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jueves, 10 de abril de 2014

Dos mujeres para dirigir el país

Por Mario Roberto Morales - Guatemala, 9 de abril de 2014

Los “valientes” que justifican el asesinato de jovencitas les temen.
En un ex país situado al sur de México, están proliferando los asesinatos de muchachas estudiantes a las que sicarios les asestan públicamente balazos en el cuerpo. Algunos opinan que se trata de rituales de iniciación de pandilleros y que las víctimas son escogidas al azar. Otros, desde el Estado oligárquico-militar-neoliberal, aseguran que las chicas asesinadas forman parte de las pandillas que las ejecutan y que su muerte obedece a los criterios de justicia de la estricta ética pandillera.
Medio mundo sabe, empero, que esta versión busca encubrir la escandalosa incapacidad de un gobierno que se autodenomina de “mano dura”, para controlar la criminalidad que asuela al país. Aunque tal vez incapacidad no sea la palabra adecuada para nombrar la política de seguridad permisiva del actual Gobierno kaibil, y puede ser que la expresión correcta sea la de intencionalidad cómplice, pues de todos es igualmente sabido el pasado delincuencial de los funcionarios militares de este Estado castrense. Dicho de otra manera: las ratas habrían sido designadas para cuidar de la despensa.
¿Y de quién es la alacena? Pues, de una élite ignorante y torva que importa “intelectuales” mediocres para que le construyan una “tradición histórica y cultural” de la que carece, y que organiza foros sobre “propiedad privada” ante la “amenaza comunista” de las feministas, los activistas contrarios a la acción contaminante de la minería transnacional, los estudiantes de planteles públicos y los intelectuales que adversan los designios de una oligarquía fascista que constituye el único obstáculo para el desarrollo capitalista moderno local.
A esto obedece el ataque sistemático de notorios neonazis contra la actual Fiscal General, una mujer cuya labor en contra de la impunidad es reconocida hasta por la derecha progre internacional; y las acciones “legales” en contra de la jueza que recién condenó al genocida Ríos Montt, por parte de una rupestre caterva de jurista corruptos, quienes enderezaron en su contra una sanción del Colegio de Abogados, la cual la inhabilita profesionalmente por un año. Mientras la revista Forbes y políticos demócratas estadounidenses reconocen el buen desempeño de la Fiscal General, y a la jueza se le otorgan altos reconocimientos honoríficos en Estados Unidos —todo lo cual ha sido recibido con beneplácito por la Embajada estadounidense en Guatemala—, la derecha ultramontana oligárquico-militar-neoliberal de este ex país se pasa estos gestos políticos altamente simbólicos por sus partes pudendas, “demostrando” con su desfachatez que en este paraje con fallidas ínfulas de nación mandan ellos. Si esto no se llama fascismo, díganme cómo se llama.
Teme esta derecha cavernaria que la Fiscal acepte una candidatura a la Presidencia de la República y que la jueza de marras la acompañe como encargada de dirigir el Ministerio Público. Y hay razón para ello, pues el fascismo las ha situado con sus ataques como dos personas con una probidad fuera de sospecha y, por ello, como prospectos deseables para dirigir políticamente este paraje a fin de convertirlo otra vez en país. Esta es la “nueva amenaza comunista” a la que la derecha neonazi teme: dos mujeres más valientes y honestas que toda la clase política de esta comarca, y a quienes esta canalla quisiera ver ajusticiadas ―en calidad de “pandilleras”― por algunos de sus tantísimos sicarios.

 

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