Nicolás Centurión|
Días después de las elecciones internas de los partidos para los
comicios presidenciales de octubre próximo, varias son las líneas de
análisis que se pueden trazar. Se votó más que en las elecciones
primarias anteriores del 2014, y se mantuvo la tendencia donde la
derecha sigue votando bien y el Frente Amplio, en el gobierno desde
2003, sigue mermando su participación.
El partido de gobierno viene en franco retroceso al registrar un
descenso de su votación en 200.000 votos desde el 2004 hasta el
presente.

Daniel Martínez se coloca como el candidato único del Frente Amplio
al conseguir poco mas del 40% de los votos. La elección de Martínez,
exintendente de Montevideo, confirma la senda por la que el Frente
Amplio viene recorriendo en estos últimos años, donde la
socialdemocracia se posiciona en primera línea y los dos polos de
izquierda, Movimiento de Participación Popular (MPP) y el Partido
Comunista del Uruguay (PCU) con sus respectivos sectores aliados, van
separados a las elecciones.
La sorpresa positiva la dio Oscar Andrade, el único candidato de la
clase obrera de todo el espectro político, que casi le arrebata el
segundo puesto de la interna frentista a la ingeniera Carolina Cosse.
Mientras, Ernesto Talvi del Partido Colorado resultó victorioso
cómodamente ante el dos veces presidente Julio María Sanguinetti. Talvi,
un neoliberal de pura cepa, camuflado como un cauto centrista
republicano, se muestra como la renovación de la política pero tiene la
ideología de los Chicago Boys de los 70: aparece como el perfecto
cómplice para el proyecto que el nacionalista (blanco) Luis Lacalle
nombró como “gobierno multicolor.”
Siguiendo con Lacalle, hijo del ex presidente blanco del mismo
nombre: tuvo una votación por encima del 50% en su interna. La amenaza
de que el millonario Juan Sartori, devenido en político en estos úlitmos
seis meses, le arrebatara el liderato fue desactivada apenas se
conocieron los primeros datos de las encuestadoras.
La negativa sorpresa la dio el militar retirado Guido Manini Ríos con
su partido Cabildo Abierto, con un acumulado de 50.000 votos, en una
interna donde no tenía contrincantes. El fascismo social optó por el
fascismo organizado, optó por la propuesta original y no por la copia
mal lograda por el empresario también devenido en político Edgardo
Novick.
Optó por un militar que encubrió torturadores y asesinos cuando
estuvo en funciones y por lo que fue destituido. Optó por Manini donde
en el cuarto lugar de su lista alberga a uno de los responsables del
caso Berríos, último vestigio del Plan Condor en plena democracia de los
90. Pero a la vista está que también le valió el aval del sector mas
reaccionario del Uruguay.
Fue una campaña que se realizó con muy poco presupuesto, donde la
cartelería en la vía pública fue bastante escasa con respecto a los
demás candidatos, donde el partido de Manini recién fundado hace unos
pocos meses desplegó su arsenal de militares retirados -y no tanto- para
posicionarse como la cuarta fuerza a nivel nacional, despegándose de
los grupúsculos que lo siguen.

“El gobierno multicolor” como lo dijo el candidato Luis Lacalle Pou,
es el proyecto de la derecha que se viene para derrotar al Frente
Amplio. Un frente que carece de programa y solo tiene un objetivo
expresado a viva voz, sacar a la izquierda del gobierno.
Lo expresó el propio Ernesto Talvi la misma noche que fue proclamado
ganador en la interna colorada. Si el Frente Amplio tiene distintos
sectores que compiten y cooperan, ¿porqué ellos (la derecha) no pueden
hacer lo mismo? Obviamente, sin perder la autonomía de cada partido
político.
Pero el afán de volver a ser gobierno los hace incluir en sus filas
al ya nombrado Manini Ríos. Un hombre que corrió por derecha a Larrañaga
(propulsor de la reforma “Vivir sin miedo”, donde una de las propuestas
es poner a los militares en la calle como medida de seguridad interna),
y también al empresarioEdgardo Novick, férreo antisindicalista y
conocido por pagar salarios de hambre e incumplir con derechos laborales
ya consagrados.
La ecuación queda de esta manera: el Frente Amplio con una formula
presidencial aun no confirmada y que todo apunta a que será paritaria en
tema de genero pero no de clase. El segundo puesto de Carolina Cosse no
le alcanza para ser la que acompañe a Martínez en las aspiraciones de
ser presidente.
La baja participación es una alerta amarilla que debe de ocupar y
preocupar a todos los frenteamplistas.La alerta roja la dio Manini Ríos.
En octubre no solo se plebiscita la reforma constitucional Vivir sin
miedo, sino que se plebiscitan dos modelos de país. Por un lado el
proyecto del Frente Amplio, que con sus errores y aciertos, sus flujos y
reflujos, ha gobernado de cara al pueblo. Por el otro un gobierno con
todos los espectros de la derecha, donde volverá la represión, la
persecución sindical, los despidos, los ajustes, la inflación, aumento
de la pobreza y la indigencia, los acuerdos con el FMI y toda la derecha
continental.
No va a ser un octubre más. No será un octubre rojo, no asaltaremos
los cielos. Pero dependerá del pueblo, su organización, su capacidad de
combatir el sentido común neoliberal y el desgaste de 15 años de
ejercicio de gobierno para contrarrestar la arremetida de la
restauración conservadora.
* Estudiante de Licenciatura en Psicología, Universidad de la
República, Uruguay. Analista asociado al Centro Latinoamericano de
Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)
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