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miércoles, 31 de julio de 2019

Atraso político y espectáculo electorero

República Dominicana


Tras prostituir el sufragio y convertir el acuerdo de impunidad en un aspecto importante del pacto de clase, las élites gobernantes dominicanas utilizan la coyuntura electoral como escenario para el desfile de las más abominables manifestaciones de atraso político en República Dominicana.
En la actualidad, el atraso político se manifiesta en el ejercicio de los dirigentes de la derecha y de las asociaciones para el saqueo a las cuales ellos y sus servidores en el ámbito intelectual insisten en llamar partidos, permea las actuaciones de los grupos de izquierda y de pseudoizquierda y condiciona, en el discurso y en el accionar, a candidatos que pretenden presentarse como progresistas a pesar de que durante muchos años han caminado junto a la derecha.
Danilo Medina “derrotado”
En la edición del 7 de mayo del año 2007, en una reseña sobre la convención del Partido de la Liberación Dominicana, PLD, es citada textualmente la declaración de Danilo Medina: “Desde que se inició el proceso tuve plena conciencia de que se trataba de una competencia con el Estado Dominicano y el Estado se impuso. Por los resultados preliminares que hemos recibido esta noche, está claro que la reelección se impuso y que los números les favorecen, queremos reconocer ante ustedes que los números les favorecen”.
Doce años después, controlando el PLD y dirigiendo el Estado, explica su decisión de no postularse para un tercer período a partir de una convicción inexistente, desmentida por su trayectoria misma: “…por más que ame servir a nuestra patria desde la presidencia de la República, por más que desee seguir trabajando a favor del pueblo dominicano, hay normas y principios que trascienden la labor de un hombre o de un gobierno, y es nuestra responsabilidad preservarlos”.
No puede ahora decir que derrotaron sus intenciones la práctica de excluir al pueblo (aunque la publicidad engañosa y la demagogia de las mal llamadas visitas sorpresa lo disimulen), la situación de vulnerabilidad creada por el hecho de servirse de la corrupción y, por qué no decirlo, de ejercerla, y la dependencia de los dictados imperialistas que no han pretendido enfrentar los dirigentes del PLD desde el gobierno.
No se enfrenta a rivales que no puedan comprar voluntades en el Congreso Nacional, por lo cual nunca estuvo garantizada la mayoría para impulsar una reforma constitucional. Además, en el caso de que, utilizando los recursos del Estado, lograra imponerla, no estaba garantizada la reelección.
Dado que el PLD se fortaleció como maquinaria saqueadora y no como partido político propiamente dicho, la mayoría organizacional puede pasar del control de Leonel Fernández al de Danilo Medina o al del grupo que obtenga las posiciones cimeras en el Estado, que emita nombramientos, otorgue empleos y reparta privilegios.
Al partido no puede apostar, y menos al pueblo, para resistir el chantaje imperialista.
En este momento, Mike Pompeo, quien como funcionario de Donald Trump tiene que oponerse a Evo Morales y hasta a una posible reelección de Andrés Manuel López Obrador y que no reconoce a Danilo Medina como un servidor con mayores capacidades que quienes se le oponen, en una manifestación de grosero injerencismo (gestionada por Marco Rubio y Bob Menéndez y apadrinada desde aquí por Vincho Castillo y sus allegados) telefoneó a Danilo Medina (y, claro, lo hizo público) diciéndole que debía respetar la institucionalidad y la Constitución.
Doce días después, Danilo Medina citó esos mismos “principios” (las comillas van, porque citados por Pompeo, por Marco Rubio, por Bob Menéndez y por Danilo Medina son simples mentiras), y dijo: “Cuando llegue al término de mi segundo mandato y deje la Presidencia de la República, quiero poder salir a la calle a caminar como un ciudadano más y mirar a las personas a los ojos con la tranquilidad que dan el deber cumplido, la honestidad y la humildad”.
No se podía esperar un discurso despojado de mentiras (se atrevió a hablar incluso de honestidad y humildad), pero se entendió que no se repostularía.
Las maniobras para seguir participando en la toma de decisiones, las pone en manos de aliados de otros grupos (el atraso político asume cualquier color). Hipólito Mejía y Federico Antún Batlle manifiestan apoyo a una posible reforma constitucional con el detalle de que se podría rehabilitar a Danilo Medina para el año 2024. ¡Mal disimulado acuerdo de aposento!
Ese acuerdo, sustentado en el atraso político, es su punto de apoyo para seguir actuando después que lo ha desechado el sistema que lo utiliza y arrodilla y le ha impedido, incluso, reconocer que ha sido derrotado.
La continuidad del atraso
Los sustentadores del sistema utilizan la coyuntura electoral para presentar como nuevo lo que ya está lleno de remiendos y para lanzar agua aparentemente limpia sobre lo que ya no puede ocultar la condición de podrido.
¿Por qué dijo Danilo Medina que el PLD traerá sangre nueva? ¿Acaso le cabe sangre nueva a Leonel Fernández, después de presidir gobiernos represivos, sanguinarios, corruptos y entreguistas? ¿Y en los precandidatos del PLD que han sido funcionarios de gobiernos corruptos, algunos de los cuales han quemado las gorras, pero no sin antes mirar hacia otro lado ante denuncias de corrupción que involucran a Leonel Fernández, Danilo Medina y quienes han hecho el papel de recaudadores y guardianes de los cuantiosos recursos dispendiados por ellos?
Pero además, ¿no están sucios del mismo lodo los exfuncionarios que en el gobierno encabezado por Hipólito Mejía amasaron fortunas a través de sucios pactos y del cobro de “generosos” sobornos?
Personas que se autodefinen como progresistas y revolucionarias presentan como nueva figura a Luis Abinader, procedente de una familia que ha amasado fortuna a través de privilegios que le han concedido ilegalmente los pésimos representantes que ha tenido el Estado, neoliberal de cuerpo entero y opuesto a toda política dirigida a redistribuir el ingreso y la riqueza.
¿Es sangre nueva, solo por tener corta edad, David Collado, colocado en un importante puesto con el apadrinamiento del grupo Vicini y el visto bueno del propio Danilo Medina?
Como si fuera la ausencia de arrugas condición necesaria y suficiente para constituirse en representante de lo nuevo, Quique Antún, saqueador por definición, pues nada limpio representó en su paso por el Estado, ha puesto trajes rojos a un grupito de jóvenes provenientes de los sectores privilegiados, ha buscado publicistas para crear consignas llamativas, y con el nombre de MOVIMIENTO BASTA YA y vestimenta roja, puso el grupo a desfilar en la concentración del movimiento Marcha Verde.
Si un cirujano pudo quitar del rostro de Quique Antún las arrugas, es seguro que nada ni nadie le quitará la marca de su trayectoria ecocida y dispendiosa.
¿Habrá una nueva opción?
Es tarea pendiente en República Dominicana la creación de una nueva opción política, y está probado que su realización pasa por enfrentar al vigente sistema de privilegios, soborno y crimen.
Del despertar de conciencias en torno a los problemas generados por la corrupción y el aglutinamiento del descontento logrado en parte a través del Movimiento Marcha Verde, hay que pasar a la politización del reclamo y al fortalecimiento de la conciencia de clase, algo que la dirección de Marcha Verde no tiene en agenda.
Dentro del propio movimiento hay grupos que se oponen al avance político y es preciso identificarlos e impedir que se adueñen del escenario creado.
El poder mediático presenta rostros nuevos, pero se une a la conspiración del silencio contra toda propuesta dirigida a desmontar la estructura de corrupción, fraude y saqueo montada a requerimiento de la clase dominante y mantenida a beneficio de ella.
El avance, en términos políticos, no consiste en quemar la gorra del PLD después de fomentar la impunidad y consentir el abuso contra el pueblo, tampoco en presentarse como descendiente de revolucionarios y al mismo tiempo llamar al pueblo a participar en un espectáculo electorero dirigido a prolongar impunidad a los saqueadores.
Quienes dicen que los sectores conscientes han sido incapaces de organizarse y formar una nueva opción, tienen razón en hacer tal afirmación, pero no por ello hay que consentirles su adhesión a grupos aliados a la oligarquía y en consecuencia enemigos del pueblo.
No se combate la podredumbre sumándose a ella o apañando alguna de sus facetas, sino denunciándola y enfrentándola… La lucha es larga y difícil, pero no se acorta adhiriéndose al atraso político.

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