El francés Régis Debray, seudo-revolucionario y auténtico informador-topo saboteador de los servicios de inteligencia
por Claude Ribbe
En 2004, Francia se reconcilia con los Estados Unidos participando en el derrocamiento del presidente haitiano Jean-Bertrand Aristide. El intelectual seudo-revolucionario francés Regis Debray organizaba el golpe de Estado por cuenta del gobierno francés. Testigo excepcional de aquel drama, el escritor francés Claude Ribbe, quien fue miembro de la Comisión Internacional de Expertos sobre la Deuda de Haití, describe aquí la conspiración, la campaña de difamación desatada contra el presidente Aristide, su secuestro y su detención fuera de su país. París había previsto el regreso al poder del ex dictador Duvalier. Pero en el último momento, Estados Unidos impuso a sus propios títeres, Boniface Alexandre y Gerard Latortue.
El escritor francés Régis Debray, seudo revolucionario y auténtico espía-informador.
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Regis Debray, el «compañero» bocón del Che Guevara
Yo lo sabía! Yo lo sabía muy bien que el olor emanando de los cadáveres de Haití en descomposición atraería [al escritor francés] Régis Debray, el hombre que cree que el Sr. Villepin [antiguo Primer Ministro del presidente francés Chirac] será coronado emperador de los Franceses en marzo de 2012. Régis Debray sueña con ser ministro de Cultura de Napoleón IV (el último de la descendencia fue Napoleón III, el autor se refiere de manera irónica, cuando habla de Napoleón IV, nota de la redacción).
Tiene razón. Todas las ocasiones son buenas. Por eso estoy seguro que Régis Debray tiene colgado el retrato de Villepin en su cuartito, justo encima de su cama.
Sólo han hecho falta diez días para que olor a muerte lo atraiga.
!Qué olfato tan bueno el de Régis!
Después de los consejos dados por Villepin a Nicolás Sarkozy [actual presidente francés], Régis Debray sube al pódium para declarar en la antena de la radio internacional France Inter que es imperativo poner Haití bajo tutela.
Entonces, vamos, hablemos de este Régis Debray que yo admiro mucho, es necesario que yo lo diga. Me gustaría mucho tener su estilo retenido, y esa elevación que me recuerda por otro lado el estilo del Sr. Villepin. Es verdad, no me había dado cuenta antes: hay algo de común en los escritos de ambos, de estos dos personajes. Yo me pregunto por qué. Será necesario que yo reflexione cuando tenga un poco de tiempo.
Yo nunca me hubiese interesado en ese viejo reaccionario un poco arrogante [Régis Debray], pero tan enternecedor en sus certitudes, este viejo guerrillero cuyas ideas están pasadas de moda, es cierto (sus trajes también, preciso), yo nunca me hubiese interesado en él sino lo hubiera encontrado en mi camino y de una manera sorprendente que yo voy a narrar en detalles. Inútil de volver a contar otra vez su heroico rol en el arresto del Ché Guevara en Bolivia. Él había sido su compañero y tiene razón de vanagloriarse de esto.
Los antiguos activistas franceses de los años 68’ lo consideran como un verdadero y ejemplar revolucionario. !Todo lo que yo siempre quise ser!
Pero las «malas lenguas» —y entre ellas hay que incluir a la misma hija del Ché Guevara que seguramente no es ninguna loca afectada por la pena— dicen que es un traidor vendido a los Estados Unidos. Estas palabras que podrían ser viles calumnias, evidentemente y simplemente están fundadas sobre el hecho que el mismo Ché Guevara —que se encontraba secretamente en Bolivia en 1967 y que un espía-topo infiltrado de la CIA indicó su presencia— escribió cosas en su diario de campaña respecto a Régis Debray...
Pero yo ya veo a los lectores de este gran escritor francés (y seguramente futuro miembro de la Academia, en todo caso futuro ministro de la Cultura de Francia), yo los veo indignarse [de mi acusación]. Ellos reclaman los detalles de esta acusación. ¿Detalles? Muy bien, pero esto va alargar mi discurso. Que vamos hacer. Volvamos entonces al año 1967.
He aquí lo que escribió el Ché Guevara en su diario el 28 de marzo:
«El francés ha defendido con mucha vehemencia el deseo de partir precisando que él sería más útil afuera.»
Yo no veo allí más que sospechas infundadas. Debray, joven intelectual gaulliste disfrazado en guerrillero, hijo de una senadora gaulliste y de... yo no sé que quien más, otro gaulliste [Ndlr: gaulliste se refiere a la tendencia política de Charles De Gaulle ], creo, estaba en esa época en Bolivia con el Ché Guevara [1]. Pero estaba apurado en irse. El Ché Guevara desconfiaba de esta actitud precipitada de irse así de repente. Casualidad positiva o negativa (no sabemos mucho), Debray fue arrestado por las fuerzas militares bolivianas que trabajaban con la CIA.
Una vez en las manos de esta gente, yo no dudo que un intelectual del temple de Debray haya sido discreto. En cambio el Ché tenía dudas al respecto. Después del arresto de Debray y de su compañero Bustos, otro emérito intelectual, tan fiable como Debray, que los bolivianos y la CIA fueron informados que el Ché Guevara estaba en Bolivia. Después de este arresto, he aquí lo que el Ché Guevara escribió con fecha del 30 de junio de 1967:
«...En el plano político, lo más importante es la declaración oficial de Ovando que dice que yo estoy aquí [en Bolivia]. Además, él dice que el ejército se enfrenta a guerrilleros perfectamente entrenados y que incluso, cuentan con comandos vietcongs que han vencido a los mejores regimientos norteamericanos. Él se apoya en las declaraciones de [Régis] Debray que al parecer, ha hablado más que necesario a pesar que nosotros no podamos saber qué consecuencias tendrá esto, ni cuales han sido las circunstancias en las cuales él [Debray] ha dicho lo que ha dicho...»
Debray fue interrogado por las fuerzas militares bolivianas y la CIA, más exactamente los días 8 y 14 de mayo de 1967. Yo no dudo de él, estoy seguro que se comportó como un héroe, a pesar de haber recibido sin duda algunas bofetadas. ¡Pobre Régis!
También vemos que el Ché Guevara ha escrito en su diario, con fecha del 10 de julio:
«Por otro lado, las declaraciones de Debray... no están bien; sobre todo porque ellos [Debray y Bustos] han hecho confesiones respecto al objetivo continental de la guerrilla, cosa que ellos no debieron haber dicho.»
¿Han hecho «confesiones»? ¿Y qué otras cosas más? Ahí, yo comienzo a dudar de la honestidad del Ché Guevara.
Pero como son Ustedes los que quieren saber todo acerca del futuro Ministro de la Cultura de Napoleón IV, estoy obligado de precisar que, veinte años después de estos acontecimientos históricos, un general boliviano, el Gral. Arnaldo Saucedo Parada, jefe de los Servicios Secretos del 8vo Regimiento, el mismo regimiento que operaba contra la guerrilla del Ché Guevara [en Bolivia], dio su versión de los hechos y publicó incluso algunos documentos al respecto, es decir informaciones obtenidas por el ejército sobre la guerrilla en esa época [2].
¿Tenemos que creer lo que dice este militar? No lo pienso. Pero para ser justos y honestos, yo les muestro a continuación in extenso lo que este General boliviano escribió:
«La existencia de la guerrilla fue señalada al ejército [boliviano] el 11 de marzo, cuando los guerrilleros desertores Vicente Rocabado Terras y Pastor Barrera Quintana fueron capturados y puestos en manos de la Dirección Provincial de Investigaciones —DIP— donde fueron posteriormente entregados a las autoridades militares de Camiri. Estos desertores han claramente informado el hecho que la guerrilla se preparaba cerca del río Ñancahuazu con elementos cubanos, peruanos, argentinos y bolivianos y que el jefe era Ché Guevara, bajo la protección de Fidel Castro desde Cuba; además, esta información fue completada por otro guerrillero arrestado el 18 de marzo, Salustio Choque Choque y confirmada por [el francés] Régis Debray y Ciro Roberto Bustos, el 8 de mayo de 1967, en el transcurso del interrogatorio efectuado por el J-2 del Comandante de las Fuerzas Armadas, Federico Arana Cerudo, quien relata lo dicho, también por el teniente coronel de los carabineros Roberto Quintanilla y por Mario González, [agente] de la CIA.
Cuando leeremos las memorias de Bustos [que yo muestro] en este libro, veremos que con que apuro los teóricos Debray y Bustos querían irse de la zona de peligro [de combate] y este comportamiento fue la causa principal del rápido fracaso de la guerrilla del Ché [en Bolivia], porque esto obligó a toda la tropa [guerrillera] a irse a Muyupampa y pasar por el Yuque, a causa de un enfermo, el Ché dejó a Joaquín con la retaguardia y al regreso no se encontraron, y el hecho de buscarse unos y otros, acaparó toda la atención del Ché y de Joaquín ,esto " les ató las manos” impidiéndoles de efectuar otras acciones militares, que tal vez les habría dado alguna ventaja con resultados imprevisibles cuando se trata de este tipo de lucha, porque mientras el enemigo no ha sido aplastado y no se haya rendido sin condición la guerra no ha terminado [«incluso tres personas pueden continuar la pelea en la guerrilla», Régis Debray en su libro Revolución en la Revolución] y los resultados pueden variar en función de los análisis que se hacen de la situación, al interior del Comando Conjunto Militar, lo que es cierto, es que esta separación de la guerrilla fue un accidente que les quitó fuerza y fue el comienzo del fin. Esto fue el preludio en los sitios llamados Gué del Yeso y del Churo.
Con la captura de Régis Debray y Bustos en Muyupampa el 20 de abril [1967], nosotros tuvimos [primera vez] un panorama más amplio y preciso de la guerrilla [del Ché Guevara], su plan de batalla, su organización y otras interrogantes que no sabíamos hasta ese momento, como la confirmación de la presencia del Ché y del grupo de cubanos, gracias por un lado a las declaraciones de Debray y Bustos, gracias por otro lado por el carnet de memorias escrito por este último y que fue inmediatamente dado al conocimiento del Comando Conjunto, así que el retrato dibujado a lápiz de los 20 guerrilleros, incluso una descripción escrita bien detallada de las características físicas de cada uno de los guerrilleros y posteriormente un croquis detallado de la ubicación de sus campamentos y escondites que permitieron descubrir las "grutas" y otras guaridas donde escondías sus armas y sus materiales etc...
La Sección-2 de la 8va División [del Ejército] obtuvo igualmente de Debray una carta escrita de su puño y letra el 14 de mayo [1967] y en la cual él confirma la presencia del Ché Guevara en Bolivia y precisa que es Fidel Castro en persona que lo ha enviado para que él [Debray] se vea con el Ché. El original de esta carta fue enviada al Comandante del Ejército [boliviano]. Indudablemente, es con la captura de Debray y Bustos que el ejército boliviano tiene la prueba que efectivamente el Ché está en Bolivia. Los dos [Debray y Bustos] confirman el hecho a los servicios secretos que el Ché está aquí.
Otro hecho tuvo una influencia muy importante y esto fue la separación del grupo de Vilo con la fuerzas de retaguardia. Esto fue una separación involuntaria, pero que se debió precisamente a la insistencia de Debrayque no paraba de pedir para irse. Frente a esta situación —día y noche Debray hablaba con el Ché— señalándole que él sería más útil en la ciudad, desarrollando contactos, que [por otro lado] físicamente él no era un guerrillero, que él deseaba irse, que podía ser de gran ayuda afuera (...)
En la guerrilla, él [Debray] no hizo nada excepcional. Debray pasó su tiempo diciendo que quería irse de la guerrilla. Para mí, teniendo en cuenta todo lo que escribió, lo que él buscó fue ganarse la confianza de la Revolución Cubana y la confianza del Ché. Yo no sé cuál era su objetivo. Pero con lo que ha hecho, su toma de posición estos últimos tiempos, yo no excluyo que él [Debray] haya podido jugar sobre dos tableros.
El Ché actuó de manera consecuente hacía el mismo [y sus convicciones], incluso el Ché fue muy comprensivo cuando Debray le habló de su deseo de tener un niño (...) Yo les digo que la separación en dos grupos (...) Es algo que nadie ha dicho y que yo se lo digo a Debray, que sea más honesto consigo mismo, que diga que la guerrilla [del Ché Guevara] tuvo más problemas por su culpa, que lo diga al menos una vez, de que él [Debray] fue el causante de la separación de la guerrilla (...) Cuando los hombres no tienen la capacidad [ni la envergadura] necesaria, pueden cambiar de vista [opinión] y Ciro Bustos cambió de vista, se vio hecho prisionero —parece que lo amenazaron— y esto le hizo perder su color, se descolorió [su piel, se puso blanco como un papel]. Es lo que pienso respecto a Ciro Bustos y de Régis Debray —lo repito— pienso que él [Debray] jugaba sobre dos tableros.»
Todo el mundo se habrá dado cuenta que este General boliviano es un cuentista.
«Debray jugaba sobre dos tablero» ¡Insensato! ¡Impensable! Tales acusaciones no merecen que sean desmentidas. Esto es todo en cuanto al año 1967 [3]. Cerremos este capítulo. No hay nada de grave. «Debray que al parecer, ha hablado más que necesario» pero es el Ché Guevara que lo dice.
«Debray ha hecho confesiones cosa que no debió haber dicho». Es otra vez Ché Guevara que lo dice. Yo me pregunto si el fondo el Ché Guevara no estaba un poco celoso de nuestro gran intelectual, de nuestro maravilloso escritor francés, para dudar así de su amigo.
¿El rol menor jugado por el Ché Guevara en la Revolución Cubana puede ser comparado un instante con las hazañas de Régis Debray [en Bolivia]?
¡Evidentemente no! Para convencerse basta con admitir la verdad: Ché Guevara no era más que un perdedor. ¿La prueba? El Ché ha muerto, capturado y ejecutado sin mayor proceso el 9 de octubre de 1967, mientras que el valiente Debray, el mismo, sobrevivió a esta prueba, incluso se ha hecho famoso contando durante 43 años, sus gloriosas aventuras en la selva boliviana. ¡Cómo lo envidio! Todo esto no prueba nada. Solamente que el Ché era paranoico o en peor de los casos, que a nuestro amigo Debray le gusta la conversación y habla a todo el mundo. Incluso a la gente de la CIA. Pero, ¿qué hay de malo en todo esto? Es sin ninguna duda a causa de ese don natural hablador que el [periodista francés] Nicolás Demorand lo invitó el 22 de enero de 2010 a la antena de la radio France Inter en París.
¿Habló mucho nuestro amigo Debray? No, solamente dijo que habría que poner Haití bajo [control] tutela.
Los militares bolivianos exponen el cadáver de Ernesto Ché Guevara.
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Debray, niega históricamente la esclavitud
Desde el año 2002 yo intentaba llamar la atención a un cierto número de responsables [políticos franceses] de diversos sectores, acerca del interés que habría para Francia de participar de manera digna a la celebración y conmemoración del bicentenario de Haití, prevista para el 1 de mayo de 2004. Entres los responsables que yo contacté se encontraba la Srta. Valérie Terranova, muy cercana [al ex-presidente francés de esa época] Jacques Chirac y oficialmente consejera a la Presidencia de la República para la Francofonía. Y de manera no oficial, Terranova se ocupaba también del Japón y de las buenas obras de caridad [del hoy fallecido presidente africano de Gabón] de Omar Bongo. Valérie Terranova se me presentó el día que se trasladaban las cenizas [del famoso escritor francés] Alexandre Dumas al Panteón [monumento mausoleo donde Francia deposita los restos mortales de los héroes de la nación].
Era ella la que había tenido la idea de esta transferencia y se la había impuesto a Chirac, el cual se interesa tanto a Dumas como yo me intereso al fútbol o al queso de cerdo. Terranova me había propuesto de almorzar juntos. Yo había intentado explicar a esta joven mujer bastante superficial e inculta —cuya única ambición— aparte de servir al presidente, era la de lograr encontrar un productor de Hollywood para que acepten un escenario que ella había escrito con su hermano acerca de los orígenes haitianos de [la familia] Dumas. Yo me esforzaba entonces de explicarle la necesidad de asumir [y afrontar] con dignidad nuestro pasado de país [colonizador] habiendo empleado [masivamente] la esclavitud [como la trata de esclavos] en Haití, esto era además una buena manera de luchar contra el racismo. También era una manera de ayudar a los haitianos, a sacarlos del marasmo en el que se encontraban, en donde Francia era en gran parte la causante o la culpable.
Del informe que ella redactó de nuestro encuentro, lo único que fue tomado en cuenta por el Gobierno [francés] era la inminencia de las celebraciones del Bicentenario [en Haití] y que por razones de ignorancia, nadie dentro de la administración gubernamental [francesa] había pensado. El hecho de que los [haitianos] los «anti-Napoleón» se organizaban en Puerto Príncipe [capital de Haití], la peligrosidad de ciertos negros franceses, más inteligentes de lo que uno se podía imaginar y la urgencia de cortar corto y rápido con estas [celebraciones] reivindicatorias, parar a toda costo estas conmemoraciones, la urgencia [para Francia] de crear rápidamente une expedición punitiva. Y para ello se eligió a un «general» [francés].
Se escogió a Régis Debray y se le asignó una doble misión.
Primero, constituir un grupo de intelectuales para frenar [el debate histórico] de reivindicaciones «memoriales» [de la historia de Haití] en Francia.
La segunda misión era la de sabotear el bicentenario de la independencia de Haití y dar apoyo a un probable Golpe de Estado decidido por Washington contra el presidente Aristide, que era el primer presidente democráticamente elegido en la historia de Haití y que había tenido la audacia de denunciar el vergonzoso pasado de Francia en Haití: 150 años de esclavitud, 1 millón de africanos deportados, 5 millones de muertos en África a consecuencia de este tráfico de esclavos y de otro lado, la extorsión de 21,000 millones de dólares, impuesto por fuerza militar por París a Haití en el año 1825 como pago por su independencia. [4].
Régis Debray era ahora adulón y amigo intimo de la hermana de Dominique de Villepin [el Primer Ministro de Jacques Chirac en esa época], es decir amigo intimo de Véronique Albanel, mujer casada con un general de la Fuerza Aérea [francesa] y que Villepin pensaba nombrarlo [algún día] como jefe del Comando Conjunto de las fuerzas armadas.
Este general animaba una misteriosa asociación conjuntamente con el Vaticano, llamada Fraternidad-Universal, disponiendo al parecer de grandes medios [financieros], y que actuaba bajo pretexto [o cobertura] de un intervencionismo humanitario, en todos los lugares «calientes» de los países en desarrollo, en particular en Haití. Esta Mata-Hari [5] religiosa reclutaba sus colaboradores [en las facultades] de Ciencias Políticas por intermediario [y recomendación] de la capellanía. Debray estaba feliz de poder prosternarse a los pies de los poderosos del momento: Chirac, Villepin. Se iba a convertir como en la época del [presidente francés] Mitterrand, en el consejero del «príncipe».
Podría pedir ahora cualquier cosa, que den armas y pistolas a sus viejos amigos sin tener que utilizar los requerimientos [estatales] necesarios acostumbrados. Tal vez le darían una oficina en el Elíseo —el palacio presidencial— en París.
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