Un día como hoy, 12 de octubre, pero 525 años atrás, Cristóbal Colón arribó a una isla que no figuraba en ningún mapa conocido por él o sus coterráneos. Ello le valió, gracias a los reyes de España, el título de 'Almirante de la Mar Océana' y, siglos después, gracias a la corrección política, el de 'Opresor de los Pueblos Nativos de América'.
Esta
doble notoriedad era un destino previsible en alguien cuya existencia
ha estado marcada por la sospecha desde la cuna hasta la tumba.
Hoy se conoce que, para su viaje, Colón se ayudó de unos mapas mal cartografiados que le hicieron creer que las Indias estaban más cerca de España de lo que se creía y que se podía llegar a ellas navegando hacia el oeste. Los había publicado en un libro titulado 'Geographia' un tal Claudio Ptolomeo, un individuo de ascendencia greco-egipcia que se había creado fama de sabio hacia el siglo II después de Cristo por decir que la Tierra era el centro del Universo y por haber inventado el horóscopo. No culpemos a Colón. Hoy la gente cree en muchas tonterías que se difunden en las redes sociales y el libro era la red social de aquellos tiempos.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
Si
un grupo notable de historiadores coinciden en destacar el origen
genovés de Cristoforo Colombo —a pesar de que no existe ningún texto del
Almirante escrito en italiano y que en sus diarios usa el castellano de
sus patrocinadores— otros cronistas fijan su nacimiento en Sevilla,
Galicia o en las islas Baleares. Hasta en Cataluña lo han hecho nacer
los promotores de un Colón español, un asunto para la polémica si se
acepta la existencia de un tal 'Joan Colom' postulada por el historiador
peruano Luis de Ulloa Cisneros, y si se acepta también que los
catalanes son españoles, otro asunto aún más polémico. Incluso se ha
dicho que Colón era 'cubano', pues algunos historiadores han rastreado
su origen hasta un poblado portugués llamado Cuba, lo que explica,
dicen, los 'lusitanismos' presentes en los diarios de Colón. En
cualquier caso, don Cristóbal parece ser el único 'homo sapiens' que
puede estar en dos o más lugares a la vez —don de la ubicuidad, lo
llaman—, pues si su cuna se presta a la controversia también lo hacen
sus restos, que están en España y en República Dominicana.
La
historia de Colón inicia realmente el 3 de agosto de 1492, cuando se
hizo a la mar a bordo de tres carabelas y tras varios meses de
navegación descubrió América. Eso, al menos, es lo que refieren
brevemente la mayoría de los libros de Historia y parece difícil
amontonar tantos errores en una frase nada compleja, pero suele ocurrir.
Para
empezar, Colón "no se hizo a la mar". Había zarpado de Palos, un puerto
fluvial, por lo que la navegación empezó en un río. Lo hizo además con
solo dos carabelas: 'La Niña' y 'La Pinta', pues la 'Santa María' era
una nao, embarcación de mayor calado. Por demás, Colón jamás supo que
había descubierto América. Siempre creyó haber llegado a las Indias y
cuatro viajes posteriores no alcanzaron a sacarlo de su error, incluso a
pesar de no haber encontrado las especias que motivaron su náutico
peregrinar. Cuando días después, el 28 de octubre de 1492, llegó a
Cuba —isla a la que bautizó como Juana en honor a la infanta que ya
crecidita apodarían 'la Loca'—, oyó hablar a los nativos de una región
llamada 'Cubanacán' y pensó que se referían a 'la Cuba del Gran Khan',
un sujeto cuyo nombre se repetía con frecuencia en los viajes de Marco
Polo por Mongolia y China. Fueron los navegantes que le sucedieron
quienes se dieron cuenta de que estaban en un nuevo mundo al que Américo
Vespucio legaría su nombre por haberlo descrito en un par de textos:
'Mundus Novus' y 'Carta a Soderini'.
La
historiografía refiere que hacia el 9 de octubre, Colón conjuró el
eventual amotinamiento de su tripulación al pedirle tres días de gracia
para encontrar "las Indias" o, de lo contrario, retornarían a España
ante lo incierto del viaje. Se conjetura de ello que algo sabía el Gran
Almirante de la proximidad de tierra firme, porque sería de tontos haber
navegado tanto tiempo para regresarse cuando ya se había desandado la
mayor parte del viaje. Colón no era nada tonto —de hecho se embolsó
10.000 maravedíes que la Corona había prometido al primero que avistara
tierra—, pero no debe olvidarse que la tripulación que acompañaba a
Colón estaba conformada, en su mayoría, por gente de baja ralea con la
que era muy mala idea estar en desacuerdo, por lo que se presume que
debió haber tenido un gran poder de convencimiento para lograr aquella
prórroga salvadora; el mismo poder, por cierto, que tuvo que desplegar
antes los reyes católicos para persuadirlos de que le financiaran el
viaje a las Indias, si bien los comentarios de la época señalan que su
intimidad con la reina fue lo que facilitó en realidad las cosas y que
Colón no tuvo que usar mucho la lengua para cautivar a la soberana
española, al menos no para hablar.
Lea también: Experto: "Los españoles se dedicaron a exterminar poblaciones"Hoy se conoce que, para su viaje, Colón se ayudó de unos mapas mal cartografiados que le hicieron creer que las Indias estaban más cerca de España de lo que se creía y que se podía llegar a ellas navegando hacia el oeste. Los había publicado en un libro titulado 'Geographia' un tal Claudio Ptolomeo, un individuo de ascendencia greco-egipcia que se había creado fama de sabio hacia el siglo II después de Cristo por decir que la Tierra era el centro del Universo y por haber inventado el horóscopo. No culpemos a Colón. Hoy la gente cree en muchas tonterías que se difunden en las redes sociales y el libro era la red social de aquellos tiempos.
Cada
12 de octubre, durante la conmemoración del 'Día de Colón', una estatua
del navegante erigida en Nueva York recibe la visita de manifestantes
que lo acusan de genocida. A la fecha, las autoridades de la ciudad
debaten la posible retirada de la estatua, la cual está ahí desde los
tiempos en que se podía cantar la tonadilla burlona de 'los hermanos
Pinzones // eran unos mari… neros // que se fueron con Colón // que era
otro mari…nero' sin que te tildaran de homofóbico. A ese paso, al rato
bajarán de sus pedestales a Rodrigo de Triana, el primero que vio
tierra, y a los referidos hermanos Pinzón, armadores de la empresa, por
el abominable delito de 'conspiración para cometer genocidio'. No es que
Christophorus sea una mansa Columbus ('paloma', según mi escaso latín),
pero la acusación resulta un tanto exagerada por dondequiera que se
vea. Si de algún 'genocidio' se puede culpar al navegante es, cuando
más, el que tiene que ver con el grupo social de los
fumadores de tabaco
,
un hábito que dio a conocer en Europa y que se sigue cobrando vidas
sistemáticamente hasta estas fechas. O la de seis indígenas que no
sobrevivieron a la travesía, de un grupo de diez que llevó a la corte
española para mostrarlos como curiosidades de feria. En fin, que si se
le quiere fincar a Colón algún delito grave con carácter retroactivo, el
único que procede sería el de 'privación ilegal de la libertad' por ese
hecho. Hay informes que hablan de que solía castigar a los ladrones
cortándoles las orejas y la nariz, pero eso lo convierte en un tipo con
muy mal carácter, no en un genocida.
Mark
Twain no entendía cuál era el mérito de Colón. Con su ironía habitual
apuntaba que navegando hacia el oeste desde España sólo era cuestión de
tiempo para que cualquier persona tropezara con América. Lo
extraordinario sería que no la hubiese encontrado, dijo.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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