Global Research
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens |
El
gobierno de EE.UU. y sus pueblos avasallados piensan que EE.UU.es “la
única superpotencia del mundo”. ¿Pero cómo puede ser un país una
superpotencia si todo su gobierno y una mayoría de sus súbditos,
especialmente los miembros de iglesias evangélicas, se arrastran ante
el primer ministro israelí? ¿Cómo puede ser un país una superpotencia
cuando carece del poder para determinar su propia política exterior en
Medio Oriente? Un país semejante no es una superpotencia. Es un Estado
títere.
En los últimos días hemos presenciado, una vez
más, cómo la “superpotencia EE.UU.” se arrastra a los pies de
Netanyahu. Cuando este decidió volver a asesinar a mujeres y niños
palestinos en Gaza, a seguir destruyendo lo que queda de la
infraestructura social del gueto de Gaza y a declarar que los crímenes
de guerra israelíes y los crímenes israelíes contra la humanidad son
solo un ejercicio de “autodefensa”, el Senado de EE.UU., la Cámara de
Representantes de EE.UU., la Casa Blanca y los medios de EE.UU.,
declararon rápidamente su apoyo a los crímenes de Netanyahu.
El
16 de noviembre el Congreso de la “superpotencia”, la Cámara y el
Senado, aprobaron por abrumadora mayoría las resoluciones escritas para
ellos por AIPAC. El Lobby de Israel conocido como el Comité de Asuntos
Públicos EE.UU.-Israel, el único agente extranjero que no necesita
registrarse como agente extranjero. El Global News Service of the Jewish People informó con orgullo de su poder sobre Washington. http://current.com/19su0kc
Demócratas
y republicanos compartieron el deshonor de servir a Israel y al mal en
lugar de a EE.UU. y a la justicia para los palestinos.
La
Casa Blanca obedeció rápidamente las exigencias del Lobby de Israel. El
presidente Obama anunció que “apoya plenamente” el ataque de Israel a
Gaza. Ben Rhodes, consejero adjunto de seguridad nacional de la Casa
Blanca, dijo a los medios el 17 de noviembre que la Casa Blanca “quiere
lo mismo que lo que quieren los israelíes”. Se trata de una
exageración, ya que muchos israelíes se oponen a los crímenes del
gobierno israelí, que no es el gobierno de Israel, sino el gobierno de
los “colonos”, es decir los inmigrantes hambrientos de tierras que
están robando ilegalmente, con el apoyo de Netanyahu, las tierras de
los palestinos.
El Israel de Netanyahu es el equivalente
de los Republicanos de Lincoln de hace 150 años. Entonces no existía
una ley internacional que protegiera a los Estados del sur que
abandonaron la unión voluntaria, un derecho constitucional, a fin de
evitar ser explotados por los intereses de negocios del norte.
Subsiguientemente, el ejército de la Unión, después de devastar el sur,
se volvió contra los indios americanos, y no existía ninguna ley
internacional que protegiera a los indios americanos de los asesinatos
y desposeimiento por parte de los ejércitos de Washington.
Washington
afirmó que sus fuerzas invasoras estaban amenazadas por los arcos y
flechas de los indios. Actualmente existe un derecho internacional para
proteger a los residentes palestinos de Cisjordania y Gaza. Sin
embargo, cada vez que el mundo trata de responsabilizar al gobierno
israelí de sus crímenes, el títere de Israel en Washington veta la
decisión de la ONU.
La idea de que Israel está amenazado
por los palestinos es tan absurda como la idea de que EE.UU. está
amenazado por Afganistán, Irak, Libia, Yemen, Siria, Somalia, Pakistán
o Irán. Ningún gobierno de estos países ha hecho nunca declaraciones
amenazadoras a EE.UU. Y aunque lo hubieran hecho no tendría sentido. Si
una superpotencia puede sentirse amenazada por países tan impotentes y
distantes, no es una superpotencia.
Satanizar a la
víctima es una manera de ocultar crímenes del Estado. Los medios
impresos y televisivos de EE.UU. son inútiles como críticos de los
crímenes del Estado. Los únicos crímenes de los que informan se achacan
a “terroristas”, es decir a los que resisten a la hegemonía de EE.UU.,
y a altunos estadounidenses como Bradley Manning y Sibel Edmonds,
quienes liberan la verdad del secreto oficial. Julian Assange de WikiLeaks
sigue estando en peligro a pesar del asilo que le ha otorgado el
presidente de Ecuador, ya que Washington tiene poco respeto al derecho
internacional.
En EE.UU., el ejercicio de la Primera
Enmienda está empezando a considerarse un crimen contra el Estado. El
propósito de los medios ya no es encontrar la verdad, sino proteger las
mentiras oficiales. Decir la verdad ha desaparecido esencialmente, ya
que es demasiado caro para los periodistas que se atreven a hacerlo.
Para conservar su empleo tienen que servir a Washington y a los grupos
de intereses privados servidos por Washington.
Para
defender los últimos crímenes de guerra de Israel del 19 de noviembre,
el presidente Obama dijo: “ningún país del mudo toleraría una lluvia de
misiles provenientes de fuera de sus fronteras”. Pero por cierto,
numerosos países aguantan los misiles que llueven provenientes de
EE.UU. El criminal de guerra Obama hace que lluevan misiles en
Afganistán, Pakistán y Yemen e hizo que llovieran en Libia, Somalia,
Irak y Siria. Irán podría ser el próximo.
El ataque
alemán al Gueto de Varsovia es una de las historias de horror de la
historia judía. Algo parecido está ocurriendo de nuevo, solo que esta
vez los perpetradores, no las víctimas, son los judíos. Ninguna mano se
ha alzado para apartar a Israel del objetivo de la operación que según
el ministro del Interior israelí, Eli Yishai, “enviará a Gaza de vuelta
a la Edad Media”, http://www.independent.co.uk/news/world/middle-east/israel-pounds-gaza-from-air-as-troops-assemble-8326924.html
Paul Craig Roberts fue editor de The Wall Street Journal y secretario asistente del Secretario del Tesoro estadounidense. Es autor de HOW THE ECONOMY WAS LOST, publicado por CounterPunch/AK Press. Su último libro es Economies in Collapse: The Failure of Globalism, publicado en Europa en junio de 2012.
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