Fuentes políticas de
Washington confirmaron que referentes opositores nicaragüenses, entre
ellos Violeta Granera, directora del Frente Amplio para la Democracia
(FAD), sucesor de la disuelta Coalición Nacional por la Democracia,
analizaron con autoridades estadounidenses la estrategia contra el
gobierno de Daniel Ortega; donde se incluyen importantes movimientos de
personal en la embajada de EEUU en Managua.
En
Washington los opositores nicas tuvieron un intercambio con la conocida
congresista cubano-estadounidense Ileana Ros-Lehtinen quien les trasladó
el enfoque general de esta estrategia y los ajustes que se realizarían
en la embajada para garantizar su éxito. Es la continuación de la misma
política: tras el fracaso del golpe en Nicaragua, la primera acción que
realizó el Departamento de Estado fue retirar a sus funcionarios
diplomáticos argumentando razones de seguridad, confirma el analista
Mirko Trudeau.
El propósito encubierto del gobierno
estadounidense -en particular de Mike Pompeo, más conocido en la región
por su historial en las operaciones encubiertas de la CIA que por su
desempeño como Secretario de Estado- era reajustar la estrategia hacia
Nicaragua, cuando Washington entendió que el golpe de Estado había
fracasado.
El Departamento de Estado, la Agencia de los
Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la CIA, lejos
de mantener cerradas sus instalaciones, continuaron nombrando a
funcionarios en tránsito especializados en situaciones de riesgo y
crisis políticas para mantener la dinámica interna, la búsqueda de
información y sobre todo garantizar el contacto con los actores
principales que impulsan la desestabilización en espera añorada
“transición”.
Y por eso no debe sorprender que a pesar
de la alerta máxima de seguridad emitida por el Departamento de Estado,
Washington priorizó la estancia en Nicaragua de oficiales de la estación
de la CIA vinculados con sectores claves como la Iglesia católica, los
medios de prensa privados y los grupos rearmados. A ellos se agregaron
más funcionarios, con un amplio historial de actividades
desestabilizadoras y subversivas en países de la región tales como
Venezuela y Cuba.
También se han acelerado nombramientos
de funcionarios con experiencia de trabajo en la misión de EEUU ante la
OEA para continuar las presiones y sanciones internacionales ya
iniciado desde este organismo, manejado por el “procónsul” Luis Almagro,
cuya meta –de acuerdo a los planes de Washington que cumple- es
terminar, por cualquier medio, con los gobiernos de Venezuela, Cuba y
Nicaragua.
Cambio de guardia
Todo esto se enmarca en un proceso de cambio de embajador en Nicaragua
–con la salida tras tres años de gestión de Laura F. Dogu- , siendo
candidato a sustituirla Kevin Sullivan, funcionario destacado en la
misión de EEUU. ante la OEA y cercano con el embajador estadounidense en
ese organismo, Carlos Trujillo, quien ha impulsado toda la campaña
desde dicho organismo regional con respaldo del llamado Grupo de Lima.
En
su despedida, Dogu recordó que en marzo dijo que el futuro de Nicaragua
era incierto debido a la falta de un estado de derecho, la falta de
democracia, y la elección de ciertos socios internacionales. “Antes de
abril, cuando hablaba de estos temas, la comunidad empresarial me decía
con frecuencia que podían sacrificar algunos de estos derechos
fundamentales porque Nicaragua no estaba en guerra, ni sufría la
violencia de los países del triángulo norte”, añadió.
“Ahora está
claro que la gran mayoría de los nicaragüenses ya no aceptarán más la
corrupción de los funcionarios gubernamentales o de las empresas
privadas y que ya no confían en las instituciones del gobierno. Quieren
un país que proteja sus derechos y quieren elecciones libres, justas y
transparentes. Lo que entienden es que la prosperidad, la seguridad y la
democracia sólo pueden funcionar bien cuando todas se complementan”,
dijo en su despedida, pero a modo de línea política a seguir.
Por
su parte, Sullivan dijo en su audiencia ante el Congreso que los efectos
de la crisis en Nicaragua han traspasado las fronteras a los países
vecinos de Centroamérica y resaltó que EEUU seguirá trabajando con otros
países y organismos internacionales, como la OEA, para “buscar el fin
de la violencia patrocinada por el Estado e instaurar en Nicaragua
verdaderas instituciones democráticas”.
No por casualidad Carlos
Trujillo visitó Nicaragua después de la salida de Caleb Mccarry, asesor
de Bob Corker en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, para
reiterar el mensaje de presión e injerencia al gobierno nicaragüense,
intentando buscar una rendición a toda costa. Sullivan ya fue sometido a
audiencia en el Congreso, donde manejó un discurso fuerte prometiendo
más sanciones contra Nicaragua. Ahora está pendiente de confirmación.
Tanto Sullivan como el Congreso han demostrado el consenso que prima en
EEUU para presionar aún más al gobierno de Ortega con la reciente
aprobación en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de la fusión
de las dos iniciativas legislativas propuestas contra Nicaragua por los
congresistas de origen cubano Ileana Ros (Nica Act) y Bob Menéndez
(Magnitsky nica).
La Nica Act y la Ley Magnitsky derivan de los cabildeos que hemos hecho en Washington, señaló la dirigente opositora Violera Granera. El
resultado ha sido volver a poner a Nicaragua en el radar de la
comunidad internacional y de los organismos de derechos humanos,
incluyendo a la OEA. Fue un trabajo muy difícil, porque hubo un tiempo
que había la tendencia a pensar: Bueno, sí, tal vez hay problemas en
Nicaragua, pero hay un crecimiento y una estabilidad macroeconómica”,
dijo.
“Nos costó mucho reenfocar la situación de Nicaragua, pero
se ha logrado. Ahora, desde esa perspectiva sin duda hay una vinculación
con las medidas que el gobierno estadounidense y el Congreso americano
han tomado. Pero esto no significa que nosotros seamos los padres y las
madres de la Nica Act, como algunos han querido ponernos. Creemos que
EEUUs tiene todo el derecho de decidir cómo va a manejar los recursos de
sus contribuyentes, y con qué países va a mantener la cooperación”,
añadió.
Sullivan ha comenzado su trabajo tratando de
cohesionar un equipo en Nicaragua que tenga experiencia en situaciones
de crisis, procesos de "transiciones democráticas" desde la visión
estadounidense y en particular un conocimiento especial de las
maquinaria interna de presiones en la OEA.
Tal es el
caso del diplomático y político Jonathan Austin, con sobrada experiencia
de trabajo en dicho organismo regional y en particular con el
funcionamiento de mecanismos multilaterales como los organismos
financieros internacionales, convertidos en actores principales de la
estrategia y guerra económica contra el gobierno sandinista, que impulsa
EEUU.
Junto con la central estadounidense de
inteligencia CIA, el Departamento de Estado priorizó la estancia de
altos funcionarios de la agencia USAID y del NDI, manteniendo en el país
durante la crisis a los directores de ambas instituciones Ted Gher y
Julian Quibell, respectivamente, quienes apuestan a un doble juego:
limpiar toda la evidencia de su trabajo de intervención para promover el
cambio de gobierno, a la par que se mantienen asesorando al nuevo
personal estadounidense para el reajuste de estas líneas de trabajo que
catalogan como "exitosas".
Para nadie es un secreto que
tanto el NDI ( el Instituto Nacional Demócrata para los Asuntos
Internacionales asociada al Partido Demócrata) como la USAID son el
canal principal para mantener el contacto de la embajada con la
oposición a través de un amplio número de ONGs y empresas locales que
ejecutan fondos y programas estadounidenses.
Entre las
organizaciones norteamericanas están Global Communitie, por estos días
intentando prender una chispa en el Caribe Norte de Nicaragua previo a
las elecciones regionales convocadas y en curso, hasta la Creative
Associete Internacional (CAI), también destacada en Nicaragua y con
amplio historial de trabajo contra países progresistas utilizando el
canal que abren las info-comunicaciones en el paquete de las
"revoluciones de colores" que vende EE.UU. como "democráticas".
En el período han transitado también otras figuras con vasta
experiencia en política de subversión y desestabilización interna como
es el caso del jubilado Gregory Adams, destacado en Cuba entre el 2007 y
finales del 2008, y reapareciendo “casualmente” en agosto de 2012 en
Caracas, Venezuela, donde realizó un trabajo similar, marcando el
preludio de las guarimbas que azotaron a Venezuela poco después de su
llegada.
En esta misma línea también llama la atención
el rumor que se maneja en los medios de prensa nicaragüenses, sobre el
reciente nombramiento de José Estrada como nuevo attache de Defensa en
la embajada de EEUU en Manuagua. Llega de Venezuela para trasladar una
visión similar de trabajo en Nicaragua, apostando a manejar una amplia
gama de opciones contra el país.
Así lo prometió el
senador ultraconservador Marco Rubio, quien insistió en enfocar el tema
como una amenaza a la seguridad regional y por tanto a los intereses de
EEUU en el área centroamericana, pero sin perder de vista en el panorama
el rol estratégico de Nicaragua en el muro de contención regional.
Esta es solo una aproximación de los actores que están llegando a
Nicaragua para reconducir la política de EEUU hacia los intereses de
Washington. Con solo una mirada a sus hojas de vida y ruta crítica
podemos hacernos una idea más acabada sobre el propósito que persiguen
con estos nombramientos.
Quién es Violeta Granera
Violeta
Granera Padilla es un socióloga originaria de León y tiene 67 años y
desde los años ochenta, como exiliada en Guatemala, empezó su rol como
referente antisandinista con la excusa de ser defensora de derechos
humanos … y la preparan para ser la candidata a la presidencia de un
eventual nuevo gobierno con el apoyo de Washington.
Trabajó en el Banco Mundial durante tres años. Su padre, Ramiro, era somocista y fue ajusticiado por los sandinistas.
Violeta fue funcionaria del gobierno de Enrique Bolaños en el Consejo
de Planificación Económica y Social y después se integró al Movimiento
por Nicaragua, desde donde dirigió campañas para promover el voto, la
observación electoral y la transparencia, a través de la Asociación
Nicaragüense Pro Derechos Humanos y en el grupo Fundemos, financiados
por la NED y la USAID.
Granera señala que la primera
reunión que sostuvo con la OEA y Luis Almagro, su secretario general,
fue en 2016 en la cumbre que se dio en República Dominicana. “A partir
de ahí abrimos un canal de comunicación que ha sido bastante fluido y
hemos tenido ya unas tres o cuatro reuniones con el equipo de Almagro en
Washington”.
"Otro trabajo que hacemos cuando vamos a Washington
son citas en dependencias del Capitolio con diferentes actores, con
equipos de trabajo de congresistas (Ileana Ros-Lehtinen, Ted Cruz,
Roberto Menéndez )que tienen interés en Nicaragua, pero también con
organismos de derechos humanos como Freedom House, WOLA (Oficina en
Washington para Asuntos Latinoamericanos), y algunos think tanks (gabinetes estratégicos) que hacen estudios de investigación sobre Centroamérica", añadió.
Grabera
fue acompañada la primera vez por José Pallais, de la Fuerza Unida
Liberal; la segunda gira fue con Moisés Hassan, coordinador del Partido
Acción Ciudadana, y la última con Suyen Barahona, presidenta actual del
MRS (Movimiento Renovador Sandinista).
Es también difusora de
fake-news elaborados por los laboratorios estadounidenses de propaganda y
guerra sicológo-neurológica, señala el Observatorio en Comunicación y
Democracia. Fue la principal difusora de una supuesta investigación del
estadounidense Douglas Farah sobre el lavado de dineros de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) a través de la estatal
petrolera venezolana Pdvsa y luego por sus filiales como Albanisa (Alba
de Nicaragua S.A.) en Nicaragua y El Salvador.
Deja vu
La
actual crisis sociopolítica que vive Nicaragua desde mediados de abril
de este año, es incentivada por las maniobras de desestabilización de
EEUU. Pero la injerencia –e incluso la ocupación del país por tropas
estadounidenses.
La ocupación de 1912 a 1933 fue
corolario de ataques de tropas estadounidenses en varias ocasiones
anteriores, con el objetivo de asegurarse la construcción del Canal de
Nicaragua y evitar que la llevase a cabo otro país. Con la firma del
tratado Bryan-Chamorro en 1916, Nicaragua quedó sometida a un régimen de
cuasi protectorado.
Pero el estallido de la Gran Depresión en
1929 y el hostigamiento que sufrían las fuerzas estadounidenses a manos
de la guerrilla de Augusto César Sandino, puso fin a la ocupación en
1933. Pese a haberse alcanzado la paz en 1933, Sandino fue asesinado en
1934 en un complot hecho por Anastasio Somoza, y en 1936, Sacasa, el
presidente democráticamente electo, fue derrocado a la fuerza por
Somoza.
El 20 de julio d 1979 las columnas guerrilleras del Frente
Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) entraron en Managua, con un
amplio respaldo popular, derrocando al dictador Anastasio Somoza Debayle
y con ello la sucesión de los gobiernos dictatoriales controlados por
la familia Somoza desde el asesinato de Sandino.
El escándalo
Irán-Contra , también conocido como Irangate , es un acontecimiento
político ocurrido en 1985-86, en el cual el gobierno de EEU, bajo la
administración del presidente Ronald Reagan, vendió armas al gobierno
iraní cuando este se encontraba inmerso en la guerra con Irak, y
financió el movimiento antisandinista conocido como la Contra
(movimiento armado creado y financiado por EEUU para atacar al gobierno
sandinista.
Ambas operaciones, la venta de armas y la financiación
de la Contra, estaban prohibidas por el Senado estadounidense. La
operación de venta de armas a Irán produjo más de 47 millones de
dólares, dinero que fue gestionado por el oficial del ejército
estadounidense Oliver North mediante un entramado de cuentas bancarias
en Suiza y fue utilizado para financiar la agresión al gobierno de
Nicaragua y apoyo a la Contra.
Álvaro Renzi Rangel: Sociólogo
venezolano, Codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y
del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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