Dilma Rousseff, Presidenta
Los tiempos están cambiando en la región. Estamos en una oleada revolucionaria que contrasta con el atraso conservador en el país.
César Montes cmontes@sigloxxi.com
Ya cercano el 50 aniversario del levantamiento del 13 de noviembre de 1960, cuando los militares dignos y honestos del Ejército de Guatemala de aquella época se rebelaron en defensa de la Soberanía nacional, contra la utilización de nuestro territorio por un ejército mercenario de la CIA en la finca Helvetia, en Retalhuleu, nos llega la noticia del triunfo de Dilma Rousseff,en Brasil.
Luego de aquella gesta de los ex militares guatemaltecos, se inició el proceso insurgente guatemalteco con el surgimiento de las FAR en diciembre de1962. Dos años después, el ejemplo había cundido en Latinoamérica y en Brasil se integraron fuerzas sociales a la lucha armada. Entre los valerosos brasileños que enfrentaron a las dictaduras de 1964 a 1985, se encontraba Dilma, quien fue capturada, torturada y encarcelada tres años.
Ahora, ella es Presidenta y junto a Pepe Mujica, mandatario de Uruguay, quien también fue guerrillero tupamaro, son dos gobernantes suramericanos de origen insurgente.
Los tiempos están cambiando en la región. En Centroamérica también hay un comandante guerrillero: el Presidente de Nicaragua. En El Salvador, el FMLN, el movimiento combatiente más audaz del continente gobierna en el país. Estamos en una oleada revolucionaria que contrasta con el atraso conservador de nuestro país, donde ser guerrillero es aún considerado despectivamente.
Dilma ganó pese a la campaña mediática del oligopolio de la comunicación que la atacó duramente, a pesar de la oposición de la Iglesia Católica y del mismo papa Benedicto XVI, quien atacó reiteradamente a Lula y la candidata ahora triunfante. No es una victoria cualquiera. Es el triunfo de lo buen presidente que fue Lula y del propósito de que siga lo bueno. Convertida en economista, Dilma fue ministra de Energía y Minas y gestora de programas de éxito en el equipo de Gobierno que aún dirige los destinos de Brasil en medio de un auge de prosperidad y de combate al hambre, la extrema pobreza y la pobreza. Los programas sociales, tan cuestionados en nuestro país, han demostrado su validez y han sido el punto de arranque para que los que vivían en favelas y miseria tuvieran una oportunidad para mejorar su vida; veinte millones de brasileños salieron de la extrema pobreza y la perspectiva es que con doña Dilma, millones más saldrán de la pobreza.
Estamos hablando de que una mujer que participó en la lucha insurgente es ahora Presidenta del país con más posibilidades de crecimiento económico del Continente. De una potencia económica que tiende a convertirse en la gran productora agrícola de la región y el continente. Se trata de una excombatiente que dirigirá los destinos de un gigante de la economía en crecimiento, para bien de su patria y a favor de eliminar las grandes disparidades económicas insultantes de su pasado reciente. El sueño de Lula de una América Latina más fuerte se hará realidad con Dilma, sin lugar a dudas.
Volvamos como país la mirada a Brasil, de los cambios, del crecimiento social no sólo económico, del boom petrolero, de la conversión en potencia mundial alimentaria y no sólo del futbol, la samba y los carnavales.
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