Pedro Echeverría V.
1. Javier Sicilia, líder del movimiento por la paz con justicia y dignidad, es un religioso profundo. Hoy publicó en la revista Proceso que “una República puede ser virtuosa, pero nunca amorosa, como López Obrador ha propagado; porque el amor es contrario al poder y en consecuencia no puede mandar ni mandarse, no puede normar ni normarse. Es un acto gratuito de libertad ajeno a cualquier institución. Dice Sicilia: quien ama no impone, no obliga, no ordena, no hace componendas utilitarias; es pura gratuidad y don; es incluso impotente para remediar algo... La República amorosa de AMLO no es solo un despropósito, ni siquiera camina hacia la ética de sus fundamentos. El programa de AMLO –que llega tarde- es pura retórica, pura estrategia de poder, puro pragmatismo… empedrado de buenas intenciones partidistas”. Eso piensa Sicilia, pero difícilmente piensen así los demás integrantes de su movimiento que sólo exigen justicia y paz.
2. Los razonamientos de Sicilia sobre el amor parecen muy justos y lo escrito sobre AMLO lleva a pensar que hubo apresuramiento de éste al sacar esa idea de “República amorosa” como una manera de suavizar la campaña permanente que los medios de información han hecho contra AMLO al presentarlo como autoritario y hasta violento por sus permanentes críticas a las instituciones y a la mafia de 30 poderosos. Sin embargo Sicilia hace política al intervenir en asuntos públicos haciendo crítica al Estado y participando en reuniones con los altos funcionarios de gobierno. Hace política religiosa diferente a los de los jerarcas de la iglesia que negocian con el Estado en la clandestinidad y se diferencia de los políticos porque no se agrupa en partidos ni llama a votar. Pero no hay nada en este país –entre religiosos y civiles destacados- que pueda abstraerse de la política. Las reflexiones sobre el “amor desinteresado” son otra cosa.
3. La realidad es que la política, como búsqueda del poder y control de Estado, no puede ser amorosa ni virtuosa porque intervienen intereses de clase muy antagónicos. ¿O alguien acaso puede demostrar que los empresarios y los obreros, que los terratenientes y los campesinos, que los gobernantes y los gobernados, pueden dejar su antagonismo real por consejos subjetivos de la iglesia alejados de lo que viven cotidianamente? La misma frase “amor desinteresado” puede ser un pleonasmo o una repetición porque el amor es de por sí desinteresado; pero esto del amor –siempre cargado de falacias- en la sociedad capitalista que lleva más de 500 años de existencia, es solamente un ideal que se ha disfrazado de mil un formas. Recuerdo que en una revista anarquista que le llamamos “Caos” que publicamos en 1978 en la ciudad de México, en algún artículo hablábamos del amor como el miedo a la libertad o a la soledad y que eso había sido el matrimonio.
4. Bakunin, quizá el revolucionario anarquista más destacado de la historia, escribió hace 140 años sobre el amor como lucha: “La vida es bella; ahora tengo pleno derecho a decir eso, porque he cesado hace mucho de mirarla a través de las construcciones teóricas y a no conocerla más que en fantasía, porque he experimentado efectivamente muchas de sus amarguras y he caído a menudo en la desesperación. Amo con pasión la vida: no sé si puedo ser amado como yo quisiera serlo, pero no desespero; debo y quiero merecer el amor de aquella a quien amo, amándola religiosamente, es decir, activamente; ella está sometida a la más terrible y a la más infame esclavitud y debo libertarla combatiendo a sus opresores y encendiendo en su corazón el sentimiento de su propia dignidad, suscitando en ella el amor y la necesidad de la libertad, los instintos de la rebeldía y de la independencia, recordándole el sentimiento de su fuerza y de sus derechos”.
5. El amor entonces no es algo etéreo, algo del más allá o una abstracción, es como enseña Bakunin: Amar es querer la libertad, la completa independencia de otro; el primer acto del verdadero amor es la emancipación completa del objeto que se ama; no se puede amar verdaderamente más que a un ser perfectamente libre, independiente, no sólo de todos los demás, sino aun y sobre todo de aquel de quien se es amado y a quien se ama. Lo que quizá podría aconsejarse en la sociedad brutal que vivimos es que baje el odio, que haya cierto respeto a las reglas humanas universales, que se reduzca la producción y venta de armas, etcétera; pero pensar en una República amorosa o virtuosa puede ser engañoso o tramposo. El capitalismo para vivir –como el lobo de Asís- tiene que matar. Si no eleva la explotación, la acumulación de riquezas, la producción de armamentos, no podrá ganar la competencia y si no compite para derrotar a sus adversarios no vive.
6. En vez de la República amorosa o virtuosa, luchemos denodadamente por una nación totalmente justa e igualitaria; en lugar de gobiernos verticales, despóticos y dictatoriales de minorías ricas, establezcamos gobiernos horizontales con bajos salarios para que la política y la economía dejen de ser instrumentos de minorías. ¿Cuánto debe ganar un alto funcionario de gobierno? Pues el salario medio de un trabajador calificado: ¿20 mil pesos?, ¿200 dólares al mes? Actualmente un alto funcionario de gobierno cobra entre 300 mil a 600 mil al mes, decir, alrededor 50 mil dólares; es lo que se dice una verdadera mentada de madre contra los trabajadores de salario mínimo que sólo obtienen 158 pesos, es decir, cuatro (4) dólares diarios. ¿Qué República del amor podrá establecerse ante estos intereses extremos que sólo llevan a la violencia, al secuestro, a los asesinatos? O, ¿de que amor estamos hablando?
Blog: http://pedroecheverriav.wordpress.com
Correo: pedroe@cablered.net.mx
No hay comentarios:
Publicar un comentario