El Día de los Trabajadores y el laberinto global
Al llegar Mayo, el día que por más de un siglo se celebraba como emblema del poder de los obreros, (El Día de los Trabajadores), parece que hoy se ha convertido en los Estados Unidos en el símbolo de su caída.
Eso porque el sistema económico ha ido de golpe en golpe, a cataclismos; las riquezas comunales y sociales han sido canalizadas a salvar los intereses bancarios y a las grandes corporaciones –fianzas para billonarios, mientras los trabajadores tuvieron que enfrentar una plaga de reducciones; y en el peor de los casos, despidos masivos o despidos individuales cuando los negocios se reorganizaban en formas aún más antagonistas al sector laboral.
Marx y Engels correctamente decían que, “el estado moderno no es otra cosa si no el comité ejecutivo de la burgesía.” ¿No es esa la razón porqué los poderes económicos del mundo derraman billones de dólares en las bolsas de las grandes corporaciones –virtualmernte sin preguntar nada– mientras migajas, como monedas al vaso del mendigo– van al trabajador y su familia?
El Día del Trabajador, el Primero de Mayo, empezó en los Estados Unidos durante la Rebelión de Haymarket, de los 1800s, durante la lucha por las 40 horas de trabajo por semana, y para terminar con el trabajo de los niños.
El Día del Trabajador todavía representa la lucha de los trabajores en todo el continente Americano, en los Estados Unidos, en Europa, en Africa y en Asia, contra la represión y la avaricia de las corporaciones y del Estado.
Para decirlo en pocas palabras, el capitalismo está en una crisis severa; y las sospechosas guerras y el aumento visible del compadrazgo no son sino reflejos de esa crisis.
Si los trabajadores van a usar sus billones para cambiar el mundo, ellos van a tener que unirse sin mirar falsas fronteras para construir un mundo nuevo y mejor donde vida y libertad valgan más que las ganancias.
Eso no solo es posible, es necesario.
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