La importancia de un informe de la Unesco sobre ataques a patrimonios culturales en Iraq
El debilitamiento del imperio norteamericano abre las puertas para más verdad y justicia
por Karl Müller
Pronto será el séptimo año de ocupación de Irak organizada por la oligarquía USA y conducida por George Bush. La invasión de este país árabe poseedor de cuantiosas reservas petroleras fue encubierta bajo el falso pretexto de ser un peligro para la Humanidad al poseer o querer dotarse de armas atómicas. Barack Obama, el nuevo presidente es incapaz de retirar sus tropas de Irak a pesar que lo prometió durante su campaña presidencial. Nuestros colegas suizos del semanal Horizontes y Debates hacen un balance de esta locura norteamericana que ya ha costado la vida a un millón y medio de iraquíes, uno de los más grandes genocidios de los últimos tiempos y sus repercusiones en los EEUU.
Tropas e infantes de marina de los USA delante del Museo Nacional de Arqueología e Historia de Irak. La destrucción y pillaje del patrimonio cultural iraquí por las tropas estadounidenses ha sido denunciado por la UNESCO.
La consecuencias de una locura estadounidense
Una horrenda deuda estatal (en el presente más de 12 billones de dólares; a fines de septiembre, al cierre del presupuesto anual, se registraron – sólo por el año 2009 – 1,6 billones de dólares, es decir más de un 11% del ingreso total. Según cálculos del gobierno norteamericano, hasta 2019 se le sumarán otros 9,1 billones) [1] ;
1 una horrenda deuda también en el sector privado (en este momento 38 millones de norteamericanos, más del 15% están endeudados) [2];
2 una decadencia del curso del dólar, ya no aceptada internacionalmente (esto lleva a que los poseedores de dólares cada vez más buscan otras formas de inversiones, por ejemplo, en oro) [3];
3 la cuota más alta de desocupación desde hace 25 años (según un informe del «Washington Post» del 17 de noviembre, sobre una investigación del Ministerio de agricultura de EE.UU., en el año 2008 casi 50 millones de norteamericanos no pudieron alimentarse suficientemente – hoy ese número será aún mayor); un déficit catastrófico en el comercio y en el balance de pagos; una estructura económica malsana (en 2008, el 30% de las ganancias de todas las empresas provenían del sector de finanzas, y a raíz del «aluvión» de dinero estatal, ya se está creando una nueva y enorme burbuja de especulación) [4];
4 una sociedad de clases, en muchos sentidos polarizada, desorientada y en proceso de disolución; dos grandes guerras devastadoras con nuevos records de gastos militares (más de 600 mil millones de dólares en el presupuesto de 2009); además, el desprestigio mundial… EE.UU. haría bien en cambiar de rumbo, concentrarse en sus asuntos internos, y tratar a los demás estados no como un imperio, sino de igual a igual.
La tesis de que el poderío mundial de EE.UU. está al borde del colapso, deviene cada vez más probable.
El fin del predominio del dólar puede ser una liberación para el mundo
Y eso está bien; porque a pesar de las dependencias recíprocas en el mundo de hoy, y aún del peligro de que otras potencias cubran ese «vacío», tomen su lugar y persigan la hegemonía, para el mundo será una liberación, cuando los estados y los pueblos no tengan que someterse más al yugo de la política de EE.UU.
El poderío mundial de EE.UU., según la opinión de expertos, se apoya en la supremacía del dólar y del poder militar con su poderoso armamento. Los dos van unidos, y ahora que el predominio del dólar está llegando a su fin, también el poder militar se convertirá en un tigre sin dientes. Simbólico es el transcurso de la visita de Obama en China.
Si el «Washington Post», el 18 de noviembre, dijo que el viaje del presidente norteamericano a China «no aportó nada», esto debe traducirse así: que los países como China no están ya dispuestos a doblegarse a las normas de Washington – aun cuando sea necesaria una política muy cautelosa, para que el cambio no arrastre consigo a todos los otros al abismo.
Ese proceso también es bueno porque ofrece la posibilidad de que verdades, hasta ahora silenciadas, se hagan conocer públicamente. También la manera como EE.UU. y sus aliados hacen la guerra desde hace 10 años: prácticamente contra todo lo que la humanidad reconoce como derecho y contra las normas que se han establecido.
Más verdades saldrán a la luz
Esa nueva transparencia, no se realizará sólo a través del compromiso de pequeños grupos y algunas personalidades íntegras que estaban y están empeñadas en investigar y en hacer conocer la verdad. Sino del lado oficial, desde organizaciones internacionales hasta gobiernos y medios masivos de comunicación.
¿Quién hubiera pensado hace unos meses, que el asesino de guerra Tony Blair no es aplaudido como el gran hombre de acción y recompensado con nuevos puestos, sino que, paso a paso, pero con determinación, se lo pone en retiro?
¿Quién hubiera pensado que en Alemania se debatiera abiertamente sobre fracasos políticos en la guerra de Afganistán? ¿Y que políticos alemanes tomen la palabra y protesten, porque el gobierno de EE.UU. – contrariamente a las reglas de protección de datos – sobre todo después del 11 de septiembre de 2001, puede acceder a datos bancarios de los clientes, sin conceder a los europeos el mismo derecho para clientes de bancos norteamericanos.
¿Quién hubiera pensado que el gobierno británico pusiera una comisión investigadora que se ocupa, una vez más, de la participación y las acciones de guerra del país en Iraq? Esto todavía no es justicia, pero son señales. De a poco se está reconociendo que se ha producido una gran injusticia.
Informe de la Unesco sobre destrozos en la Babilonia iraquí
Finalmente: ¿quién hubiera pensado que, paso a paso, también se esté realizando la investigación sobre crímenes de los norteamericanos en Iraq, país castigado desde hace 30 años por guerras y sanciones? Ya el 26 de junio, la Unesco – organización de la ONU encargada de los patrimonios culturales en el mundo – presentó un informe de 20 páginas [5] sobre destrozos causados por la guerra en la Babilonia iraquí. Ese informe confirma para Babilonia, todo lo que, durante la guerra, fue notificado desde casi todos los centros culturales de Iraq: que las fuerzas de ocupación destruyeron partes importantes de la cultura del país. Estas permitieron el vandalismo, incluso lo estimularon e intervinieron en él. Así, no sólo miles de ilustrados del país fueron asesinados o secuestrados. También se destruyó una herencia de incalculable valor para la población de Iraq y para toda la humanidad.
Un informe del año 2003
En este lugar debe citarse un informe del 17 de abril de 2003,6 es decir en la fase candente de la guerra: «Una semana después de la invasión de las tropas en Bagdad, la capital de Iraq, continúan allí los saqueos e incendios provocados. Sobre todo, han causado indignación en todo el mundo, los asaltos a los hospitales y el saqueo sistemático del museo arqueológico ocurrido el sábado pasado. Sólo tres de las 32 clínicas en Bagdad pudieron seguir funcionando después del saqueo.
Las tropas norteamericanas, supuestamente, serían las responsables del orden y la seguridad en la ciudad ocupada. Entre tanto, han sido destruídos la biblioteca nacional y el archivo de la nación. ‹Libros, cartas y documentos de gran valor fueron destruídos por las llamas en ese capítulo final del saqueo en Bagdad› escribió el conocido periodista inglés Robert Fisk en ‹Guardian› el día martes. ‹Yo veía a los que saqueaban y los americanos no hacían nada› se indignaba Fisk. Un docente de la universidad de Lund (Suecia) reprochó el día jueves que las tropas norteamericanas en marcha, incluso animaban a los habitantes de Bagdad a hacer destrozos.
Tropas norteamericanas instigaban al saqueo
‹Los saqueos comenzaron recien cuando las tropas norteamericanas exortaron a la población› comentó Khaled Bayomi sobre sus experiencias en Bagdad. Originario de Egipto, Bayomi enseña e investiga en la universidad de Lund sobre conflictos en el cercano oriente. Al comienzo de la guerra, viajó a la capital iraquí como ‹escudo humano›.
El 8 de abril, la víspera de la toma definitiva de Bagdad, Khaled Bayomi relata que fue a visitar amigos en un barrio de emergencia detrás de la calle de Haifa, del lado oeste del Tigris. A raíz de las luchas encarnizadas, fue imposible llegar al otro lado del río. ‹Al atardecer, cuando éstas se calmaron algo, cuatro tanques de guerra americanos se posicionaron al borde del barrio de emergencia›. Por altoparlantes exortaron en árabe a los habitantes para que se acercaran. Bayomi relata: ‹A la mañana, aún le disparaban a cualquiera que intentara cruzar la calle›.
A raíz de la calma relativa, los habitantes tomaron coraje. Después de unos 45 minutos salieron los primeros a la calle. De pronto, los soldados dispararon a dos sudaneses que estaban frente a un edificio administrativo en la calle Haifa. ‹Yo estaba a sólo 300 metros de distancia cuando los hombres fueron asesinados› relata Bayomi. El día anterior había hablado con los dos trabajadores. Las tropas, seguidamente, dispararon sobre la puerta de entrada. ‹El traductor árabe desde el tanque, exortó a los habitantes a entrar en el edificio y desmantelarlo.› Pronto se corrió la voz, y el edificio fue saqueado.
‹Poco después, los tanques rompieron las puertas del Ministerio de justicia, y el saqueo continuó allí.› Así describe Bayomi el estallido inicial de los saqueos en Bagdad. Él mismo lo pudo observar junto a un grupo grande de habitantes de la ciudad. Estos no participaron en el saqueo, pero también tenían temor de intervenir en su contra. Según Bayomi, muchos tenían lágrimas en los ojos, de vergüenza. En la mañana del 9 de abril, el saqueo iniciado por las tropas se extendió al Museo de arte moderno.
La identidad cultural del Iraq en gran parte destruída
A partir de un determinado momento los saqueos se automatizaron. Cuatro semanas después del inicio de la guerra ilegal de EE.UU., la identidad cultural del Iraq quedó en gran parte destruída. En la historia de la tierra de los dos ríos, 2003 será el año cero.
Los saqueos y destrozos en el Museo Nacional de Iraq, son considerados por el Deutscher Museumsbund como ‹el máximo accidente previsible cultural›. En una guerra largamente planeada las tropas aliadas deberían haber impedido un saqueo, y deberían haber protegido esa institución cultural, aclaró el presidente del Deutscher Museumsbund, Martin Roth. ‹Esa guerra tuvo en cuenta de asegurar las reservas de petróleo, pero la cuna cultural de la humanidad no estaba incluída›.
El comando central norteamericano de Katar aclaró después de los primeros saqueos, que no contaba con tropas suficientes en Iraq para evitar esa infracción. Además, los soldados no podían hacerse cargo de funciones propias de la policía. El ministro de defensa norteamericano Donald Rumsfeld aclaró que los iraquíes, después de la caída de Saddam Hussein, eran hombres libres. Y los hombres libres también tienen la libertad de cometer errores.
Pero, sin embargo, las tropas de invasión demostraron que eran capaces de proteger edificios del saqueo y de la destrucción en Bagdad. Mientras que los palacios presidenciales, hospitales y museos durante días eran saqueados e incendiados, las tropas norteamericanas estaban apostadas frente al ministerio del petróleo. El edificio está vigilado las 24 horas del día por 50 tanques americanos.
Ahora hay que sacar consecuencias
El hecho de que hoy, paso a paso, se pueda – y se deba – hablar abiertamente sobre esto y otras muchas cosas, y también exigir que se saquen consecuencias, es un avance en la búsqueda de la verdad y la justicia.
El informe de la Unesco de junio de 2009, exige que debe hacerse todo lo necesario para que los centros culturales de la Babilonia iraquí sean restaurados, en la medida que esto aún sea posible. La lista de la Unesco es muy concreta y precisa. El objetivo es proteger a Babilonia en el futuro, integrándola en la lista del patrimonio mundial cultural.
Los medios para esto – hay que agregar – deben ser puestos a disposición por las potencias ocupantes. Esta es la exigencia mínima: él que provocó daños debe tomar la responsabilidad. Una reparación, es de todas maneras imposible, después de todo lo ocurrido. Pero todo lo que sea posible, se debe también exigir.
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