Por Lillian Lechuga
En estos días, cuando se conmemora otro aniversario de la derrota del fascismo, vale la pena señalar algunos hechos que recuerdan los gérmenes de aquella doctrina de inspiración totalitaria, y abiertamente terrorista. No se trata de rememorar en estas líneas el mérito del pueblo soviético que encabezó la lucha contra el fascismo en la Segunda Guerra Mundial, sino de alertar sobre los elementos más reaccionarios que tratan de resucitarlo.
Se podrían relacionar innumerables actos terroristas auspiciados por la derecha más recalcitrante durante las sucesivas administraciones instaladas en Washington, pero la que nos ocupa ahora por su actualidad y por ser tan escandalosamente racista es la Ley SB-1070 anti-inmigrante promulgada el 27 de abril, aprobada en Arizona y firmada por la gobernadora Jan Brewer, según la cual, la policía tendrá autoridad, sin orden judicial para detener a cualquiera sólo por parecerle que puede ser un residente sin documentos legales.
Esta incitación al chovinismo nacional para enfrentar a los trabajadores estadounidenses contra, fundamentalmente, los de ascendencia mexicana -aunque también de inmigrantes de otros países- se produce irónicamente al conmemorarse la declaración de guerra del Congreso de Estados Unidos a México el 13 de mayo de l846. Esto les permitió conservar Texas -que había ingresado como parte de Estados Unidos el año anterior y apropiarse de los territorios de Alta California y Nuevo México.
Esta ultrajante (humillante) historia, compleja y de un alto costo para México terminó con el Tratado de Guadalupe Hidalgo, el 2 de febrero de l848, el cual finalizó la guerra y otorgó a Estados Unidos el control de Texas, el territorio en disputa entre México y Texas, que comprendía toda la tierra al norte del Río Bravo y los territorios conocidos como Alta California y Santa Fe de Nuevo México, apropiándose así de lo que hoy son los Estados de Arizona, California, Nevada, Utah, Nuevo México y parte de Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma. Con lo cual México perdió más de ochocientas mil millas cuadradas (2 millones 100,000 km2, de tierra, es decir el cincuenta y cinco por ciento de su territorio nacional.
La legislación recientemente adoptada por Arizona, abiertamente xenofóbica, confirma que se trata de otro brote fascista y terrorista, promovida por el senador por Arizona, Russell Pearce, quien tiene a su haber una larga asociación con la supremacía blanca y los grupos anti-inmigrantes. El proyecto de ley fue aprobado por ambas cámaras de la legislatura estatal, controladas por los republicanos con los demócratas votando en contra. La Brewer firmó el proyecto de ley y el senador John McCain lo endosó.
Por su parte, la administración de Barak Obama criticó el proyecto de ley pero muchos opinan que esta postura se trata sólo de una fachada política, pues el Presidente y los demócratas preferirían una legislación anti-inmigrante que no fuera tan abiertamente racista y que no usurpara la autoridad federal.
No hay que olvidar que el actual ocupante de la Casa Blanca nombró a la anterior gobernadora de Arizona, Janet Napolitano, para encabezar el Departamento de Seguridad Nacional, por su historia contra la inmigración. En los últimos meses se ha detenido a un número récord de supuestos ilegales y se ha ampliado la red de prisiones para inmigrantes antes de su deportación.
Los abusos en Arizona, posiblemente imitados por otros Estados de la Unión , constituyen un paso más en la política terrorista que practica Washington hacia dentro y hacia fuera de sus fronteras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario