y provocó la mayor contracción de la economía mundial en ocho décadas no ha sido superada. Agregó que
los riesgos se mantienen elevados, la estabilidad financiera mundial no está asegurada y la recuperación todavía es frágil. La advertencia rompe con la usual opacidad que caracteriza al FMI, cómplice, como pocos, en la génesis de la debacle que, desde el centro del capitalismo, contagia al mundo.
El capital financiero siempre acompañó el proceso de centralización y concentración del capital observado a lo largo del siglo XIX. Su presencia se intensifica más después de la Segunda Guerra Mundial con la crisis de acumulación de mediados de los años sesenta y luego con el desenfreno clasista y desregulador de la era Reagan. Su hipertrofia es notable.
Los activos (aggregate assets) de los principales bancos de inversión de EU: Goldman Sachs, Morgan Stanley, JP Morgan Chase, Citigroup, Bank of America y Wells Fargo, llegaban a 20 por ciento del PNB en la década de 1990. Descontando la inflación ahora esos assets de la oligarquía financiera ascienden a 65 por ciento de un PNB de 14.5 billones (trillions) de dólares, según Simon Johnson, ex principal economista del FMI, y James Kwak, ex-consultor de McKinsley & Co. (Bill Moyers Journal, citado en Jerry Mazza gymaz@verizon.net).
Desde este astronómico pedestal la oligarquía influye, presiona y coopta a los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial con huestes de cabilderos, cuyos generosos bolsillos hacen girar a su antojo, con especial brío en tiempos electorales, tanto las voluntades como los votos de senadores y diputados.
Es notable el poder que le acompaña para vetar o modular
los intentos por regular operaciones altamente riesgosas. Por ello hoy Estados Unidos es el casino del mundo que, como lo ilustra A. Gavin Marshall (globalresearch.ca), infla burbujas por doquier, sea la hipotecaria o la burbuja europea, petrolera, de acaparamiento de tierras en nuestros países, o la gran burbuja en torno el megarrescate o TARP: según Bloomberg, desde octubre de 2008 el sector financiero extrajo de las arcas públicas 13 billones de dólares en rescates.
Es una cifra cercana al PNB de 14.2 billones en 2008, mientras, como nota Mar-shall, se soslaya que la actual crisis financiera, centrada en la deuda pública, es también una crisis fiscal que alienta una burbuja en torno al megarrescate, un amenazante fenómeno advertido por Gerald Celente, jefe del Trends Research Institute:
“La mayor burbuja financiera en la historia está inflándose a plena luz del día... cuando estalle será la madre de todas las burbujas... y marcará el fin del ciclo de expansión-contracción que caracteriza la actividad económica en el mundo desarrollado.” Celente indica que los estallidos recientes se quedan cortos: “…cuando la burbuja del TARP estalle, arrollará al sistema”.
Es mejor atender lo que dice: anticipó con rigor el crack accionario de 1987; el derrumbe de la URSS; la crisis asiática de 1997; el colapso económico de Rusia en 1998; el estallamiento de la burbuja dot.com; la recesión de 2001; el inicio de la recesión en 2007 y el desplome inmobiliario de 2008. Ahora avisa que esta burbuja también estallará y cuando esto ocurra “… ni el presidente o la Reserva Federal tendrán a disposición los instrumentos fiscales o las políticas monetarias disponibles para inflar otra burbuja”. Celente también avisó entonces que, “…aunque no podemos puntualizar de manera precisa cuándo estallará la burbuja del megarrescate, tenemos la certidumbre de que lo hará. Y cuando esto ocurra, que se entienda bien, puede ocurrir una guerra de orden mayor”.
Eso lo dijo cuando el TARP era de 12.8 billones. Neil Brofsky, el inspector general del rescate, dijo a mediados de 2009 que las maniobras bancarias para reiniciar préstamos expuso a las agencias federales a riesgos por 23.7 billones. La burbuja se infla de prisa.
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