Según un artículo del diario Granma, los ataques buscan mantener engañada a la opinión pública norteamericana sobre la realidad en el país caribeño.
"Cuando un cubano conversa con algún ciudadano de Estados Unidos -de los que están siendo autorizados por el gobierno de su país a visitar la Isla- se asombra por la sorpresa que este manifiesta ante las cosas que observa en cada lugar y en cada minuto, por la distancia que aprecia entre aquello que tiene ante sí y lo que había visto o leído sobre Cuba", precisa.
Por las leyes del bloqueo, cerco vigente por más de medio siglo, Washington prohíbe a los estadounidenses visitar Cuba, salvo casos puntuales en los que autoriza viajes bajo licencias y restricciones.
El artículo de Granma advierte un incremento de la cruzada mediática, a partir de las transformaciones en curso en la isla, proceso encaminado -dentro del socialismo- a elevar la eficiencia económica y la productividad bajo lineamientos aprobados en abril de 2011 durante el VI Congreso del Partido Comunista.
Aspectos novedosos de la orientación actual de la campaña de descrédito son aquellos que afirman que los cambios reflejan una voluntad de regresar al pasado capitalista ante la supuesta incapacidad del gobierno para encauzar de otra manera la economía fracasada por el socialismo, apunta el rotativo.
De acuerdo con la fuente, el ataque mediático consiste en repetir "de mil maneras a lo largo de medio siglo" consignas como el fracaso de la Revolución, el aislamiento de Cuba, el descontento, las deserciones, las carencias, la represión, los derechos humanos violados y las libertades económicas limitadas.
La campaña de descrédito es una de las aristas de la política contra el país caribeño promovida por la Casa Blanca, que desde 1997 ha gastado más de 200 millones de dólares para la subversión y la desestabilización interna, dato que excluye los recursos destinados con idéntico fin por agencias de inteligencia.
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