar estructura mediante el cual Estados Unidos actúa como una economía parásita que financia sus déficits y su gasto militar recibiendo inyecciones financieras del resto del mundo, es parte de la “normalidad” del orden económico global. Tener reservas monetarias en dólares que se reciclan para comprar bonos u otros instrumentos del Tesoro que financian la deuda estadounidense, y con ella la escalada militar es considerado por los neoliberales como una manifestación del equilibrio de mercados libres. El poder mediático presenta este reciclaje como resultado de la confianza en la fortaleza económica de Estados Unidos porque otros países envían allí sus dólares para ser invertidos. (2) Lo real es que los extranjeros no ponen su dinero en Estados Unidos porque sean compradores de exportaciones de ese país, ni tampoco son inversionistas privados comprando acciones o bonos. Los mayores colocadores de dinero en Estados Unidos son los bancos centrales que no hacen otra cosa que reciclar los dólares que sus exportadores obtuvieron y cambiaron a su vez por monedas nacionales. Con déficits comercial y presupuestal crecientes en Estados Unidos, se produce una inundación de dólares hacia el exterior, que ahora son impulsados por la baja tasa de interés norteamericana y por la emisión alegre de papeles verdes. Los países receptores de dólares (China en especial) se ven colocados ante un dilema. No participan ni tienen influencia alguna sobre decisiones económicas del gobierno de Estados Unidos, quien se aprovecha del privilegio del dólar. Si aceptan la inundación de dólares, sea por excedentes comerciales o por la baja tasa de interés norteamericana o por ambos factores, sufren la presión al alza sobre su tasa de cambio, la pérdida de competitividad comercial y el peligro de dejar anidar peligrosos capitales especulativos de corto plazo. Para evitar esa inundación, la conducta obligada es comprar instrumentos de deuda emitidos por el gobierno norteamericano, y acumularlos en las reservas monetarias, sufriendo el peligro de que cualquier devaluación del dólar sea una devaluación de sus reservas. A China u otros países que acumulan grandes volúmenes de dólares o de instrumentos de deuda norteamericana nominados en dólares, no se les permite comprar activos no financieros en Estados Unidos. Cuando China lo ha intentado (compra de instalaciones para distribución de combustibles) el gobierno de Estados Unidos lo ha prohibido. En ese caso no valen el libre flujo de capitales, el libre comercio y la retórica habituales. Sólo pueden comprar activos financieros para financiar los déficits estadounidenses. Al comprar los bonos del Tesoro los países entran al “equilibrio del terror financiero” y a contribuir a financiar un destino no previsto ni deseado: el gasto militar del Pentágono. |
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