La derrota no fue sólo de Macri, sino del neoliberalismo y del FMI
La derrota del modelo
de restauración neoliberal del Fondo Monetario Internacional y de las
políticas estadounidenses, liderado en Argentina por el gobierno de
Mauricio Macri, abre la posibilidad de nuevos caminos en una región
donde se quiso imponer el imaginario colectivo de un supuesto fracaso de
los gobiernos progresistas.
El neoliberalismo tiembla ante las
próximas elecciones en Uruguay y Bolivia, que podrían poner fin a la
fiesta programada desde Washington. Por tercera vez en menos de cuatro
años de la administración macrista, una megadevaluación del 25%
provocada desde el gobierno desembocó en una tormenta de aumentos de
precios, quiebre de la cadena de pagos y falta de mercaderías, tanto
para la producción como para el consumo. La economía quedó paralizada
entre la suba de tasas y la volatilidad del dólar.
Los
análisis laudatorios de la prensa hegemónica trasnacional se
transformaron en lúgubres despedidas tras la debacle electoral. La
revista especializada Forbes, el Financial Times, la agencia Bloomberg,
coincidieron en que los “inversores” saben que el tiempo de Macri está
agotado y que hay un creciente riesgo de default (no pago de la deuda
externa).
No es el primer fracaso de la derecha en la
región. Una derecha que repite el dogma neoliberal como único argumento,
gobernando para “los mercados” y no para sus pueblos. La enorme derrota
no fue solo del gobierno de Macri, fue de sus mandantes y guionistas,
en especial del Fondo Monetario Internacional y de su aún jefa Christine
Lagarde.
Para no ir muy lejos, fracasó el gobierno de facto
de Michel Temer en Brasil, está en crisis la restauración neoliberal de
Lenín Moreno en Ecuador, hace aguas el modelo colombiano ahora liderado
por el ultraderechista Iván Duque, el chileno (heredado de la dictadura
militar) de Sebastián Piñera y también el del incalificable Jair
Bolsonaro en Brasil.
La derecha, por más que se disfrace de
moderna, no tiene otro modelo que el neoliberal, destinado a satisfacer
los intereses de las empresas trasnacionales, voraces en su sed de
recursos naturales; de especuladores financieros nacionales y foráneos,
depredando el medio ambiente, privatizando empresas nacionales,
comprometiendo la soberanía de sus respectivos países y la fragmentación
y balcanización de la región, de acuerdo a los dictados de Washington.
Los
gobiernos de restauración neoliberal significaron para sus países un
enorme retroceso económico, político y sobre todo social. Pesada
herencia que recibirán aquellos que los sucedan en el gobierno para
poder administrar las riquezas en favor de las mayorías del pueblo,
redistribuyendo socialmente la renta.
Las elecciones primarias
argentinas dejan otra lección: el camino para derrotar estos gobiernos
neoliberales, apoyados permanentemente por el terrorismo mediático y la
manipulación de las llamadas redes digitales, es el de la unidad de las
fuerzas antineoliberales, llevado la lucha contra las políticas que
llevan inexorablemente a la recesión, el desempleo, la miseria. Y a un
endeudamiento que hipoteca el futuro de las próximas generaciones
Cuando
los hechos son contundentes no hay publicidad, ni fuertes y
manipuladoras campañas por las llamadas redes sociales –donde el
macrismo centró gran parte de su estrategia- ni discursos mediáticos que
puedan modificar la visión de las mayorías sobre la realidad.
El
error macrista de la manipulación del valor de las elecciones primarias
(magnificaron su importancia), le valió la paradoja de convertirlas en
el plebiscito que no era (y el pueblo abrumadoramente le dijo no al
gobierno y al modelo), construyendo su propia trampa. Ahora se habla de
transición, pero realmente las elecciones nacionales se realizarán
recién a finales de octubre.
La manipulación y el blindaje
mediático a la gobernadora de la provincia de Buenos Aires (donde vota
el 37% de padrón electoral) tampoco dio resultado. Se le había
construido una imagen de Heidi, de hada buena, de imbatibilidad.
Incluso, sabiendo de la caída de credibilidad de Macri, su publicidad
invisibilizó la figura del presidente. Y perdió por el 52 por ciento de
los votos, con un diferencial mayor que el conquistado por el presidente
a nivel nacional.
Destrucción y ¿después?
La
derrota electoral del macrismo tiene que ver con el rechazo masivo a las
políticas que se aplicaron en estos tres años y medio de destrucción
del tejido social, del empleo, de todo lo que tiene que ver con una vida
digna. La realidad se expresó en los votos de los excluídos del modelo
neoliberal, que benefició sólo los intereses de las grandes
trasnacionales y el llamado círculo rojo –poder fáctico- del país.
Un
panel de economistas en el Centro Latinoamericano de Análisis
Estratégico, coincidió en que en un país como Argentina, donde el 75% de
la producción se destina al mercado interno, fortaleciendo éste, la
economía argentina puede crece rápida y sostenidamente, al desmontarse
el modelo neoliberal.
Para eso, el nuevo gobierno debería llamar a
un acuerdo de precios y valor del dólar a los grandes integrantes de
las cadenas de valor en la Argentina, comenzando por los exportadores de
alimentos (granos, harina, aceite, etc.) y de combustible.
Todas esas empresas tienen fuertes márgenes de ganancia y todas,
facturan una parte en blanco y una parte en negro. En el mercado interno
se demuestra porque el total de la recaudación del IVA es el 10% del
PIB (y debería acercarse al 21%) y en el mercado externo se demuestra
por la subfacturación de exportaciones y la sobrefacturación de
importaciones.
El Banco Central debe regular (establecer las
reglas de juego) y supervisar a las entidades financieras, para que la
suba del dólar se controle y no arrastre a los certificado de depósitos a
plazo fijo en pesos. Cuando la crisis cambiaria se convierte en crisis
bancaria, ya no hay forma de detener el derrape económico.
Se debe convocara a los partidos políticos con representación
parlamentaria, a los gobernadores y hasta intendentes (alcaldes) de
ciudades importantes para que se comprometan en el control de precios y
del abastecimiento.
Se debe priorizar una amplia difusión
por todos los medios de los acuerdos de precios y abastecimiento con
compromiso de aplicar la Ley 20.680, que, con todas sus modificaciones,
en su esencia permite al gobierno exigir la publicación de precios de
venta y disponibilidad de productos por parte de las empresas y faculta
la capacidad de imponer sanciones a aquellos que discontinúen el
abastecimiento o prestación de servicios o productos, o que no presenten
la documentación requerida.
Argentina ya tiene experiencias
en los últimos años. El nuevo gobierno para impulsar el mercado interno
debe hacer esencialmente algo similar a lo que hizo el expresidente
Néstor Kirchner no bien asumió el 25 de mayo de 2003:
a)
Suspender el pago de la deuda externa realizar una amplia auditoria de
la misma, para saber porqué se contrajo, a dónde se destinó, quienes
compraron divisas en el mercado de cambio local, entre otras cosas;
b) Aumentar por decreto las jubilaciones y pensiones;
c) Exigir a las empresas que aumenten los salarios de los trabajadores en al menos dos puntos más que el índice inflacionario;
d) Congelar las tarifas de combustible, electricidad, agua, y gas;
e) Exigir a las entidades financieras que den un porcentaje de sus
créditos a las pequeñas y medianas empresas (pymes) y a las economías
regionales.
Las PASO fueron un plebiscito, sin valor como
tal. Las elecciones serán el 26 de octubre. Restan 40 días y
difícilmente la derecha pueda recomponer el tejido social. Lo único que
no se tiene en claro es cómo sobrevivirá el macrismo en el gobierno en
tan largo plazo.
Ganadores y perdedores coinciden en que es
necesario impedir un estallido social. La entrega del poder está pautada
para el 10 de diciembre, siempre y cuando no se repita la huida en
helicóptero que hiciera famoso al expresidente Fernando de la Rúa en
2001.
Aram Aharonian, periodista y comunicólogo
uruguayo. Magíster en Integración. Fundador de Telesur. Preside la
Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro
Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la )
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