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viernes, 11 de abril de 2014

Estados Unidos, ¿desconectado de América Latina?

Por Roberto García Hernández *

La Habana (PL) Estudios recientes de instituciones académicas y expertos norteamericanos señalan que la política exterior de Estados Unidos hacia Latinoamérica y el Caribe es errática y compromete intereses de seguridad de Washington en la región.
Las denuncias de los gobiernos de Venezuela y Ecuador sobre acciones desestabilizadoras de Washington contra esos países, así como las revelaciones del llamado Twitter cubano o Zunzuneo para socavar el orden interno en la isla caribeña, lastran la credibilidad de la Casa Blanca en el área.

El escándalo de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA)

de Estados Unidos contra Brasil impactó de forma negativa en las relaciones bilaterales y llevó incluso a una denuncia internacional de esa nación suramericana en las Naciones Unidas.

La vocera del Departamento de Estado, Jen Psaki, reconoció que las actividades de la NSA provocaron graves problemas y prometió que el asunto tratará de arreglarse mediante contactos privados entre ambas partes.

Al respecto, el exasesor del Comité de Relaciones Exteriores del Senado norteamericano Carl Meacham estima que las revelaciones del excontratista Edward Snowden, actualmente refugiado en Rusia, echaron un balde de agua fría sobre los nexos con América Latina y el Caribe.

Según Meacham, a pesar de que el asunto no detendrá los acuerdos comerciales ni la cooperación en temas de energía, va a ser muy difícil a la Casa Blanca proyectar una imagen de buena vecindad en la región.

Para este experto en programas sobre las Américas del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, "tanque pensante" con sede en Washington, la percepción de los gobiernos del área es que Estados Unidos sigue siendo la gran potencia imperial, no importa quién esté en la Casa Blanca.

En sentido similar se expresó Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, otra de las entidades académicas ubicadas en la capital estadounidense, durante una intervención reciente en el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes.

No creo que el asunto del espionaje de la NSA paralice las relaciones, pero constituye un serio revés para los vínculos con países que tradicionalmente han sido amistosos con Estados Unidos, como México y Brasil, añadió.

El especialista señaló que la actual administración está desconectada y permanece indiferente ante lo que ocurre en Latinoamérica y el Caribe.

La incapacidad de Washington "para ejercer una influencia mesurable" en los acontecimientos en Venezuela, renueva los cuestionamientos sobre el papel y la presencia norteamericana en el Hemisferio Occidental, agregó Shifter.

De acuerdo con el experto, los cambios en la región en los últimos años han sido muy profundos, en general las economías funcionan bien, los gobiernos multiplican sus lazos con el exterior y ahora más que nunca Estados Unidos es apenas una más de las naciones involucradas en los asuntos regionales.

Washington y América Latina se mueven de forma independiente y la relación entre ambas partes está cada día más distante de la realidad, añadió.

En ocasiones se exagera la ausencia del compromiso e influencia de la Casa Blanca en la región, pero de hecho Washington tiene acuerdos de libre comercio con 11 naciones, mientras en la cooperación de seguridad las relaciones con Colombia y Perú producen beneficios claros, concluye Shifter.

Un problema clave es que Estados Unidos no ha sabido aprovechar las entidades regionales de las que forma parte, y que han perdido credibilidad de forma creciente en los últimos años, como la Organización de Estados Americanos y la Cumbre de las Américas.

En ese sentido, el tema de la seguridad hemisférica está entre las principales preocupaciones de Washington en la región, en particular el incremento de las relaciones de los países del área con Irán, Rusia y la República Popular China.

Como señala el Departamento de Estado norteamericano en su página de Internet dedicada al Hemisferio Occidental, en esta zona "los peligros de la Guerra Fría fueron reemplazados por nuevos y más complejos desafíos, como el tráfico de drogas, personas y armas".

Pero el comercio ilegal de estupefacientes es uno de los que más priorizan las autoridades estadounidenses en sus declaraciones públicas, en particular altos jefes militares y civiles del Pentágono que atienden la región y que ven en este asunto un pretexto para aumentar la presencia castrense en el área.

Al respecto, el jefe del Comando Sur (USSOUTHCOM), general John F. Kelly, señaló el 13 de marzo pasado que la falta de recursos financieros provocó que alrededor de 75 por ciento del narcotráfico que se mueve en el área lo hace de forma impune y es poco probable que esa situación mejore.

El USSOUTHCOM, con sede en Miami, Florida, monitorea las acciones del Pentágono en América Latina y el Caribe.

En un intento por obtener mayor financiamiento para sus actividades en el Hemisferio Occidental, Kelly se quejó de que de todos los comandos regionales de Estados Unidos a nivel global, el suyo es el que menos recursos recibe, por lo cual el flujo de drogas en este lado del mundo crecerá de forma significativa.

El general detalló las dificultades que enfrenta para cumplir el mandato del presidente Barack Obama de reducir en 40 por ciento el narcotráfico en Latinoamérica y el Caribe.

En 2013 ese mando castrense canceló más de 200 actividades conjuntas y ejercicios multilaterales por falta de recursos financieros, y de acuerdo con Kelly, el efecto acumulativo de esas carencias se traducirá en una disminución de la influencia, el liderazgo y los vínculos con las fuerzas armadas del área.

Según el general, en 2013 Estados Unidos y sus aliados en la región capturaron 132 toneladas métricas de cocaína, 15 por ciento menos que en 2012, y las autoridades de la región apenas decomisan alrededor de 20 por ciento de toda la droga en tránsito hacia territorio continental norteamericano.

Kelly dijo que apenas cuenta con el cinco por ciento de los equipos de vigilancia y espionaje que necesita para cumplir sus misiones.

Las quejas del general están dirigidas a buscar mayores recursos para la lucha antidrogas, gran pretexto del Departamento de Defensa norteamericano para influir políticamente en sus pares de la región.

Informes de la prensa estadounidense señalan que el Pentágono incrementó en los últimos años la presencia en la región de las Fuerzas de Operaciones Especiales (FOE), en misiones de entrenamiento y obtención de inteligencia, subversión y sabotaje, bajo el pretexto de la lucha antidrogas.

Las FOE son unidades élites como los grupos Seals de la Armada, los Rangers y Boinas Verdes del Ejército, así como otras agrupaciones de la Fuerza Aérea y la Infantería de Marina.

Una investigación sobre la política de seguridad de Washington en el hemisferio, realizada por el Grupo de Trabajo para Asuntos Latinoamericanos, el Centro para Políticas Internacionales y la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos, revela algunos detalles al respecto.

De acuerdo con ese reporte, este incremento permite a dichas unidades élites estar listas para intervenir en asuntos internos de las naciones del área.

Todas estas actividades, en ocasiones clandestinas, parecen indicar que, desafortunadamente, Washington no está tan desconectado de la región como aparenta, ni carece de los recursos para intervenir de forma abierta o solapada en cualquier país del área donde lo estime necesario.

*Periodista de la redacción Norteamérica de Prensa Latina.

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