No me canso de
repetir que estamos a las puertas de una nueva era, un nuevo bloque
histórico como diría Antonio Gramsci. La sociedad civil ha afirmado su
poder frente a la partidocracia y triunfó. La kakistocracia bipartita ha
sufrido un fuerte golpe. Su líder más corrupto y mendaz ha sido
literalmente depuesto por un movimiento popular pacífico. Los cuadros de
reemplazo del partido en el poder, Partido Nuevo Progresista (PNP), son
igual de corruptos y también carecen de legitimidad ante el pueblo en
las calles. El otro partido dominante, Partido Popular Democrático
(PPD), tampoco cuenta con un liderato legítimo. La cara del PPD en la
lucha contra el gobernador corrupto ha sido un exgobernador que fue
acusado de corrupción por un Gran Jurado Federal y su secretario de
gobernación. El exgobernador fue encontrado no culpable, pero de ahí a
ser inocente de comportamiento antiético va un trecho.
La clase política puertorriqueña, la kakistocracia bipartita, ha
perdido su legitimidad. Los “gobernados” le han retirado su confianza y
consentimiento a la clase política puertorriqueña. Lo que colapsó en
esta jornada con la renuncia del gobernador fueron la partidocracia y la
kakistocracia. El reto es: qué hacer ante el desmoronamiento de la
institucionalidad política tradicional, en un momento en que además han
colapsado las instituciones económicas y sociales.
El detonante de la lucha para destituir al gobernador fue el
descubrimiento de un “chat” o conversación digital “privada” entre él y
su camarilla de funcionarios, asesores y contratistas. Los arrestos del
FBI a corruptos/as prominentes del PNP, como la secretaria de educación,
la norteamericana Julia Keleher, y la exjefa de la Administración de
Seguros de Salud (ASES), Ángela Ávila, provocaron indignación y coraje.
Pero después de tres décadas de gobiernos corruptos parecía que ya
estábamos acostumbrados/as a la cleptocracia gubernamental. La gota que
colmó la copa, no obstante, fue la revelación del “chat”; esas
conversaciones íntimas que revelaron los verdaderos sentimientos y
pensamientos de la camarilla de Fortaleza.
Decía el Maestro Otto Pikaza, “el problema no es que la burguesía
explote a los trabajadores, es que los humilla y los menosprecia”. Y eso
era lo que destilaba el infame “chat” desprecio, burla, escarnio,
frivolidad, insensibilidad, ante “el pueblo”, ante “los más
vulnerables”, como le gustaba llamarlos al gobernador. La hipocresía de
la clase gobernante, su cinismo, su desfachatez, quedaron al
descubierto. La pronta aceptación de la veracidad del “chat” por el
secretario de la gobernación le echó gasolina a la fogata, que se
regaría como fuego en la pradera. La indignación y el coraje se
transformaron en rabia, en una furia popular que se desbordó en las
calles.
El resultado de catorce días de protesta continua y creciente ha sido
la pérdida de legitimidad de la kakistocracia y el colapso de la
partidocracia que se inició en las elecciones de 2016. A esto se añade
el colapso de la institucionalidad del Estado Libre Asociado. El ELA fue
abolido de dos plumazos: el caso el ELA versus Sánchez Valle y la ley
PROMESA. El cuadro de colapso se completa con la depresión económica más
larga de la historia, “la gran depresión de los 2000”
(https://www.80grados.net/la-gran-depresion-de-los-2000/), y la
devastación causada por los huracanes Irma y María. Puerto Rico está en
ruinas y al garete; no hay otro modo de describir el cómo y el dónde nos
encontramos en este momento histórico.
Entonces, ahora qué, qué hacer, cómo salimos de la crisis y
reconstruimos el país. Debemos empezar por entender que, a partir de
este momento comienza a surgir un nuevo país. Los “dirigentes” de esta
protesta no fueron los partidos, sindicatos o movimientos políticos
tradicionales. Los sindicatos jugaron un rol organizativo importante
pero carecen del poder de convocatoria para movilizar una multitud como
la que hemos visto.
Primero hay que entender que la protesta surgió literalmente del
pueblo. Los excluidos del poder y del excedente social; los que viven en
los márgenes de la burbuja que habitan la clase política y la
plutocracia puertorriqueñas. Movilizaciones inicialmente aisladas y
relativamente pequeñas fueron concatenándose y masificándose hasta
formar un movimiento gigantesco que giró en torno a un centro de
gravedad, la renuncia del gobernador. #RickyRenuncia fue el grito de
guerra de las “hordas” populares organizadas cuasi espontáneamente a
través de las redes sociales y convocatorias multiformes.
Se movilizaron actores sociales que no estaban politizados: el “Rey
Charlie” y los motoristas, los “kayakeros” y aficionados a deportes
acuáticos, los caballistas, clubes de autos y otros grupos de la
sociedad civil no politizados hasta ahora. También participaron los
“nuevos” actores políticos como el movimiento LGBTT, grupos feministas,
ambientalistas, comunitarios, religiosos no fundamentalistas y otros. Y,
por supuesto, participaron “los de siempre”, como dijeron los
personeros del gobierno inicialmente: sindicatos, partidos de oposición,
movimientos políticos emergentes y organizaciones formales de la
sociedad civil como el Colegio de Abogados y Abogadas.
Pero un elemento que sobresale de este movimiento —que ha sido
comparado con las “primaveras” Checa y Árabe— es que su liderato estuvo
integrado por artistas, personalidades del entretenimiento y
deportistas. Jorge Pabón (Molusco), René Pérez (Residente) Benito
Antonio Martínez Ocasio (Bad Bunny), Ricky Martin, Olga Tañón, Tito
Trinidad, y muchos/as otros/as. Este movimiento orgánico, sin estructura
ni organización política, sustentado por la fama de los convocantes y
las redes sociales, es el que desató la “ira popular” contra la
kakistocracia personificada por un villano ejemplar, el exgobernador
Ricardo Rosselló. La canción tema o himno del movimiento “Afilando los
cuchillos” resume los agravios y la respuesta al villano ejemplar,
caracterizado como “un pendejo de marista”…“hijo del cabrón más corrupto
de la historia”. La “ira popular” se vuelca contra esa élite de
“riquitillos”, “guaynabitos”, “blanquitos”.
Se ha decapitado un monstruo de dos cabezas, la kakistocracia y la
partidocracia. Cómo reconstruir sobre las ruinas. Qué es lo que viene
después. Aquí radica el gran reto: este movimiento no tiene una base
organizativa que lo pueda sostener y dar dirección. Para la sociología
política, una ideología y un movimiento que no se institucionalizan
están abocados a la marginalización y/o el fracaso. La primavera checa
fue aplastada por los tanques soviéticos. Y la mayor parte de los países
involucrados en la “primavera árabe” desembocaron en el establecimiento
de regímenes militares o fundamentalistas islámicos.
No pretendo adelantar respuestas sino provocar un debate. Debemos
evitar revertir a modos de protesta fragmentarios, como la campaña
contra el IVA. Esa campaña tuvo éxito, pero la protesta fragmentada de
diversos grupos de interés la convirtió en una victoria pírrica y
facilitó el incremento del IVU del 7.5% al 11.5%.
Hay que buscar nuevas formas de organizar y actuar, hay que pensar
como país y no como sindicatos, partidos, gremios, asociaciones,
generaciones, preferencias de estatus y otros tribalismos tradicionales.
Hemos dicho basta y echado a andar, ahora tenemos que crear los
mecanismos organizativos que nos lleven en una nueva dirección.
*Quiero agradecer y reconocer la contribución de la colega Luz del
Alba Acevedo Gaud, del Departamento de Ciencias Políticas de la
Universidad de Puerto Rico, Río Piedras. Con ella he mantenido un
diálogo constante de análisis y reflexión sobre el nuevo movimiento de
protesta popular puertorriqueño.
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